Un vestuario sano
Unión ·
La implicación del núcleo duro de la plantilla del Granada quedó contrastada tras la derrota frente a la Real y tuvo su eco en la victoria ante el SevillaRafael Lamelas
GRANADA
Martes, 5 de octubre 2021, 00:10
1. Para entender parte de lo ocurrido en el Granada hasta lograr su primera victoria del curso hay que remontarse a las horas posteriores a la derrota con la Real Sociedad. Robert Moreno apenas durmió tras la velada en la que los donostiarras le dieron la vuelta al partido en Los Cármenes. Harto de dar vueltas en la cama, se fue temprano a la Ciudad Deportiva, a eso de las 6.30, para revisar de nuevo el vídeo de un partido en el que su equipo se puso por delante, encajó dos goles después, llegó a establecer el 2-2 y acabó perdiendo con un tanto postrero. La afición, cabreada, cantó que se fuera en los minutos finales. Esto le marcó; no esperaba una reacción así tan pronto. Se quedó muy afectado. Tras revisar aquellas imágenes tenía entrenamiento. Temprano, como suele, llegó Víctor Díaz.
2. El capitán del equipo estaba inédito desde aquel trágico encuentro en Vallecas. Ese 4-0 que tanto daño hizo al conjunto. El sevillano pidió tomar un café con él al día siguiente. Durante ese desayuno, le trasladó su punto de vista respecto a lo que estaba pasando, sustentado en su conocimiento del vestuario. Incidió en la unión interna y en que contaba con el respaldo de todos por el enorme grado de identificación de la mayoría con el club. Lo corroboran los años de servicio y el hecho de que muchos de ellos se han comprado casas en el entorno de la ciudad, en las que varios plantean quedarse cuando acaben su carreras.
3. El gesto, viniendo de un peso pesado que encima no estaba jugando, gustó al técnico y le llenó de confianza. A pesar de las impresiones que ha causado en ciertas ruedas de prensa, Moreno es una persona dialogante, que sabe escuchar, y sumamente entregado a su profesión, a la que dedica jornadas interminables.
4. Tras ello, llegó esa comparecencia con mensajes más prudentes previa al encuentro en Vigo, más empático con el sentir de la afición, ante la que reconoció que estaba «triste» por no hacerla más feliz.
5. El de Balaídos fue un encuentro feo, pero sí dejó la sensación de que el equipo volvía a juntarse con vigor frente a su portería, como ya hizo en el Camp Nou. Principios de seguridad afeados por el gol de Denis Suárez, pero que prosiguieron con el Sevilla. La base para alzar el primer triunfo. Con Víctor Díaz de sorprendente titular, como central, como en el final del duelo en tierras gallegas. Rayó a gran altura.
6. El capitán es uno de esos jornaleros del fútbol sobre los cuáles se sostuvo el liderazgo del llamado EuroGranada. Arrancó la campaña con poco protagonismo, pero sigue teniendo un enorme ascendiente sobre sus compañeros. Este domingo no se complicó la vida en el núcleo de la zaga cuando tuvo el balón y fue expeditivo cuando tuvo que interceptar las llegadas del Sevilla. A mitad de la segunda mitad, tuvo la honradez de comunicarle a Moreno que no podía más. Germán saltó por él, pero Víctor siguió ejerciendo su autoridad moral desde el banquillo. No le faltaron gritos de ánimo. Saltó de inmediato al césped cuando Alberola Rojas pitó el final. Se fundió en un abrazo con Milla, otro implicado hasta el tuétano. Luego organizó la piña en el centro del campo con los demás. Una arenga a la que sucedió el saludo al respetable.
7. Por desgracia para este Granada, el equipo soporta una dura comparación con su pasado más reciente y presenta sospechosos paralelismos con aquel de la temporada 2016-2017 que dio con sus huesos en Segunda. Entonces se ejerció una revolución en todos los niveles y el arranque fue tenebroso. Por ahora coincide que la primera victoria haya llegado frente al Sevilla. Pero hay factores determinantes que difieren de aquel curso horroroso. Robert Moreno ya va a durar más que el efímero Paco Jémez, cuyas cuestionables decisiones en la planificación y sus continuos incendios ante los medios no le hicieron ningún bien. El catalán sí se ha moderado y ha tenido cintura para experimentar con variantes, sin renunciar al deseo de que su conjunto presione y busque fases en las que se apodere del balón. Sin embargo, el principal matiz que rompe con aquella etapa es el propio ambiente interno. Un ecosistema optimista que propician los veteranos.
8. Esta misma semana, el grupo celebró una barbacoa que terminó de conjurar a los jugadores. En el acto se anunció el ascenso oficial a la capitanía de Quini y Jorge Molina. No son unos cualesquiera. Merecen representar a sus compañeros, como el propio Díaz, Germán y Montoro, supervivientes del ascenso a Primera. Quini se ha ganado a pulso la titularidad tras la confianza inicial que mostró Moreno por Arias, quien necesita tiempo. El lateral cordobés no es espectacular en ataque, pero protege su parcela con arrojo y muestra valentía en las disputas. A su lado, como centrales, tanto Víctor Díaz como Abram firmaron un encuentro fabuloso, al igual que Neva, lo cual ya no es ninguna sorpresa. Molina se quedó sin actuar; esta vez no pareció necesario.
9. En la fase ofensiva, el Granada es aún débil. Un tiro, un gol; máxima efectividad. Los síntomas de mejora se agarran a ese espíritu combativo, que refina el comportamiento defensivo. Para lo demás, está un portero como Maximiano, espectacular. Pero en la vanguardia, los rojiblancos siguen necesitando mejorar. Es importante que un talento como Rochina asuma responsabilidades, útil en la construcción y mortífero con su disparo. Soro trabajó en la izquierda, pero necesita atreverse más con la pelota. Puertas acompañó en la segunda mitad con mejores decisiones. Suárez sigue con esa ansiedad que solo solventarán los goles, pero con sus intentonas contribuye a los avances. Aún tiene que dar más, como sucede con Machís, que lleva dos partidos sin minutos. Su fútbol eléctrico se añora.
10. A este Granada se le reconoce por la lucha, y no faltó frente al Sevilla. El cuerpo técnico ha abrazado estos fundamentos cuyos garantes son los miembros de la vieja guardia. Todos necesitan mejorar en lo físico y hay errores por pulir, como la deficiente atención en las jugadas a balón parado. Viene una quincena para ello sin enfrentamientos antes de abrir un tramo del calendario ante rivales del mismo pelaje. Será entonces cuando se pueda comprobar si hay paso adelante. Robert Moreno está más tranquilo y le da confianza dirigir al mejor vestuario que ha conocido en su vida, en sus propias palabras. Tipos generosos como Víctor lo hacen fuerte.
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