La falta de concentración sale muy cara
El Granada concedió ventajas tempranas tanto al Zaragoza como al Levante, emulando errores en defensa que parecían ya erradicados
Entrar 'dormido' a un partido de máxima exigencia, como también lo son los de Segunda división, le sale caro a cualquier equipo y también al Granada. Los rojiblancos concedieron dos ventajas muy tempranas tanto al Zaragoza –a los 35 segundos– como al Levante, que también les obligó a ir a remolque desde la primera media hora de partido en Los Cármenes seis días atrás; en el caso de los granotas, además, con dos goles de ventaja. El equipo de Fran Escribá emuló en sus dos últimas derrotas errores defensivos que parecían ya erradicados, al menos tras la destitución de Guille Abascal, aunque ahora también parecen muy relacionados con la pérdida de Loïc Williams en la zaga.
Ya lo dijo el propio entrenador del Zaragoza, Víctor Fernández, tras derrotar al Granada: «Adelantarse en el marcador es fundamental en Segunda». Los rojiblancos, que llevaban ocho jornadas sin perder entre las cinco con Fran Escribá y las tres anteriores con Guille Abascal todavía hasta que cayeron con el Levante, solo han ganado un partido en el que se vieran perdiendo: en Castalia, tras remontar también en Elche para un definitivo empate. Entonces, un gol de Miguel Ángel Brau a la vuelta del descanso devolvió a su equipo a un partido en el que ya había desperdiciado una ventaja y, metido hasta el final, un tanto de penalti de Myrto Uzuni durante el descuento le dio la victoria.
Las faltas de concentración del Granada en sus dos últimos partidos resultaron imperdonables. En Zaragoza, Iván Azón se coló entre Miguel Rubio e Ignasi Miquel tras un balón llovido sin que ni uno ni otro lograsen evitar que se plantara a un palmo de Diego Mariño para batirle, frenándose incomprensiblemente el catalán en su carrera. Con el Levante en Los Cármenes, fue una desatención defensiva de Gonzalo Villar en un saque de esquina que los granotas botaron en corto para Kochorashvili al cuarto de hora el que costó un primer gol al que siguió otro de Pablo Martínez aún en el primer tercio de partido.
El Granada ya encajó en la primedia hora con el Huesca y el Elche, aún con Guille Abascal como entrenador. El gol de los oscenses, que les dio ventaja en la segunda derrota consecutiva de los rojiblancos en Los Cármenes al empezar la temporada, vino de otro saque de esquina. Una vulnerabilidad reiterada del equipo, que ya dos jornadas atrás sufrió la remontada del Albacete con un primer tanto de un saque de banda y otro de penalti.
A menudo se habla en el fútbol de los goles psicológicos, y, aunque a todos los equipos les afecta encajar sin importar el momento exacto de partido en el que ocurra, el Granada también viene resintiéndose de haber sufrido varios tantos con ese efecto. Le pasó sin ir más lejos en La Romareda, cuando Iván Azón firmó su doblete mientras los rojiblancos empezaban a acosar al Zaragoza, o semanas atrás con el Deportivo en Los Cármenes, cuando Lucas Pérez empató nada más reaudarse el juego tras el descanso. En ese último caso en concreto, no obstante, la diana deportivista fue consecuencia de un claro dominio visitante desde que los locales se adelantaran.
Porterías a cero
Atrás quedaron las tres porterías a cero que el Granada encadenó con Fran Escribá para las victorias ante Mirandés, Córdoba y Tenerife, y que siguieron a la anterior con el Racing de Ferrol aún con Guille Abascal. Los rojiblancos, capaces de marcar en todos los partidos que van de temporada, extraen de ahí una lectura clara: si no conceden goles, no solo puntúan sino que ganan. Sin embargo, Diego Mariño no pudo mantener su portería blindada en las tres últimas jornadas.
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Otro mal que Fran Escribá parecía haber corregido y que volvió a aparecer en Castalia pese al triunfo final fue la dificultad por conservar la ventaja sobre el marcador. Los rojiblancos habían desaprovechado cinco con Abascal y volvió a pasarles lo mismo en Burgos y por dos ocasiones, como en el derbi andaluz frente al Málaga en Los Cármenes que costó el puesto al entrenador sevillano, y también en tierras valencianas. Un doblete de Israel Suero dio la vuelta al marcador a la media hora del primer acto con el Castellón tras un primer gol de Reinier. Entre ese gol y los posteriores ocurrió, sin lugar para la casualidad, la lesión de Loïc Williams.
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