Un nuevo recorrido «con mucha más alma» para la Cañilla del Realejo
Una decisión que no solo responde a una necesidad logística, sino que es, sobre todo, una declaración de amor a sus raíces
Álvaro de la Torre Araus
Granada
Miércoles, 9 de abril 2025, 00:55
Hay barrios que no necesitan presentación, porque se explican solos, paso a paso, calle a calle. El Realejo es uno de ellos. Y este Martes Santo, su corazón volverá a latir más fuerte que nunca con el cortejo de la hermandad del Señor de la Humildad y Soledad de Nuestra Señora, que ha trazado un nuevo recorrido que no solo responde a una necesidad logística, sino que es, sobre todo, una declaración de amor a sus raíces.
Los nuevos horarios e itinerarios para esta Semana Santa de 2025 han traído momentos singulares, inéditos, y entre los cambios más significativos se encuentra el de esta corporación, que afronta con ilusión —y no sin esfuerzo— una transformación que llevará a sus Titulares por enclaves poco transitados, pero profundamente ligados al alma del barrio. Saldrá a las 18:30 horas desde su templo, con llegada a Carrera Oficial a las 20:40 horas y entrada en la Catedral a las 23:00 horas. El regreso al templo culminará pasada la una de la madrugada.
«Son solo diez metros más que el recorrido anterior, pero tiene mucha más alma«, confiesa Álvaro González Vílchez, Diputado Mayor de Gobierno, mientras camina por la Cuesta del «Pescao» en una tarde llena de luz y primavera. A su lado, Pablo González Sánchez, vocal de Protocolo y comisario del Centenario Fundacional, saluda a vecinos, responde preguntas y recibe gestos de cariño. Hay expectación, sí, pero sobre todo emoción. Y no es para menos. Porque llevar al Señor de la Cañilla por calles como Solares, Cuarto Real de Santo Domingo o por esas placetas que se abren entre la estrechura de la historia, no es cualquier cosa. -»Todo han sido facilidades tanto por parte del Ayuntamiento como de los vecinos. Muchos de los cuales no habían tenido nunca tan cerca una cofradía en la zona más íntima del Realejo, donde aún todos se conocen« nos comenta Pablo. Desde los balcones ya se respira incienso y se puden adivinar lágrimas contenidas, sobre todo, en los rostos de los más mayores
La decisión de la Junta de Gobierno no fue fácil. Cambiar siempre implica asumir riesgos. Pero también abrir la puerta al alma. «Era una oportunidad para regresar a nuestra esencia, y el barrio la ha hecho suya desde el primer momento», dice Álvaro. Y así es como en el paseo con estos dos cofrades somos testigos de como en un horno de pan comentan entre harinas que este año el Señor pasará por su puerta. Las vecinas, incluso, preparan colgaduras y faroles. Las conversaciones entre niños en la plaza de Santo Domingo suenan a esos nervios cofrades tan palpables estos días en todo. Granada vuelve a ser más ella cada Semana Santa
La historia de esta hermandad se remonta a 1925, cuando fue fundada en el seno del templo dominico, devolviendo así la presencia penitencial a un espacio que ya lo había sido siglos atrás con la antigua hermandad del Santo Crucifijo de la Sangre. Aquella primera salida fue un 31 de marzo, Miércoles Santo. Y con ella, se inauguró una presencia que acabaría siendo doble: el Señor de la Humildad saldría el miércoles, y la Soledad de Nuestra Señora recorrería las calles el Viernes Santo para rezar las cinco llagas ante el Cristo de los Favores, en el Campo del Príncipe.
Hoy, casi cien años después, la Hermandad se prepara para celebrar su Centenario con la misma pasión que animó a aquellos primeros hermanos. Con más camino recorrido, sí, pero con la misma devoción sencilla que siempre los ha caracterizado. «El barrio nos devuelve lo que somos: una hermandad de puertas abiertas, de momentos que son también encuentros, de penitencia que es oración compartida», reflexiona Álvaro.
Este Martes Santo, Granada vivirá una estampa nueva que se sentirá antigua, como si siempre hubiera estado ahí. Porque el Realejo no es solo un barrio, es un modo de ser. Con sus cuestas, sus historias, su gente buena. Y la cofradía del Señor de la Humildad no ha hecho otra cosa que volver al lugar donde todo comenzó. Con más luz, con más silencio, con más fe.Y cuando, pasada la medianoche, su Cruz de Guía enfile de nuevo el camino al templo, habremos entendido que la belleza no solo está en el paso o en la imagen, sino en el trayecto que nos lleva a casa. Que esta Semana Santa no será sólo diferente, sino más del Realejo que nunca.
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