El lugar donde se encuentran todas las marchas granadinas
La música cofrade ha evolucionado en los últimos años hacia un estilo musical de carácter popular. Granada cuenta con un rico patrimonio musical cofrade, en ocasiones muy desconocido.
Álvaro de la Torre Araus
Granada
Lunes, 4 de agosto 2025, 13:44
Las marchas que suelen acompañar a pasos, tronos e imágenes religiosas durante la Semana Santa, cuaresma y en las procesiones de Gloria han evolucionado en los últimos años hacia un estilo musical de carácter popular. Esta transformación ha dado lugar a una fusión con la música urbana y pop, llevando consigo una nueva vida y relevancia que trasciende los momentos solemnes para los cuales originalmente fueron compuestas. Granada cuenta con un rico patrimonio musical cofrade, en ocasiones muy desconocido.
Desde sus orígenes en las celebraciones del Corpus la música ha ocupado un lugar preeminente en la cultura religiosa granadina. Las procesión estaba animada por grupos instrumentales como los pífanos y chirimías, que impregnaban el ambiente de alegría y solemnidad a la vez. Con cada paso que daban los fieles, las melodías se entrelazaban con el fervor de los devotos, creando un mosaico sonoro.
El paso al siglo XIX marcó un momento crucial en la evolución de la música procesional. Las bandas militares comenzaron a tomar forma, inspiradas en la elegancia de la Banda de la Guardia Real francesa. Este periodo dio lugar a conceptos musicales que perduran hasta hoy: las marchas fúnebres, marcadas a sesenta pasos por minuto, y las animadas marchas ligeras a ciento veinte. Compositores de renombre como Paisiello y Hummel dieron vida a composiciones prenapoleónicas que sentaron las bases de un legado sonoro inquebrantable.
Un hito significativo en este camino fue el primer Concurso General para Músicas Militares en 1818, celebrado en Madrid. La Banda de la Guardia Real brilló en este encuentro, exhibiendo su innovadora plantilla de instrumentos y consagrándose como pionera en la música militar. En este contexto, Ángel Inzenga presentó la primera marcha fúnebre conocida, mientras que Antonio Fernández de Córdoba dejó una huella imborrable al componer piezas que resonaron en los funerales de la reina María Isabel de Braganza.
Con la reorganización del ejército en 1828, Granada vio florecer estas bandas, que comenzaron a acompañar cortejos fúnebres y procesiones. Las marchas, elaboradas por directores de bandas militares, incluían fragmentos de óperas célebres de maestros como Rossini y Bellini, así como adaptaciones de música eclesiástica que evocaban la intensa espiritualidad del momento. Las sonoridades melancólicas llenaban el aire, aportando un toque emotivo y reverente a los actos religiosos.
Así, los Batallones de Cazadores, la Milicia Nacional y otros regimientos transformaron a Granada en un escenario musical donde la tradición se entrelazaba con la historia. Este periodo podría considerarse el nacimiento de las marchas procesionales granadinas, una forma artística que, a través de los años, ha sabido captar la esencia del pueblo y su devoción.
Claudio Lerín y Antonio de la Cruz
En el año 1871, Claudio Lerín, quien estaba al frente en ese entonces de la Banda de Música del Hospicio Provincial de Beneficiencia, se presenta a la exposición 'Agricultura, Industria y Bellas Artes' organizada anualmente con motivo de la festividad del Corpus Christi, y lo hace con una composición dedicada al Santísimo Sacramento, obteniendo el primer premio. Sin embargo, las partituras de esta marcha aún están desaparecidas y hasta el momento no podemos reconstruir esta composición, aunque se cree que estaban instrumentadas para a plantilla de banda de música de la época.
Posteriormente, Antonio de la Cruz, compositor granadino que destacó sobre todo en la música de salón, comienza su aventura en el mundo de la marcha dedicando las conocidas marchas fúnebres a celebridades de la época que fallecían. Una de ellas, es la Marcha Fúnebre 'A la memoria del Marqués de Duero', compuesta en torno a 1875. Fue originalmente escrita a piano, como prácticamente el resto de su obra y de sus marchas, y, formaciones como la Aso. Musical 'San Isidro' de Armilla, con la adaptación de su director J. Melchor Perelló, la han recuperado en su trabajo discográfico 'Lágrimas' (2020). Pero lo relevante de este compositor es que compone dos marchas procesionales a piano dedicadas expresamente a la Semana Santa de Granada de entonces: 'Viernes Santo' (1880), posiblemente dedicada a la Cofradía del Santo Entierro, 'A la Santísima Virgen María bajo su advocación de Nuestra Señora de las Angustias' (1884), dedicada a la patrona de la ciudad, que en aquellos tiempos procesionaba durante la Semana Santa. Y, también es reseñable su marcha 'Al Santísimo Corpus Christi' (1881), inspirada en la procesión del Corpus Christi, y que recientemente la Banda Sinfónica Municipal 'Ciudad de Atarfe' ha recuperado con una adaptación a banda de música de Antonio Moreno Pozo.
El Centro de Estudios Cofrades
Hoy en día, esas marchas, que alguna vez fueron parte integral de rituales sagrados, están encontrando su lugar en el amplio espectro de la música contemporánea. La popularización de este estilo no solo refleja un cambio en la percepción social de las tradiciones, sino que también nos recuerda que la música tiene el poder de unir generaciones, perpetuando legados culturales en un mundo en constante transformación. La sinfonía de memorias que todavía resuena en las calles de Granada es una celebración viva de su rica historia musical, un testimonio de cómo la tradición puede renovarse y adaptarse sin perder su esencia.
El Centro de Estudios Cofrades, una iniciativa de la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa es un lugar de encuentro y reflexión sobre la rica herencia cultural y patrimonial de la Semana Santa granadina. Desde su creación, ha atraído a un sinfín de cofrades, investigadores y amantes de la tradición, creando un espacio vibrante donde el estudio y la celebración de la Semana Santa florecen en perfecta armonía.
Bajo la dirección de la histórica cofrade María José García Escobar, el centro ha dado vida a un Área de Patrimonio Musical que se ha convertido en el mayor repositorio de música granadina cofrade. Este esfuerzo incansable que comenzó en 2018, liderado por Jorge Heredia y Félix Benito, no solo ha reunido un vasto acervo musical, sino que también ha contado con la colaboración entusiasta de hermandades, bandas y cofrades como Félix Jiménez, Álvaro Ramos y Diego Parra. Cada año, el compendio se actualiza, enriqueciendo así la herencia musical que define la Semana Santa granadina. A través de esta labor conjunta, muchas hermandades y granadinos han descubierto y reivindicado su patrimonio musical, un legado sonoro que resuena con la pasión y el fervor de generaciones. Por otro lado, el compositor granadino Miguel Sánchez Ruzafa ha iniciado acciones para sensibilizar a las hermandades y cofradías sobre el uso en sus crucetas procesionales de marchas granadinas.
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