Un año de la llegada de Patricia Rodríguez
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Tal día como hoy se sumó al club la ejecutiva vasca. Tras no convencer a Diego Martínez de seguir, inició una catarsis que se encuentra en un momento deportivo delicadoTal día como hoy, un año atrás, se hizo oficial el fichaje de Patricia Rodríguez por el Granada. Las cosas han variado mucho desde su llegada. El aterrizaje coincidió con el inicio del fin de una etapa de enorme éxito que quedó descabezada. Primero cayó Antonio Fernández Monterrubio, director general, despedido dos meses después de la aparición de Rodríguez. A finales de mayo anunció su marcha Diego Martínez, considerado el mejor entrenador de la historia del equipo. Rechazó la oferta de renovación que le había cursado, pese a que su continuidad se había convertido en objetivo crucial para la propiedad china cuando incorporó a Rodríguez.
Tras la despedida del técnico, acabaría saliendo también Fran Sánchez, el director deportivo desde el curso del ascenso. El alicantino notó que la dirigente sondeaba alternativas para su puesto una vez que se aclaró la no continuidad del técnico gallego y prefirió la desvinculación para enrolarse en el Valladolid, de Segunda. En la actualidad, su nuevo conjunto es cuarto en Liga.
Fue así como Patricia Rodríguez empezó una catarsis en el Granada, con dos 'casting' en paralelo. Uno, para buscar un sucesor del 'chamán'. Otro, para sustituir a Sánchez. Lo curioso es que dejó encaminado lo primero antes de acordar lo segundo. Esto es, el acuerdo con Robert Moreno estaba pendiente de flecos cuando Patricia Rodríguez y el resto del consejo de administración del Granada se decantaron por Pep Boada para la gestión deportiva. Moreno quería saber con quién iba a trabajar y no le pareció mal el que fuera responsable de captación de las categorías inferiores del Barça en su día. Boada también aceptó la elección para el banquillo, aunque sondeó algunas alternativas, como la de Domènec Torrent, actual preparador del Galatasaray turco, o David Gallego, técnico del Sporting de Gijón. De alguna manera, se formó un matrimonio de conveniencia, en el que cada parte intentó aunar intereses por el bien común. Esa constitución tiene su imagen icónica en la presentación del entrenador sobre el césped de Los Cármenes. El símbolo de una nueva era.
Patricia Rodríguez se había incorporado al club en calidad de consejera tras una junta extraordinaria de accionistas. La oferta rojiblanca fue destapada por IDEAL a finales de enero de 2021, cuando tramitaba su salida del Elche, en el que era directora general. Era un movimiento claro de la propiedad del Granada para quitar de la silla a Monterrubio, quien comenzó a estar desautorizado por los dueños a raíz de la junta anterior en la que salió John Jiang de presidente para que le reemplazara Rentao Yi, a la postre verdadero accionista mayoritario rojiblanco. Entraron otros dos consejeros, Lingxiao Yu y Sophia Yang, una mujer que sí estaba en España y que escaló en la jerarquía. Yang había estado con anterioridad en el club, del que salió justo cuando llegó Monterrubio, tras el último descenso. Las tornas cambiaron y el sevillano se percató pronto que su estancia iba a tener caducidad. Hubo una transición que se aceleró con la llegada de Rodríguez.
La donostiarra asumió, tras el pasado verano, las funciones plenas del sevillano, pero al principio cohabitaron en las oficinas, aunque la relación entre ellos fue prácticamente inexistente hasta que se produjo el despido de Monterrubio y de Paula de la Peña, responsable de Relaciones Externas y Desarrollo.
Rodríguez se estrenó como consejera en el viaje a Nápoles. En la ciudad italiana ya se percibió que cada uno iba por su lado. Fueron semanas complejas en las que el consejo buscó argumentos para echar al sevillano a través de diversas auditorías. Cuando se anunció, una agencia de comunicación contratada por el club deslizó que existían « motivos disciplinarios» para tomar la decisión y que si no se ejecutó antes fue «por el bien del Granada». El conflicto se resolvió el pasado verano en el juzgado. La entidad se vio obligada a acordar una fuerte indemnización.
Ya entonces despegaba un nuevo Granada, aunque con unas limitaciones económicas evidentes. Fue uno de los reproches de Rodríguez a quienes le precedieron: la escasa capacidad de maniobra por las importantes inversiones hechas en futbolistas, no compensadas por ninguna venta. Muchas amortizaciones de traspasos y la marcha sin dejar dinero de Rui Silva fueron argumentos para justificar una política de fichajes a coste cero que solo tuvo esfuerzo inversor cuando se aseguró la llegada del fondo CVC. Entonces ató a la gran incorporación de la temporada, el portero Maximiano. Antes, la entidad había emprendido varios movimientos, todos en propiedad, conjugando preferencias de Robert Moreno con selecciones de Boada y su equipo de trabajo.
Rodríguez, mientras tanto, trató de aplicar una política ajustada a la realidad del Granada, con un criterio de «sostenibilidad». Tras el mercado, dibujó un panorama preocupante si a medio plazo no se asumían ventas de futbolistas. Su previsión se ha alterado un ápice en el bazar invernal, en el que los rojiblancos han gastado algo más de diez 'kilos' en las operaciones de Arezo, Uzuni y Petrovic, a los que hay que unir a Collado, cedido, y Raba, que llegó libre. Pensó en recuperar la mitad con la venta de Machís a la MLS norteamericana, finalmente abortada por los problemas judiciales personales del venezolano.
La directora general ha mantenido la calma respecto al futuro de Robert Moreno en algunos momentos comprometidos. Un voto de confianza que por ahora no se ha roto tampoco en la racha actual, pese a que hubiera contactos con alternativas en otros momentos. El más claro, con Francisco, que acabó en el Elche. La paciencia de Rodríguez, y la de la propiedad, se comprobará ahora, aunque todos en el club confían en una victoria con el Cádiz que dé tranquilidad.
Rodríguez, además, persigue dos objetivos más: conseguir la concesión del estadio e iniciar la ampliación de la Ciudad Deportiva. Desarrollo de infraestructuras para el futuro rojiblanco, aunque el reto principal sea la permanencia. Lleva un año en Granada, pero sus principales desafíos los tiene delante. Al final del curso se podrán evaluar sus consecuciones.
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