Las decepciones que invitan a no confiarse con el Leganés
El granadinismo ya lloró unos cuantos chascos en Los Cármenes antes del descenso contra el Espanyol de hace un año
Por más que un solo punto (e incluso la derrota si el Levante no gana) valga al Granada para ascender directo a Primera división este sábado en Los Cármenes, las páginas más trágicas en la historia del club contienen motivos de sobra como para que el granadinismo no se confíe de más ante la visita del Leganés, que nada se juega al menos aparentemente. Los aficionados ya lloraron unos cuantos chascos cuando todo apuntaba a la fiesta, tanto en casa como fuera, antes del descenso contra el Espanyol de hace un año. Aquella decepción tan reciente y traumática es precisamente la que más se recuerda estos días.
Fue el 22 de mayo de 2022. El Granada dependía de sí mismo para seguir en Primera división una temporada más tras haber probado las mieles de la Europa League la campaña anterior, pero solo le valía ganar a un Espanyol que, como el Leganés este sábado, tampoco se jugaba nada. Todo empezó a torcerse con la lesión de Luis Milla a la media hora y, a falta de veinte minutos para el final, Jorge Molina falló ante Diego López el penalti que quizás habría dado la salvación al equipo. Los Cármenes empezó a temblar y al norte de España tanto el Cádiz como el Mallorca ganaron a domicilio contra Alavés y Osasuna para mandar a los rojiblancos a Segunda.
La anterior decepción fue muy distinta. El 5 de marzo de 2020, cuando nadie quería creerse aún la amenaza tan real que representaba el coronavirus, el barrio del Zaidín vivió el mayor ambiente futbolístico en su historia al albergar la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao. Nunca antes, ni tampoco después al menos hasta este sábado, había recibido tal cantidad de gente ni con tanto fervor al autobús del equipo a su acceso al estadio. Luego, dentro, el Granada estuvo en la finalísima durante cinco escasos minutos: los que discurrieron entre el gol de Germán Sánchez, que siguió a otro de Carlos Fernández para empatar la eliminatoria tras el descanso, y el de Yuri Berchiche a falta de solo diez para el final al aprovechar un resquicio a la espalda de Dimitri Foulquier cuando el pase parecía ya en el bolsillo. El sueño se se deshizo de una manera tan cruel que fue inevitable que se derramasen lágrimas entre el abatimiento.
Nadie habría imaginado que el Granada alcanzaría ese hito, ni mucho menos la posterior clasificación para la Europa League, cuando el 9 de abril de 2017 tres goles del Valencia hicieron que Los Cármenes ardiese de rabia contra la propiedad del club, que ya era la actual. Los aficionados llevaban con la idea del descenso hecha desde que 250 de ellos vieron a su equipo perder en Butarque el 4 de marzo con un gol de Darwin Machís, pero la derrota contra el conjunto che fue el mazazo definitivo. Un doblete de Zaza en 120 segundos pasado el primer cuarto de hora decantó el partido y los hinchas aún tuvieron que soportar que uno de los suyos, Ezequiel Ponce, les mandase callar tras hacer el gol de la honra. «No estamos a la altura de la ciudad. Es un día para pedir disculpas», manifestó Lucas Alcaraz; unas palabras que le costaron el cargo al día siguiente para que Tony Adams tomase su puesto para mayor ridículo aún.
'Murcianazo' y 'Pocholazo'
Puede que esta serie de desgracias, no obstante, parezcan menos trascendentes a quienes vieron al Granada arrastrarse fuera del fútbol profesional antes de su meteórico regreso a la élite. Aún permanece fresco en la memoria de muchos los recuerdos del 'Murcianazo' y el 'Pocholazo', ambos en Los Cármenes, que solo separaron tres años entre los años 2000 y 2003. En la primera de estas fechas, el '25J', los rojiblancos jugaron frente al Murcia la sexta y última jornada de la liguilla de ascenso a Segunda división. Habían sido campeones de grupo tras 25 partidos invictos y les valía el empate, pero los futbolistas dirigidos por Felipe Mesones firmaron un partido desastroso, sin explicación racional. Solo inquietaron al rival con un disparo al larguero de Jubera, sustituido poco después, antes de que el exrojiblanco Pepe Aguilar batiese a Notario desde la frontal.
Hubo quienes rompieron sus carnés y prometieron que jamás volverían al estadio, que creyeron maldito. Esa creencia de que bajo Los Cármenes se asentaba un cementerio indio tomó aún más fuerza tres años después, cuando el Granada, que sufrió un descenso administrativo a Tercera división por impagos la campaña anterior, recibió al Quintanar del Rey en la promoción con la vuelta al tercer escalón del fútbol español en juego. José Mari Gordillo abrió el marcador para felicidad de los hinchas a veinte minutos del final, pero en el descuento Juanjo, conocido popularmente como 'Pocholo', despejó hacia atrás un balón que sorprendió a todos. Y volvieron a derramarse las lágrimas en las gradas.
Aún existe un precedente anterior, del viejo Los Cármenes, que viene a conectar el pasado con el presente. El 17 de abril de 1976, y a falta de cinco jornadas, el Granada recibió al Espanyol a dos puntos de sellar su permanencia en Primera división pero otro tanto en propia puerta, esta vez de Toni Grande, le impidió sumarlos entonces con tal estrépito que los rojiblancos no levantaron cabeza desde entonces hasta la derrota definitiva en La Romareda ante un rival que no se jugaba nada. Como el Espanyol hace un año y el Leganés este sábado. Que todo el mundo quede advertido.
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