De la zona Norte al Ejército de Tierra para salvar vidas

Los estereotipos se combaten con verdades. Un gancho directo al maxilar capaz de hacer tambalear los idearios más firmes e innegociables. La historia de Paola Rodríguez supone toda una bofetada de realidad para aquellos que solo hallan delincuencia y drogadicción en torno a la zona Norte de Granada. Un barrio orgulloso de su gente trabajadora. La que se levanta cada mañana con un único objetivo en mente: ganarse la vida de manera honrada. Paola es una de ellas. Este verano ha decidido dejarlo todo atrás para perseguir sus sueños.

Esta joven vecina de 19 años ya no se encuentra en el distrito, sino en Zaragoza. Concretamente, en la Academia General Militar. Paola realiza la instrucción propia de una recluta del Ejército de Tierra. Por exigencias de disciplina, su concentración debe ser máxima dentro de la academia. Apenas puede comunicarse con sus seres queridos. Prácticamente, las únicas referencias de su estancia en la capital aragonesa responden a sus actualizaciones en redes sociales. Un sacrificio de cara a labrarse un futuro.

Este no pasa por disparar fusiles. Tampoco por conducir gigantescos vehículos de combate en el campo de batalla. Su interés radica justamente al otro lado de la contienda. «La medicina ha sido mi vocación desde que era pequeña», explica Paola Rodríguez a IDEAL en un breve tiempo muerto durante su formación. «Siempre me ha interesado ayudar a los demás. En este caso, aliviando su dolor. Por ello, decidí que quería convertirme en médica militar», añade. Paola deberá dedicar un total de seis años a realizar sus estudios. Estos se basan tanto en adquirir los conocimientos sanitarios de la carrera de Medicina, como en completar la instrucción militar. La otra gran pasión de Paola.

«Servir a España salvando vidas es un verdadero orgullo para mí», cuenta. «El ejército ofrece unos valores que no se enseñan en ninguna otra institución. Por ejemplo, el compañerismo, la disciplina, etcétera». Unos valores que Paola ha traído consigo de casa. Precisamente, de su barrio. La joven se ha criado en la zona popularmente conocida como La Placeta. Se ubica próxima a la Escuela de Educación Infantil Almanjáyar, de la calle Merced Alta. Concretamente, entre algunas vías como Santiago de la Espada, Pintor Soriano Quirós o Pozo Alcón.

Nombres completamente desconocidos para muchos granadinos que no se atreven siquiera a deambular por el corazón del distrito. Atracos, agresiones o delitos relacionados con el narcotráfico son algunos de los problemas más habituales que se vinculan con el barrio. Para Paola, todo lo contrario. La zona Norte supone un sinónimo de 'hogar'. «Me siento una afortunada por haber crecido en La Placeta», revela. «Se trata de un entorno noble, que está lleno de gente buena y trabajadora más allá de los prejuicios que se puedan tener del barrio. Los malos siempre se hacen notar más, pero ojalá pudiera criar a mis futuros hijos en un lugar así».

La familia es uno de los pilares fundamentales que sustentan la vida de Paola. Desde Zaragoza, el ambiente de La Placeta queda demasiado lejos. «Separarme de mi entorno más cercano se me ha hecho difícil, pero sé por qué estoy aquí. Mi familia me dice que la victoria se encuentra fuera de la zona de confort». Su mayor triunfo llegará de la mano de su nombramiento como teniente médica del Ejército de Tierra una vez finalice su formación. Entonces, a sus 25 años tendrá toda una vida por delante para desempeñar su pasión: salvar vidas.

Los 'placeteros' felicitan en redes sociales a Paola por el inicio de su instrucción. Es más, muestran su orgullo al mundo sobre lo que perciben como todo un éxito de su vecina. Poder salir del barrio, donde las oportunidades son casi inexistentes, para triunfar. «Cuando digo de dónde vengo, la gente me dice: '¡Qué raro! No te pega nada vivir ahí'», concluye Paola, la encargada de derribar tópicos con esfuerzo y el orgullo de ser de la zona Norte de Granada.

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