El mítico fotógrafo de la escalera, el 'Superman' de Granada en Semana Santa
Con 40 años de experiencia a sus espaldas, Fernando López se encarga de captar los mejores momentos de absolutamente todas las hermandades granadinas. Una misión para la que parece volar por toda la capital con su llamativa escalerilla bajo el brazo
Fernando López (Granada, 1959) no para quieto. Recorre a la carrera el Paseo de los Tristes, se detiene, monta el trípode, fija su cámara, dispara a discreción, recoge el equipo y se va por donde ha venido. Así una y otra vez por toda Granada durante las siete jornadas que dura la Semana Santa. Tiene la misión de captar a las 32 hermandades de la capital. Una labor que requiere velocidad y precisión a partes iguales, y con la que parece transformarse en 'Superman'. En lugar de capa, el fotógrafo porta escalera.
No hay cofrade que no distinga a Fernando en mitad de una estación de penitencia. Fernandillo, para los amigos, no falta a ninguna procesión. Situado siempre delante del paso, recoge aquellos detalles que se le escapan al espectador en vivo y en directo. Un trabajo que le exige una gran concentración antes de apretar el botón, así como una preparación previa que le obliga a estudiarse los 32 itinerarios al dedillo. «También los estrenos de cada cofradía, los detalles que las hacen especiales cada año... Salgo de casa y me tiro muchas horas en la calle. Para llegar a tiempo necesito tenerlo todo bien atado en la cabeza», cuenta a IDEAL.
Fernandillo lleva 40 años haciendo fotografías en Granada. También de género cofrade. Tanto imágenes de paisaje y entorno que muestran el bullicio en las calles, como detalles de cerca en los pasos. Una dedicación que lo ha erigido como uno de los fijos de la Semana Santa granadina. Siempre con la ayuda de su habitual escalerilla. «Apenas llego al metro y 60 centímetros de estatura, por lo que al principio se me colaban muchas cabezas. En Sevilla vi que algunos fotógrafos usaban una escalera para ganar altura. Me pareció buena idea y lo copié cuando en Granada no se estilaba. Al poco tiempo vi a varios compañeros con otra», rememora entre risas.
Su técnica pionera le dio la razón a lo largo de su carrera. Sus fotografías han protagonizado el cartel oficial de la Semana Santa de la capital hasta en seis ocasiones, además de lograr diversos premios en otros certámenes cofrades. Un éxito a veces incomprendido entre los propios granadinos. «Entiendo que molestamos al público que lleva horas y horas esperando las imágenes en la calle. A veces me han dicho de todo por poner la escalerilla delante, pero es mi trabajo y tengo que hacerlo», se justifica. La mayor parte de su reconocimiento lo ha recibido por parte de sus colegas de profesión.
«Me preguntan asombrados cómo puedo estar en la salida de la Borriquilla en calle Elvira y, al rato, frente a las puertas del Sagrario para captar al Despojado. Hacer fotos en Semana Santa supone mucho estrés. Voy a toda velocidad para no perderme nada. Parezco 'Superman'», expone. Su dedicación le acabó contagiando la pasión hasta tal punto de convertirse en hermano de la Humildad. Durante un tiempo dejó de hacer fotografías el Martes Santo a causa de su salida dentro de la procesión, pero la cabra tira al monte.
Borriquilla y Chías
El experimentado fotógrafo conserva en su memoria las primeras referencias que tuvo de la Semana Santa. Tan solo era un niño cuando en los años 60 jugaba con su hermano y sus primos en el antiguo cine Gran Vía. Aprovechaba para comer chucherías y ver todas las películas posibles mientras su padre trabajaba en la sala. El Domingo de Ramos miraba al cielo y se quedaba obnubilado al divisar la entrada de Jesús en Jerusalén de la Borriquilla. Lo mismo le ocurría el Viernes Santo con la procesión de las Chías. Imágenes que lo marcaron con una mezcla de olor a incienso y rosetas.
«No era cofrade, pero me llamaban mucho la atención los pasos. Eran procesiones muy diferentes a las actuales. El cortejo era menor y también había mucho menos público en las calles. Tenían un aire especial, el de aquellos tiempos. Sin punto de comparación con la Semana Santa de ahora», remarca Fernandillo, que continúa disfrutando de las procesiones 60 años después y a través del objetivo de su cámara. La salida de su Señor de la Humildad desde Santo Domingo, las lágrimas de una mantilla emocionada o los jaleos al Cristo de los Gitanos en su retorno al Sacromonte. Escenas inolvidables de las que el fotógrafo es testigo año sí, año también.
«No pienso jubilarme. Este oficio es así. Te obliga a seguir hasta que el cuerpo aguante. Si lo dejas, es entonces cuando arranca la cuesta abajo y sin frenos. Seguiré a mi ritmo», sentencia desde lo alto de su escalera mientras un grupo de turistas se cuela en su plano. Unas cabezas que jamás estropearán el encuadre del 'Superman' de la Semana Santa granadina.
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