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Pedro sostiene la viola, antes de la sesión de las ocho, rodeado por su familia: Ana, Pablo, Pedro y Heidi, su novia. ALFREDO AGUILAR

El violista granadino que superó el coronavirus desde el balcón: «La música puede curar»

Historias desde el balcón ·

Pedro y su familia han pasado un mes luchando contra el covid-19. El músico y estudiante de Informática pudo ser el primer caso de Granada, junto a su novia Heidi, estudiante finandesa que pasa el aislamiento con ellos

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Miércoles, 15 de abril 2020, 02:35

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Pedro pudo ser el primer caso de coronavirus de Granada, pero eso nunca lo sabremos porque nadie le hizo una prueba. El día que se curó descubrió dos cosas: unas manchitas en sus pies, como si fueran los restos borrosos del sello de una discoteca; y que sus manos, al coger la viola, parecían las de otro. Pero la música pudo más y el reencuentro fue formidable y una tarde, sobre las ocho, abrió el balcón y gritó con la boca cerrada que su familia lo había logrado, que ya no había virus en casa, y la melodía inundó la calle y arrancó un compromiso que pervivirá mientras haya una puerta cerrada y un médico al que aplaudir. «Porque la música también puede curar».

A mitad de febrero, con los exámenes aprobados y sin clases en la Facultad de Informática, Pedro Herrera (Granada, 1998) viajó a Milán con Heidi, su novia, estudiante finlandesa de Erasmus en Granada (Sí, Pedro y Heidi, como los dibujos; qué hermosa coincidencia, ¿verdad?). El virus volvió con ellos, agazapado, algo que no supieron hasta hace poco más de un mes. «Mi hermano Pablo, mi novia y yo empezamos con los síntomas casi a la vez. Suponíamos que era una gripe. Todavía no había conciencia social del coronavirus. Luego lo pillaron mis padres. Pasamos dos semanas muy mal». Pedro, además, es alumno del Conservatorio Superior y jefe de la sección de violas de la Orquesta de la Universidad de Granada. Por eso, aquellos primeros días de síntomas, pese a la fiebre, acudió a un compromiso que tenía con su grupo de cámara. «Todos acabaron infectados», lamenta.

«Pensé en la gente, en los que están solos. Pensé en ofrecer un rato que pudiera alegrarles. Y saqué la viola»

Pedro sonríe tras tocar una pieza, seguido atentamente por los vecinos. ALFREDO AGUILAR
Imagen principal - Pedro sonríe tras tocar una pieza, seguido atentamente por los vecinos.
Imagen secundaria 1 - Pedro sonríe tras tocar una pieza, seguido atentamente por los vecinos.
Imagen secundaria 2 - Pedro sonríe tras tocar una pieza, seguido atentamente por los vecinos.

Tras un mes de hospitales, sin pruebas de coronavirus por medio «porque no se hacían», una mañana se despertó bien. «Quería hacer algo –recuerda–. Pensé en la gente, en los que están solos. Pensé en ofrecer un rato que pudiera alegrarles. Y saqué la viola». Desde entonces ya van casi tres semanas ininterrumpidas de conciertos desde el balcón, en la calle Buenos Aires, cerca del García Lorca: el 'Somewhere over the rainbow' de Oz, el 'Hallelujah' de Cohen, 'La Saeta' de Machado, 'La Misión' de Ennio Morricone, el 'Titanium' de David Guetta o, claro, la 'Granada' de Agustín Lara. Melodías que sus vecinos aplauden con fervor, contagiados por la magia de la música. «La música cura, de verdad que lo creo. También era mi forma de darle repercusión al Arte. En España no hay cultura de la música clásica, algo que me da pena. Con esto quería hacerla visible, decir que estamos aquí, que podemos aportar».

Hogar

Heidi no pudo volver a casa. Al decretarse el estado de alarma, enferma, decidió aislarse en la casa de su novio, con su familia, con los que sigue compartiendo estos días de historia. Ana, la madre de Pedro, todavía no ha recuperado el gusto. Pablo, su hermano pequeño, está plenamente recuperado, como su padre, también Pedro, que no esconde su orgullo: «Él resta importancia a lo que hace y le da pudor, porque no es el tipo de música que ensaya habitualmente. Son piezas improvisadas con las que toda la familia reforzamos el apoyo al sector sanitario. Y qué bonitos los mensajes de los vecinos, que dicen que lo único que van a echar de menos de esto es la sesión de la tarde de Pedro».

El día que Pedro tocó la viola en el balcón por primera vez se curó del todo, como su familia. Interpretó 'Hey, Brother', de Avicci. «Una canción para estos tiempos, para estar cerca unos de otros, como si fuéramos hermanos».

Historias desde el balcón

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