El lince ibérico sigue su expansión por la provincia de Jaén y se deja ver de cerca en olivares
Los expertos desmienten los mitos sobre este felino: ni es selectivo con el hábitat ni representa una amenaza para el ganado
El lince ibérico continúa expandiéndose por la provincia de Jaén, dejándose ver en los últimos tiempos en lugares donde hacía muchos años que no dejaba ... huella. Es el caso de algunos olivares de Bailén, donde los vecinos incluso han grabado vídeos en los que puede apreciarse al animal cerca de humanos, sin temor a estos.
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La provincia continúa siendo la punta de lanza de la reintroducción del animal y clave para su supervivencia, según confirman los datos oficiales, que recogen que en las dos principales zonas donde se mueven en suelo andaluz incluyen territorio jienense.
Vídeo: Luis Manuel de la Torre
El área de Andújar-Cardeña (Córdoba)-Marmolejo-Montoro (Córdoba) sigue siendo la que alberga un mayor número de ejemplares en Andalucía con más de 200 linces censados. Mientras que el número de hembras reproductoras se mantiene estable con un leve incremento de dos individuos (54 en total), el número de cachorros ha disminuido hasta 66 ejemplares.
El Valle de Guarrizas, en la provincia jienense incluyendo varios términos municipales como el de Úbeda o Vilches, es el segundo área con mayor población. En total 151 individuos de los cuales 30 son hembras reproductoras y 55 cachorros.
Se considera que las subpoblaciones de Andújar-Cardeña, Guarrizas, Guadalmellato cordobés y Campo de Montiel (esta última área dentro de Castilla la Mancha) funcionan ya como una metapoblación (Sierra Morena Oriental) dado que se ha constatado que hay intercambio genético fluido entre ellas.
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La población del lince ibérico en Andalucía supera los 520 ejemplares, un dato que consolida a la comunidad como referente en la conservación de esta especie emblemática. Así se recoge en el último censo elaborado por personal de la Junta adscrita al Plan de Recuperación del Lince Ibérico y miembros de la Fundación CBD-Hábitat.
En 2002 la población de linces en la región apenas llegaba a 94 individuos concentrados en las zonas de Andújar-Cardeña y Doñana-Aljarafe.
Esfuerzo de décadas
Recuperar la población del lince ibérico es un esfuerzo que lleva años ocupando a organizaciones, ecologistas y administraciones. La acción del hombre fue arrinconando a este felino y ha costado mucho volver a contar con más de un millar de ejemplares (1.365 según el censo de Life Lynx Connect), de los que medio millar (520) residen en territorio andaluz, con predominancia de la provincia de Jaén. Estas cifras hacen que hoy se esté más cerca de pasar de especie en situación crítica a especie vulnerable.
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Andújar-Cardeña y Doñana-Aljarafe eran las poblaciones remanentes en 2002, las que sobrevivieron a la extinción, con menos de un centenar de ejemplares. A partir de ahí, se ha ido regenerando con el control de la repoblación hasta contar con áreas registradas en las que viven linces ibéricos en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, además de Portugal. Ha conquistado nuevos territorios, dejándose ver de cerca en olivares de Bailén y desde diciembre en la vecina Granada, de donde desapareció hace 40 años, tras liberarse cinco linces.
Aunque se le considera especie autóctona de la Península Ibérica, hay restos documentados que demuestran su presencia en el sur de Francia (hace 600.000 años) e incluso en Italia (40.000 años). Su rabo corto, orejas con un mechón de pelos largos en su punta (conocidos como pinceles) y barbas son características que los identifican y distinguen.
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La reintroducción de esta especie no es algo sencillo. Aunque siempre se ha asociado al lince con un entorno muy determinado, zona de matorrales, bosques aclarados y hábitats similares del dominio mediterráneo de la península ibérica, el biólogo y zoólogo José María Gil aclara que esto no es así.
Prevenir los atropellos
Los estudios que se habían realizado cuando el lince estaba en claro peligro de extinción apuntaban estas necesidades, pero los trabajos de reintroducción y los estudios de seguimiento posteriores aclaran que este animal necesita dos cosas básicas: «Que el hombre los respete y muchos conejos». De esta forma se demuestra que son animales adaptativos y pueden ser vistos igualmente en zona de matorral o en olivares. Por eso, apunta Gil, «el mundo cinegético (la caza) tiene mucho protagonismo».
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Porque las causas principales de muerte del lince en España son la caza y los atropellos. Para el primer problema es necesaria la «educación ambiental». Concienciar de la importancia de respetar a los animales. El también investigador apunta que, de hecho, los linces controlan al resto de depredadores en las zonas en las que habitan, sin la presencia de una amenaza mayor como el lobo, con lo cual evitan que puedan atacar al ganado.
Más complicado es controlar los atropellos. Sierra Morena y Doñana han experimentado trabajos de prevención durante años, como el vallado de sus zonas de acción para evitar que crucen las carreteras o vías del tren, pero siguen produciéndose regularmente.
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