Un déficit defensivo imperdonable
Rémora ·
El Granada ha encajado cinco goles en tres partidos con Torrecilla y ha empezado perdiendo nueve veces en Los Cármenes en quince encuentros
Rubén Torrecilla no ha conseguido resolver aún la misma rémora que terminó por fundir a Robert Moreno al frente del Granada: su imperdonable déficit defensivo. La fragilidad del equipo para conceder ocasiones estuvo a punto de costarle la derrota contra el Rayo Vallecano y nadie sabe si los rojiblancos habrían sido capaces de devolver la tablas al marcador de no haber sido expulsado Santi Comesaña con más de 40 minutos por delante aún. Fueron dos goles en apenas un cuarto de hora, pero pudieron ser más en un primer tiempo bochornoso.
Ya sea con defensa de tres o de cuatro, el Granada ha encajado cinco goles en tres partidos con Torrecilla al frente. Contra el Elche, uno de Fidel a los diez minutos fue suficiente para tumbar a los rojiblancos tras un buen arranque. En el balsámico triunfo frente al Alavés en Mendizorroza, el equipo tuvo que reponerse a los tantos de Escalante y Vallejo, que anularon el que abrió el marcador de Escudero, en un arranque de orgullo en la recta final para volver a darle la vuelta al choque. También el Rayo hizo sangre en Los Cármenes con dos dianas más, de Catena y Guardiola, en las que poco pudo hacer Luís Maximiano. La cuenta sería aún peor de no ser por las paradas del luso, que ya frenó a Guardiola en los primeros compases del partido y en Vitoria fue milagroso tanto en el penalti que detuvo a Joselu como en un desvío involuntario hacia su propia portería de Petrovic.
Las acciones de los goles retratan a la defensa rojiblanca. Dos de ellos llegaron en sendos saques de esquina ante Alavés y Rayo, en partidos consecutivos. En Mendizorroza, Escalante se escapó del marcaje de Carlos Neva –que se reventó la rodilla al tratar de blocar la pelota luego– y remató a media altura sobre la misma línea del área chica para fusilar a Maximiano. Contra el Rayo, fue Catena quien despistó a Petrovic al colarse tras Mario Suárez, a quien cubría Domingos, para batir con un frentazo picado al portero luso en la misma dirección de la que venía el balón para anular su reacción.
La desatención colectiva fue aún más evidente en el tanto de Sergi Guardiola. Comesaña cambió todo el juego sin que ni Milla ni Escudero le encimasen lo suficiente y, tras sufrir un leve bloqueo del autor del gol, Quini llegó tarde a la entrada de Álvaro García a su espalda y este vio solo atrás a su compañero, que solo tuvo que cruzar el balón con Domingos muy alejado al haber acudido a socorrer al lateral.
También aprovecharon esa indolencia el Elche y el Alavés. Los franjiverdes, con un contragolpe de manual desde las inmediaciones de su área que los rojiblancos no supieron frenar a tiempo con una falta táctica al llegar tarde en casi todos los pases. Los babazorros, con un sencillo envío casi raso de Rioja ante Quini que pasó por delante de Domingos, Germán y Milla sin que lo interceptasen, hasta que Manu Vallejo se anticipó a Escudero en la misma cara de Maximiano.
Este déficit defensivo viene condenando al Granada particularmente en Los Cármenes, donde no gana desde el 22 de diciembre del año anterior. También en ese histórico triunfo ante el Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga, se vio obligado a remontar al abrirse el partido con un gol de Joao Félix al par de minutos. Como entonces, los rojiblancos han empezado perdiendo en nueve de los quince partidos que han disputado en su estadio esta temporada. De estos, solamente fue capaz de sacar los tres puntos en aquella ocasión; en los demás, perdió cinco y apenas empató tres, a Getafe, FC Barcelona y Rayo Vallecano. Los dos últimos rivales sufrieron expulsiones.
17 puntos de 45 posibles han conseguido los rojiblancos al abrigo de su público, ante el que últimamente parece bloquearse por la presión. Solamente han recaudado menos los dos últimos, Levante y Alavés, con dieciséis; y el Cádiz, con catorce. El Granada tiene que recibir todavía a Levante, Celta, Athletic y Espanyol. Se antoja fundamental que los de Torrecilla no se disparen en el pie al empezar, aunque luego reaccionen, para reencontrarse con la victoria.
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