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La jugadora Edna Imade posa para IDEAL junto con un balón de la Liga F, competición en la que golea en su lucha por el Pichichi. Ariel C. Rojas
Edna Imade | Delantera del Granada

«Mi madre cruzó el desierto embarazada, llegó a España en patera y gracias a ella juego en el Granada»

La jugadora, reconocida como la mejor de diciembre en Liga F, repasa su historia y analiza la excelente primera vuelta del equipo nazarí o su deseo de 'mudarse' a Los Cármenes

Sábado, 4 de enero 2025, 23:49

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Parte del excelso momento por el que pasa el Granada femenino tiene que ver con distintos nombres propios, individualidades que aportan un notorio salto de calidad y que complementan al colectivo. Uno de ellos es el de Edna Imade (Benin City, Nigeria, 2000). Con nueve tantos en su haber, la delantera rojiblanca con nacionalidad nigeriana pelea por el pichichi contra jugadoras de talla mundial como las azulgranas Alexia Putellas o Ewa Pajor en Liga F, competición que la reconoció como la mejor futbolista de diciembre. Frente al Sevilla anotó uno más para clasificar al equipo hasta los cuartos de final de la Copa de la Reina antes del parón navideño. Y todo mientras las nazaríes miran de cerca a Europa por primera vez en su historia. Un sueño que comenzó a fraguarse en la inmensidad del Mediterráneo de la mano de su madre y de su hermano a bordo de un cayuco.

A pesar del éxito, Edna no olvida su pasado. Hace 24 años, su madre salió embarazada de Nigeria y cruzó el Sáhara hasta llegar a Marruecos. Su obsesión pasaba por cruzar a Europa en busca de un futuro mejor. Dio a luz poco antes de enfrentarse al Estrecho, ya con la rojiblanca y su mellizo en brazos. «Tenía meses de vida y no recuerdo nada. Mi madre me cuenta que, al partir, una ola tiró a mi hermano de la patera al agua. Un joven se lanzó a por él y lo rescató. Siempre se me encoge el corazón y no me gusta hablar de ello. Gracias al sacrificio de mi madre, crecimos en España. Al principio nos acogieron en un convento. Estamos muy agradecidos a este país y a su gente por ayudarnos tanto. Jamás pasé hambre, aunque sí dificultades. Gracias a Dios, hoy juego en Primera con el Granada», saca pecho. Todo un ejemplo de eterna lucha.

El balón rueda por el césped de la Ciudad Deportiva del Granada. Edna no desaprovecha la oportunidad de dar unos toques mientras la cámara de IDEAL dispara a discreción. Su estado de gracia atrae todos los flashes. Trata de ponerse seria durante la sesión, pero su sonrisa inevitable la delata. Las cosas no pueden ir mejor. «Me encuentro bien, igual que el equipo. Nos sentimos en un gran momento de forma y lo demostramos cada semana en Liga F. También en la Copa, donde pasamos de ronda», repasa. El cuadro rojiblanco se sitúa sexto con 19 puntos, diez por encima del descenso. Una situación fuera de toda expectativa y que contrasta con la agonía del curso pasado.

Los Cármenes

«Nos encantaría jugar en el estadio con normalidad. Cada vez viene más gente a vernos»

«Las comparaciones son odiosas. Sufrimos mucho para conseguir la permanencia la última temporada y es verdad que imaginaba que las cosas podían salir mejor esta, pero nadie se esperaba esta racha. Yo tampoco. Es ilusionante y todo es fruto de nuestro trabajo y sacrificio. Somos muy competitivas, peleamos contra todos los rivales. Si logramos el objetivo antes de lo previsto, seguiremos yendo a muerte para sacar todos los puntos posibles», adelanta con verdadera decisión. Aun con ambición, la meta nazarí se mantiene este 2025 en alcanzar una nueva salvación en la máxima categoría patria. Un camino que se antoja más asequible visto lo visto durante el primer tramo del campeonato.

«El año pasado la inexperiencia en Liga F nos pasó factura. Quizá nos dificultó la adaptación, pero en cuanto cogimos tablas le dimos la vuelta a la tortilla. Empezamos a sumar puntos y a reponernos de una mala primera vuelta. De hecho, encadenar las dos primeras derrotas este curso me recordó aquellas sensaciones. Pero el equipo generaba y le jugaba de tú a tú a clubes fuertes, así que estaba convencida de que íbamos a tirar para arriba. Así fue. Creo que aprendimos de nuestros errores y dejamos de cometerlos», objeta con autocrítica la delantera.

La atacante, en acción con la pelota y el Granada. Ariel C. Rojas/J. M. Baldomero
Imagen principal - La atacante, en acción con la pelota y el Granada.
Imagen secundaria 1 - La atacante, en acción con la pelota y el Granada.
Imagen secundaria 2 - La atacante, en acción con la pelota y el Granada.

Por medio también se completó un cambio en el banquillo. De Roger Lamesa –hoy día entrenador del Levante– se pasó a Arturo Ruiz, un técnico más joven que algunas futbolistas, pero con experiencia en la liga. «Cada entrenador tiene su estilo y su forma de entender el fútbol. Arturo es muy cercano y cariñoso. Por supuesto que se preocupa por el juego, pero también por los aspectos externos. Lo que más me llamó la atención fue su atención personal hacia la jugadora. Concretamente, me transmite que tiene mucha confianza en mí. Me ve potencial por desarrollar y me dice que tengo que seguir mejorando. Obviamente, no soy la mejor del mundo», se sincera.

Familia

A lo largo de toda una temporada se experimentan muchos sentimientos. Además de la alegría generalizada, en el Granada también se convive con el dolor. La grave lesión de Naroa, que se rompió el ligamento cruzado en noviembre, dejó tocado al vestuario. En el encuentro ante el Deportivo, las once titulares saltaron al terreno de juego con una camiseta especial en apoyo a su compañera. Un gesto loable y acorde con una plantilla unida. «Presencié la lesión justo delante de ella y fue algo duro. Decidimos unirnos todavía más y salir a jugar por Naroa. Se lo comentamos nosotras mismas por Whatsapp. Nuestros partidos van por ella. Al final, somos como una segunda familia. El equipo es muy alegre y extrovertido. Siempre hay alguien haciendo bromas, bailando o generando buen ambiente», detalla, aunque no se identifica entre el grupo de las bromistas.

«Hay varias. Isa Álvarez, Marta Carrasco... –se carcajea–. Yo soy la que mete goles», se centra. Los números no mienten. A estas alturas ya ha marcado más que en toda la campaña pasada. Según las estadísticas, la nigeriana roza una diana por cada chut que ejecuta. Un incremento goleador sin una única razón. «No sé qué decirle. Aspectos como sentir la confianza del cuerpo técnico, trabajar detalles que van más allá de la puntería como el físico, el posicionamiento, el 'timing' de los movimientos... Todo me ayuda a progresar y a marcar las diferencias. Adri Martín –segundo entrenador– se para mucho conmigo a explicarme. Y luego, las cosas que entreno salen sobre el verde. Si el chut va bien colocado, mejor todavía», analiza Edna, segunda máxima artillera de la liga y a la altura de iconos como Ewa Pajor (10 goles), Alexia Putellas (8) o Graham Hansen (7), todas en el Barcelona.

Un sueño

«Quiero ganar un título. Me da igual, el que sea. Sería increíble y pretendo cumplirlo»

«Resulta alucinante. Para mí codearme con esos nombres es increíble. Me hace sentir orgullosa, ya que lo he conseguido por mí misma. Nadie me regaló nada, sino que fui poco a poco. Ladrillo a ladrillo, como se suele decir. Hay que valorarlo», saca pecho mientras se le escapa una nueva sonrisa. «Tengo los pies en la tierra y la cabeza en el Granada, aunque en un futuro nunca se sabe qué puede ocurrir. Un sueño que tengo es ganar un título. El que sea. Seguiré trabajando». Como ella, otras granadinistas como Laura Pérez o Alexia elevan el nivel del equipo en cada jornada. Una buena dinámica que deberán mantener tras la Navidad para descubrir hasta dónde pueden llegar. «Si seguimos así, ¿por qué no soñar con Europa?», dispara.

Visibilidad

La cima de la Women's Champions League podría significar el espaldarazo definitivo para el fútbol femenino en Granada. Igualaría al EuroGranada masculino y pondría el foco internacional sobre las rojiblancas. Una utopía con Los Cármenes como protagonista. «Poco a poco nuestro deporte va nivelándose. Cada vez viene más gente a vernos, hay más hinchas... Debemos construir nuestro proyecto para ganar más visibilidad. Salimos en los cromos, en los videojuegos... Los niños se divierten con nosotras. Era inimaginable hace años, al igual que jugar en el estadio. Ojalá poder hacerlo siempre en Los Cármenes, con la grada llena de gente... Estaríamos encantadas todas», concluye.

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«Mi madre cruzó el desierto embarazada, llegó a España en patera y gracias a ella juego en el Granada»