El Granada vuelve a sonreír pero sigue sin depender de sí mismo
Pacheta provoca desde su debut el efecto revulsivo que el club pretendía pero el Almería cumple con el Racing en casa
1. El Granada vuelve a sonreír ya con Pacheta pero sigue sin depender de sí mismo. El nuevo entrenador provocó en Riazor el efecto revulsivo que el club pretendía con su contratación pero el Almería cumplió con el Racing en casa y mantuvo a los rojiblancos a tres puntos y fuera del 'play off' de ascenso a Primera división pese a dormir en la sexta posición del sábado al domingo.
2. Hacía tres meses y medio que el Granada no ganaba con tanta autoridad lejos de Los Cármenes. Ocurrió en casa del Eldense el 31 de enero, justo antes de la destitución de Matteo Tognozzi como director deportivo, y aun entonces hubo fases en las que el equipo sufrió más de lo que disfrutó sobre el campo. Sobre todo, hasta que se adelantó en el marcador. A esa victoria le siguieron cuatro salidas sin ganar hasta los triunfos de Albacete y Cartagena, ambos con sensaciones preocupantes.
3. Pacheta deshizo el rombo sin extremos por el que apostó Fran Escribá contra el Eibar por la sanción de Giorgi Tsitaishvili pero abundó en el 4-3-3 que venía empleando su predecesor desde hacía ya varias jornadas, sobre todo al perder a Stoichkov como pareja de Lucas Boyé. Sergio Ruiz, Gonzalo Villar y Manu Trigueros coincidieron ya con idéntica distribución en Tenerife, con buenas sensaciones y ventaja en el marcador hasta el sacrificio del veterano tras el empate local previo a la remontada.
4. Que sentara a Martin Hongla pese a recordar durante los días previos el aprecio que le guarda desde que avalara su fichaje en el Valladolid demostró que Pacheta no se casa con nadie. Sí insistió con Sergio Ruiz como pivote, al igual que Escribá desde Albacete, pero con dos interiores más creativos que facilitaran las triangulaciones al dar entrada luego al camerunés por delante de la zaga.
5. Una de las decisiones más drásticas de Pacheta fue la titularidad de Manu Lama seis jornadas después. El central había perdido el sitio con Escribá desde que marcara en propia puerta y luego fuera expulsado en Tenerife, resignado a tramos finales como en Málaga desde entonces. Sin embargo, el madrileño exhibió su aplomo y contribuyó al lavado de cara de su equipo por su facilidad tanto para defender con metros a la espalda como para jugar el balón desde atrás, facetas en las que mejora a Miguel Rubio.
6. Con todo, quizás la clave del efecto revulsivo con Pacheta desde Riazor estuviera en la predisposición del equipo. Lejos de las actitudes contemplativas de Málaga, Cartagena o Albacete, cuando el equipo cedió ante el dominio local de inicio a la espera de sus oportunidades, los rojiblancos salieron a imponerse y lo consiguieron. El nuevo entrenador convenció a sus futbolistas de que podían robar el balón en campo contrario y allí que fueron.
7. También adoptaron comportamientos diferentes Tsitaishvili y Abde Rebbach desde los extremos, goleadores ambos. Acostumbrados a pedir la pelota al pie sobre la misma cal con Escribá, muy abiertos, en Coruña tiraron varias diagonales hacia dentro en busca de la portería contraria para aprovechar los espacios que dejaba libre Boyé. Una buena solución para las ocasiones en las que el argentino abandona el área.
8. No quiso marear mucho más a sus futbolistas Pacheta. Lejos de la variabilidad táctica de Escribá, con distintas modificaciones durante cada partido que sus jugadores no terminaban de interpretar, como manifestó el propio Gonzalo Villar tras la derrota con el Eibar, el nuevo entrenador ejecutó cambios naturales para mantener el orden táctico en todo momento.
9. Sorprendió la elección de Kamil Józwiak como primer revulsivo toda vez que el polaco llevaba sin jugar tantos minutos desde enero. Empleado a pierna natural, tuvo intervenciones inteligentes incluso en el gol de Trigueros, aunque pareció meter el pie para rematar.
10. No estuvo tan fino Sergio Rodelas. El canterano, frustrado por la falta de oportunidades con Escribá, malogró un par de contragolpes en los que pudo irse a la esquina para que corriera el tiempo y perdió un balón peligroso al intentar un caño. Aún le falta serenidad para volver a ser el que fue.
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