Pocos banquillos si Diego Martínez no renueva

«Vamos a ver qué ocurre; necesito unos días para reflexionar». La frase, más o menos como está enunciada, formó parte del discurso de cuatro entrenadores de Primera división el pasado fin de semana. Con sus matices, así se expresaron Diego Martínez, del Granada; Pepe Bordalás, del Getafe; José Rojo 'Pacheta', del Huesca; y José Luis Mendilibar, del Eibar. Todos han pedido unos días para pensar sobre su futuro, aunque solo los tres primeros parecen tener la sartén por el mango y podrían seguir donde están si así lo quisieran; lo inminente es que el vasco salga del conjunto armero tras seis temporadas, después de descender. Perder la categoría, sin embargo, no ha sido un problema para que los oscenses insistan en que Pacheta continúe, pero también quiere reposo.

El juego de las sillas ha comenzado, aunque solo parece haber cinco banquillos que no tengan claro quién será su inquilino: los de Madrid y Barça, pendientes de la deliberación de Zidane y de si será destituido Koeman; y los de Granada, Valencia y Getafe, con algunos del cuarteto inicial en las quinielas de todos.

No hay plan B de momento en los rojiblancos, por más que el sentido común invite a pensar en soluciones por si falla Diego Martínez. La dirección ha asumido el periodo de espera del técnico, tiempo que permitirá armar una propuesta convincente. El gallego no quiere escuchar ofertas diferentes hasta no tener claro el planteamiento de su club. Para la reunión al respecto aún no hay fecha marcada. Quiere desconectar de la vorágine del día a día y recuperar fuerzas tras tres temporadas brillantes y a la vez agotadoras.

El dilema empieza por él mismo. Ha de encontrarse preparado para reemprender un proyecto diferente a los anteriores: el de mejorar lo que parece inmejorable. La referencia será lo conseguido para siempre y será muy complicado que, con él o con otro técnico, el Granada alcance esas cotas. Asimilar eso no será sencillo ni para su ambición ni para los aficionados, que regresarán al fútbol con ganas. La dimensión del proyecto será otro caballo de batalla. Ya sea en su organización o en materia de fichajes, la consolidación del equipo implicará esfuerzos y astucia en el mercado. La mayoría de operaciones alcanzó el aprobado como poco en este trienio, pero ese grado de acierto no siempre se da.

La baraja también se puede romper si todo se dilata y surgen alternativas. Ahí entran pocos equipos, que son más si se suman pretensiones de escuadras extranjeras. Diego Martínez estuvo en la órbita del Getafe, pero parece que ese interés se ha apagado y son Mendilibar y Pacheta quienes parecen próximos a los deseos del presidente Ángel Torres. Bordalás, quien le ha acompañado durante un lustro, apunta al Valencia, pero le queda un escollo crucial: la aprobación del propietario de los del Turia, Peter Lim, que lleva su propio ritmo. A Diego Martínez no le quedarían muchos destinos salvo que piense en lo foráneo, aventuras imprevisibles. El Nápoles, rival europeo al que eliminó el Granada, destituyó el domingo a a Gennaro Gatusso y contratará a Sergio Conceiçao, quien comandó al Oporto en estas cuatro últimas campañas.

El otro camino para el 'chamán' es esperar en el paro. Salir de la rueda en principio, hasta que aparezcan destituciones en algunas entidades que no cumplan sus objetivos intermedios. Más sitios libres no hay. En el Celta, el equipo de su tierra, Eduardo Coudet tiene una temporada más de contrato y mantendrá conversaciones para ampliar su vínculo. Como estaba previsto, en Vitoria ha extendido su estancia Javi Calleja, hasta 2023. Diego Martínez se ha ganado el derecho a decidir. Ayer dio señales de vida en Instagram, pero solo para hacer un balance. «Cerramos una temporada extraordinaria, histórica. Y no solo por los resultados, sino por eso que va más allá: la ambición, la humildad, el sacrificio, la capacidad de adaptación, el compromiso, la identidad, la generosidad... Gracias a todos los que lo habéis hecho posible», concretó. Otros jugadores también se despidieron en redes sociales, con algún «hasta pronto». Diego, como buen gallego, duda. Ha dado su máximo y mejorar lo conquistado parece imposible, pero dar el siguiente paso en su carrera puede dar vértigo. Seguir siendo feliz con este día a día que tanto le agrada, a costa de que los resultados sean más modestos, o saltar a lo desconocido. Mucho que pensar.