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Manu Jaimez, capitán del Navalcarnero, celebra con la afición del equipo el primer gol ante el Eibar. EFE

El pluriempleo de un rival con hambre de gloria

Humildad ·

Gran parte de los futbolistas del Navalcarnero, próximo rival del Granada en la Copa del Rey, alternan con otros trabajos y toman el partido como una oportunidad ilusionante

Rafael Lamelas

GRANADA

Miércoles, 27 de enero 2021, 02:32

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Manu Jaimez, 31 años, cinco de ellos jugando para el Navalcarnero, recibe la llamada de IDEAL en las oficinas de Vorwerk, la empresa alemana para la que trabaja por las tardes, famosa por fabricar el robot de cocina Thermomix. Estuvo un tiempo como comercial y lleva dos semanas en infraestructuras, encargado de la coordinación con las delegaciones. «He tenido mucho jaleo por la borrasca Filomena. Han fallado calderas, máquinas con bombas calor, tuberías… y todo eso ha afectado a mi departamento. Se me ha juntado todo», explica sin perder la determinación. La misma que, en paralelo, le ha permitido prosperar con el balón en los pies en la Copa del Rey y cumplir algún sueño. Él y sus compañeros han roto pronósticos en esta competición tan abierta a las sorpresas y juntos se han plantado en los octavos de final. Les espera, para medirse con ellos, el Granada.

El capitán del equipo madrileño es uno más de los ejemplos de pluriempleo dentro de este modesto club, siempre a caballo entre Tercera y Segunda B. En esta se encuentra ahora. Hay hasta un profesor, Luis Fratelli, y un jugador que es alumno suyo en un grado medio, Álex Alonso, ambos defensas, como el propio Jaimez, autor del primer gol frente al Eibar, en la última eliminatoria. Fue de penalti. El que equilibró el encuentro antes de la remontada del cuadro del estadio Mariano González, una 'trampa' de césped artificial.

«Hay muchos compañeros que compatibilizan jugar con ejercer de entrenadores de chavales. Tenemos que complementar el sueldo para llegar a final de mes. Algunos están estudiando aún. Es una plantilla joven en general. Soy el más veterano con 31, cuando estoy acostumbrado a estar con futbolistas con muchos más años que yo en este nivel», explica Jaimez.

Desde la modestia, defiende sus argumentos. «Contamos con pocos recursos, pero mucha calidad en lo futbolístico y lo humano. Ese talento es aprovechable. Cualquier director deportivo que se pase por nuestro campo verá gente con hambre y clase», advierte. Considera que esta oportunidad es un premio para algunos como él. «Siempre se trabaja para algo así. Cuando juegas al fútbol, lo que quieres es llegar a lo más alto. Es el objetivo. Ser profesionales, actuar en Primera división… Pero al nivel que estamos, hay que ser realistas, y esa ocasión solo puede llegar a través de la Copa. Ahora, alcanzar los octavos no es algo que te plantees al comienzo de la temporada. Nos esforzamos para intentarlo. Es verdad que hemos ido eliminatoria a eliminatoria, gestionando cada partido. Hemos sabido competir», alumbra.

El formato a un partido en campo del equipo de inferior categoría provoca resultados fuera de guion. «Puede haber gente que no esté de acuerdo, pero es mucho más vistoso así. Se igualan algo las fuerzas y permite que llamemos la atención los de abajo», objeta.

Jaimez es el reflejo de la superación. Hace tres años, se rompió la tibia y el peroné en un entrenamiento cuando el Navalcarnero iba como un tiro hacia la fase de ascenso a Segunda. La escuadra se quedó a un paso. «Me he roto varias veces la clavícula también; lo he pasado mal. Se te viene todo encima. Por eso siempre digo en el vestuario que este momento hay que disfrutarlo, que en la vida de un día para otro te puede cambiar todo. No sabemos si vamos a seguir jugando en el futuro y si acabaremos en otra cosa», asume. En dos meses será padre y ya adivina el cambio que eso supondrá. «Me tendré que plantear si puedo compatibilizarlo todo. Es complicado, pero lo intentaré. Hay que exprimir cada momento», señala.

Disfrutar. Lo repite una y otra vez como consejo al resto y autoafirmación frente a la dificultad de imponerse al Granada. «He tenido poco tiempo para ver sus partidos. Soy muy visceral y cuando perdemos (El Navalcarnero cayó por 3-1 con Las Rozas), se me quitan las ganas de fútbol y de todo. Será en estos días. Tenemos muy claro que lo nuestro es la Liga, que el objetivo es mantenernos en Segunda B y que esto es un reto», argumenta. «Estos partidos se preparan poco porque con la propia ilusión es suficiente», remacha.

Los hijos de Esnáider

Convencido de que algunos futbolistas del Navalcarnero llegarán pronto al llamado fútbol profesional, «el 80 por ciento», invita a fijarse en el delantero Juan Esnáider. «Está sonando mucho por sus goles y por su famoso apellido», manifiesta, pues es hijo de Juan Eduardo Esnáider, el argentino que fue atacante en el Real Madrid o el Zaragoza, entre otros conjuntos. Otro de sus vástagos, Facundo, está en esta plantilla; actúa en el centro del campo. Pero Manu Jaimez sobre todo valora los conceptos colectivos: «En el momento en el que no estamos todos concentrados y dejamos de tener un nivel competitivo máximo, se nota mucho. Somos un equipo humilde, pero rico en sacrificio».

De todos los rojiblancos, sabe de las evoluciones de Luis Milla. «Lo conozco de su etapa en las categorías inferiores del Atlético. Su entrenador, Roberto Fresnedoso, y su segundo, Jorge Murga, son amigos míos. Le vi mucho de juvenil y también en el San Sebastián de los Reyes, en el que estuvo cedido, y en el Fuenlabrada. Hizo temporadas muy buenas en Segunda B. Se ha curtido en el 'barro' y ahora está despuntando porque se lo ha currado. Sabe lo que es ponerse los tacos y pelear», reconoce. También desvela que otros jugadores, amigos de Milla, le han pedido una camiseta. «Va a tener que traer un camión para cumplir con tantos compromisos; mínimo una mochila entera», bromea.

La voz más autorizada del vestuario madrileño no sabía nada de la 'profecía' que expuso el estadístico Mister Chip antes del partido, y que delineaba el mismo camino para el Navalcarnero que al Badajoz la campaña pasada. Eliminó precisamente a los pacenses y luego, como estos, se cargó a Las Palmas, de Segunda, y al Eibar, antes de toparse con el Granada, que eliminó a los extremeños. «Lo que es la vida… Ojalá podamos cambiar el resultado final. Que en vez de un 2-3 en la prórroga sea un 3-2 para el Navalcarnero», ansía.

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Navalcarnero | El pluriempleo de un rival con hambre de gloria