Universidad de Granada
Así se prepara el exitoso menú de 3,5 euros los comedores de la UGREl servicio, único en España regentado por la propia Universidad, sirve cada día más de 2.000 menús entre Cartuja, PTS, Fuentenueva y Aynadamar
Los platos se quedan limpios, la mejor de la señales en una mesa. Youssef Bouasria, estudiante de Ingeniería Civil en la Escuela de Caminos de la Universidad de Granada (UGR), apura con esmero su menú, que ese es pastel de espinacas, piñones y mozzarella; ternera a la cazadora acompañada de pimientos fritos; y una manzana, entre otras elecciones. «Aquí se come muy bien. Es una comida equilibrada y sana. Está buena. A buen precio (3,5 euros). Hay calidad y cantidad (se puede repetir). Es mejor que bastante de la comida de restaurantes en los que se paga más de treinta euros», comenta el joven junto a su amigo, David Huertas, que estudia la misma titulación. Están sentados en el comedor universitario de Fuentenueva. Son asiduos y lo tienen claro: «La mejor oferta de la UGR».
Los comedores de la institución universitaria granadina, que se hacen virales cada cierto tiempo y reciben cientos de halagos en redes sociales cuando lo abundante en estas plataformas es la crítica, dan de comer cada día a centenares de estudiantes. También se sientan a sus mesas los trabajadores de la Universidad. El viernes antes de las dos –están abiertos de una a tres y media– hay una cola constante. Nadie se queja porque va rápido el servicio. Entre los comensales hay veteranos, como David y Youssef, y para quienes es su primer día. Es el caso de Elisa Fernández. Estudia primero de Matemáticas. Es de Cantabria y está en una residencia, que incluye la comida, pero este día se tiene que quedar en la Universidad más tiempo por un examen. «Por tres euros y medio está muy bien. La comida está rica y no se encuentra esta calidad y precio en ningún otro sitio», cuenta al tiempo que afirma que repetirá. Le pone un nueve al menú.
Los más económicos
El servicio de comedores es el único de estas características en las universidades españolas, que es regentado por la propia institución. Youssef confiesa que él, cuando llegó de Cabra (Córdoba), no sabía cocinar. Probó en el piso, que comparte. Hizo cuentas y lo más económico era comer en la UGR en Fuentenueva. «Por setenta euros tengo veinte comidas», explica. Su madre está muy contenta de que almuerce en la UGR. Y añade: «En julio, que estuve quince días, me gasté doscientos euros en comida, entre hacerla y lo que salí fuera a comer». Si él comprara el plato de ternera y patatas que está comiendo, le costaría más y además tendría que repetir comida dos o tres veces por semana.
Su comida favorita es el plato alpujarreño. David, su compañero, sin embargo, no le hace ascos a nada. Los potajes y lentejas, que a algunos no les gusta, a él sí. Es de Albolote, pero como tiene clases por la mañana y tarde, se queda en los comedores. El metro sin descuento, si tuviera que hacer cuatro viajes casi le costaría más que el menú. David califica con un diez los comedores universitarios.
Margarita Conde, que estudia segundo de Matemáticas, es práctica. «Si como en los comedores, me ahorro fregar», cuenta. Almorzar en Fuentenueva le permite hacer unas cenas más ligeras. Por supuesto, le permite llevar una alimentación más sana y variada. Esa no es la única ventaja, dice que se ahorra en comida 1,60 euros al día comiendo en este servicio.
«Mejor que en un bar»
Alba Díaz, que vive con su madre, es usuaria asidua de la cocina de la UGR. Está todo el día en la Universidad, de nueve de la mañana a ocho de la noche, por lo que come en el campus. «La comida está buenísima», sin ambages. «El precio es increíble», valora para dejar claro que: «Se come mejor que en un bar». Le da un ocho y medio a este servicio. Margarita lo puntúa con un nueve.
Pueden repetir por el mismo precio y eso les gusta a todos. La cocina de la UGR es mucho más valorada que la de las cafeterías de facultades y escuelas. Las valoraciones en este servicio son excelentes. Los estudiantes consultados para este reportaje no escatiman en buenas palabras. Ya quisieran algunos chefs de alto postín tener estas críticas. Los universitarios hacen estos comentarios sentados en sus sillas (con un diseño de hace décadas) y mesas para varios comensales sin mantel ni decoraciones. Lo sencillo gana por goleada en este comedor.
La Universidad cuenta con comedor, cada uno con su cocina, en Fuentenueva –el visitado para este reportaje y el más antiguo y señero–, el del PTS, campus de Aynadamar –en la Escuela de Informática–, Cartuja –en la residencia Carlos V– y además sirven en el colegio mayor Isabel la Católica y en la Facultad del Deporte. De media sirven en todos estos comedores más de 2.000 comidas diarias. Para llevar, el otro servicio que tienen, despachan una media de 600 menús cada jornada.
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