Las lágrimas fantásticas de la Fuente del Avellano
Lugares con encanto ·
Al igual que la Alhambra y el Generalife, el Sacromonte esconde diversas leyendas que giran en torno a los manantiales de la zonaÁngel Mengíbar
Jueves, 17 de marzo 2022, 00:18
A los pies de la Abadía, el agua brota de la tierra para espantar a los malos espíritus. Testigo de la palabra de las mentes más brillantes, la labor de los aguadores o el nacimiento de las más mágicas leyendas, la Fuente del Avellano es una de las múltiples razones para dejarse llevar por el el atractivo del Sacromonte.
Situado en el Valle de Valparaíso, la Fuente del Avellano se sitúa en una empedrada plaza a la que se accede tras atravesar un sendero enmarcado en plena naturaleza. Entre olmos, sauces y zarzamoras, y a lo largo de la ribera del Darro, numerosos intelectuales de la Granada de hace dos siglos se reunían cada tarde a petición del escritor Ángel Ganivet en la conocida como Cofradía del Avellano para divagar sobre la Granada de la época. Así lo verifica la placa de Fajalauza que corona el pilar.
Por el camino hasta el manantial, se pueden leer los versos de San Juan de la Cruz, Luis García Montero o Rafael Alberti, que se integran en el paisaje a modo de ruta poética y mística, algunos de ellos inspirados por los cuentos de tiempos pasados. Por ejemplo, la historia nazarí. Las aguas puras y curativas de la Fuente del Avellano se deberían a las lágrimas de Aixa, la penúltima sultana de Granada y madre de Boabdil el Chico, cuando fue abandonada por su esposo Muley Hacén a raíz de su enamoramiento con la cristiana Zoraida.
Cuenta la leyenda que su tristeza llenó de amargor el agua que brotaba casi a cuentagotas de la Acequia Real, por lo que muchos granadinos la bautizaron como la Fuente de las Lágrimas. La razón científica de tan especial sabor reside en la presencia de minerales carbonatos y ferruginosos en la montaña, que todavía se puede paladear en la Fuente Agrilla, otro manantial de la zona al que se puede acceder siguiendo el sendero. El agua de la Fuente del Avellano ya no procede de la Alhambra tras el encauzamiento de dicha acequia, por lo que ha perdido el amargor tradicional.
Sin embargo, el enclave sigue mereciendo la pena, pues continúa recibiendo senderistas y aficionados a la naturaleza dispuestos a adentrarse en el corazón de la Granada nazarí y sus leyendas al son de los poetas en la ribera del río Darro.
Cómo llegar
Hasta la Fuente del Avellano se puede llegar desde el Centro de la capital a pie. Desde el Paseo de los Tristes, el visitante debe cruzar el Darro por el puente del Aljibillo. A mano izquierda, surge el Camino del Avellano que lleva hasta el manantial tras un agradable paseo rodeado de vegetación.
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