De la traición a Sandoval en estado puro
El técnico del Granada decepcionó en su debut en Cádiz, pero se resarció con un mejor juego con el Valencia y el triunfo claro con el Alavés
José Ramón Sandoval lamentó traicionarse en su 'redebut' con el Granada en Cádiz. No lo oculta. No fue él mismo. Estaba preocupado por la debilidad del equipo al llegar y lo protegió de más con tres centrales y un bloque bajo. Tenía muy tocados a Boyé y Uzuni, quien ni siquiera pudo actuar, y se la jugó a contraatacar en el Nuevo Mirandilla, con mal resultado. Sin embargo, el técnico de Humanes se resarció contra el Valencia con un juego mejor, más decidido sobre todo en la primera parte, a pesar de la derrota, que llegó tras el descanso en un error obviable a la salida de un córner. Una vez más, encajar primero noqueó al grupo. Sandoval le dio continuidad al grueso de la alineación frente al Alavés y todo salió a pedir de boca. Marcar muy pronto contribuyó, pero en general fue un Granada ordenado y convincente, sin inventos ni cosas extrañas.
Una de las claves del nuevo Granada es su solidez defensiva. Concede poco y solo ha recibido dos goles en tres partidos. La última puerta a cero databa del último triunfo de los rojiblancos, ante el Cádiz en Los Cármenes. Sandoval ha consolidado una zaga en la que Bruno Méndez ha pasado a ser el lateral derecho en detrimento de Ricard Sánchez, con Miguel Rubio como indiscutible al lado de Ignasi Miquel. El capitán Neva, fijo en el lateral zurdo.
Bruno tenía fama de polivalente y lo está corroborando. En uno de los lados de la retaguardia, se proyecta con moderación, pero es implacable a la hora de cerrar la banda. Anuló al mejor futbolista del Alavés, Luis Rioja, con un derroche de energía y un grado altísimo de atención. En su hueco como central se ha asentado Rubio, que le hizo un marcaje constante a Samu Omorodion, parecido al de Rüdiger a Haaland en el partido Madrid - Manchester City. Con la pelota le cuesta la construcción de jugadas, pero en los menesteres propios de la parte trasera está mostrando su mejor versión.
En el centro del campo, se afianza el dúo formado por Gerard Gumbau y Sergio Ruiz. Tras formar con Hongla y Gonzalo Villar como titulares en Cádiz, Sandoval rectificó con el Valencia, ya con el actual 4-4-2, y confirmó con el Alavés que la pareja formada por el catalán y el cántabro le agrada por su complementariedad. Gumbau es más posicional y sabe usar sus desplazamientos. Ruiz es capaz de arrancar entre rivales y superar líneas, ambos con intensidad en los quites. Si no hay lesiones o sanciones, difícilmente saldrán del 'once'.
La banda izquierda es una de las pocas posiciones sin dueño, aunque Józwiak hizo un partido muy decente. Se fajó cuando fue necesario y buscó asociarse. Aún le falta adquirir el ritmo europeo. Llegó de parado procedente de la MLS y le ha llevado varias semanas alcanzar una forma a la altura de la competición. Dejó destellos de que puede ser muy útil a futuro.
Boyé rompió su sequía, que venía de septiembre, y no fue casual. Sandoval se ha obsesionado en que se aproxime más al área y de este reposicionamiento vino el penalti favorable. Después, se desquitó en el remate a centro de Sergio Ruiz que premió su esfuerzo encomiable, sabiéndose que se infiltra para los partidos por arrastrar molestias. Ejemplo de implicación.
En este proceso rehabilitador, Sandoval no deja a nadie fuera. Gonzalo Villar, José Callejón, Martin Hongla y Matías Arezo tuvieron un rato para enchufarse. A algunos les chocó que Puertas, justo el día que se le premiaba por llegar a 250 encuentros de nazarí, no tuviera minutos, pero los otros cuatro no desmerecieron al resto en cuanto a ganas. Es la actitud mínima para como maquillar el final liguero.
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