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Javier Álvarez, de tener un empleo inestable en la construcción a empresario de productos en conserva. VANESSA SÁNCHEZ

«La Unión Europea nos cambió la vida»

Estaban sin trabajo, iban a irse al extranjero para poder desarrollar su profesión, querían emprender pero no podían hasta que un programa de la UE se cruzó en su camino Granada se beneficia de programas que han cambiado la vida de miles de ciudadanos

Vanessa Sánchez

Granada

Lunes, 22 de julio 2019, 00:18

Cristina Rueda es madre y tiene 24 años. Dependía de sus padres hasta que gracias a realizar el Itinerario 'Operaciones básicas de Restaurante y Bar' fue contratada por un negocio de hostelería en Cijuela. Ahora ya puede comprar las cosas que necesita su hija sin tener que recurrir a sus progenitores. Esta granadina no sabía qué hacía la Unión Europea hasta que entró en ese programa de empleo juvenil que está financiado por el Fondo Social Europeo.

Como ella, muchos jóvenes son ajenos a que la UE financia esos programas. A Cristina le sorprende conocer que existen subvenciones al emprendimiento y proyectos de desarrollo rural. Desconocía que infraestructuras como el AVE, el metro y reformas en instalaciones públicas como pabellones deportivos o centros escolares dependen en buena medida de la financiación europea. Hasta las bombillas de bajo consumo con las que se ha sustituido el alumbrado público en muchos municipios también vienen de Europa. El programa Erasmus, la innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, investigaciones de la Universidad de Granada,.... La cantidad de dinero que la UE ha invertido en Granada en los últimos años es difícil saberla porque existen tantas líneas de financiación que es «imposible dar una aproximación siquiera», explican desde la oficina de Proyectos Europeos de la Diputación de Granada.

Emprendimiento

Cristina ha estado desempleada durante varios años. En una situación igual de desesperante se encontraba Javier Álvarez que este año cumple 37 años. Se había dedicado a la construcción en pequeña empresa. Pero el trabajo era inestable y tiene una familia a la que sacar adelante. Nacido en Albuñuelas, pero residente en Padul este padre de familia había hecho un módulo de FP en el instituto del Valle de Lecrín años antes. Como proyecto final presentó un plan de empresa que fue el germen de Conservas y Mermeladas La Pauleña. Aún guardaba ese proyecto y en 2012 lo presentó en Aprovalle-Temple, el Grupo de Desarrollo Rural de la comarca del Valle de Lecrín, Costa Interior y Templeque gestiona los fondos europeos para promover el emprendimiento en zonas rurales.

Ese primer año la producción fue de unos 3.000 botes. En la actualidad esta empresa produce en torno a los 70.000 botes de mermeladas y otras conservas, bajo su marca o para otras empresas. Exporta a una docena de países europeos. «Es más fácil hacer llegar la mercancía a Alemania que a Canarias», dice este emprendedor consciente de que el mercado común también le ha ayudado a crecer como empresario. Además, vende a otros países de fuera de Europa. Solo trabajan de forma directa su mujer y él.

En la planta de reciclaje de plástico Nivaplast trabajan más de un centenar de personas

Sin embargo, Javier puntualiza orgulloso que hay muchas otras personas que de forma indirecta se ven beneficiadas por su actividad empresarial: agricultores que llevan sus frutas u hortalizas para comercializarlas en conservas o para su propio consumo, la empresa que produce los envases de vídreo, los que les abastecen de cajas de cartón, las mensajerías o empresas de transporte y la empresa que se encarga de la gestión de la web y de los pedidos a través de internet, son algunos de esos «empleos indirectos que dependen de nuestra empresa». Javier presume también de que el 80% del producto que compra es de Granada.

Medio ambiente

El proyecto de Alberto Ariza, de 36 años, cofundador de la empresa Sulayr Global Service y actual presidente, tiene una repercusión de forma directa a más de un centenar de personas que trabajan en la compañía de reciclaje de plástico y además en el planeta en general porque su proyecto es un ejemplo de economía circular. «Reciclamos envases plásticos de alimentación, como los de las pizzas o los embutidos que tienen cierre termosellado y que están compuestos por poliestireno y PET». Gracias a un proceso patentado por Alberto y su socio, Sulayr Global Service vende el PET obtenido- que es el 90% del envase- tras la transformación a las empresas que fabrican y comercializan envases y el poliestireno a otras que fabrican maceteros de plástico y otros objetos decorativos. Hace una década, Alberto trabajaba para una multinacional en las plantas termosolares que hay en la zona de Guadix. Era el responsable de administración de esa planta, después lo fue también de la zona de Extremadura y de Castilla La Mancha.

Agricultores, la fábrica de envases de vídreo y la de cartón se benefician del negocio de 'La Pauleña'

En 2009 se dio cuenta de que no podía seguir compatibilizando su puesto en esa empresa con el proyecto que tenía en mente y se la jugó. «Tenía un buen puesto de trabajo, con proyección de futuro, en una compañía de referencia como es ACS pero surgió esta idea con otros tres amigos y poco a poco fuimos dejando nuestros trabajos para dedicarnos a Sulayr», recuerda Alberto.

Este granadino reconoce el papel fundamental que ha jugado la Unión Europea y en concreto el programa LIFE -enfocado en proyectos relacionados con el medio ambiente- para el desarrollo de su proyecto: «Sulayr ha tenido un crecimiento exponencial; desde su fundación hemos casi duplicado cada año la facturación, en un ámbito empresarial que tiene un alto componente de inversión en industria pesada sin la ayuda de la Junta de Andalucía, que es decir, Fondos Feder o Unión Europea, no estaríamos donde hoy estamos».

Luigi eligió Granada para vivir después de que gracias a una estancia como Erasmus conociese el amor

Alberto hace hincapié en este sentido porque considera que para llevar a cabo las buenas ideas hace falta dinero. «Gracias a la ayuda de los Fondos Feder que aprobó el primer proyecto inicial, el banco pignoró esa subvención por la que pudimos hacer frente a la compra de la primera maquinaria, y después con otros proyectos, así que los Fondos Feder han servido como trampolín para nosotros», explica el presidente de Sulayr que se convirtió en grupo empresarial cuando adquirió la planta Nivaplast Reciclados en 2014 y que en la actualidad factura cerca de 20 millones de euros al año: en ella trabajan un centenar de personas.

Sulayr, el grupo empresarial, está ubicado en la comarca de Guadix. Según Alberto, la Unión Europea consideraba esta área como 'zona 0' por tener uno de los PIB más bajos de toda Europa. Por eso, toda iniciativa empresarial y sobre todo, industrial, es bienvenida. Un problema, que considera Alberto, padece toda la provincia: «Somos muy buenos comerciantes pero nos falta industria».

Innovación

Salvador Mansilla, de 45 años puso en marcha también un proyecto que podría favorecer el desarrollo empresarial en la zona norte de la provincia de Granada gracias a la utilización de una materia prima muy abundante en esa zona: el esparto. Desde la UE se abrió hace algunos años una línea de financiación de proyectos de investigación. Son losGrupos operativos de la Asociación Europea de Innovación.

La idea vino porque algunas industrias del sector automovilístico habían comenzado a usar este tipo de material. La Diputación propuso que fuese el esparto. Sin embargo, también el cáñamo se incluyó en el proyecto porque tiene otras prestaciones adicionales. Así nació Finalconst que aún está en fase de desarrollo pero cuyo objetivo es utilizar estas fibras para materiales de construcción, en concreto para el hormigón.

La mayoría de los proyectos de innovación serían inviables sin la financiación europea

Salvador Mansilla confía en que pueda ayudar a emprendedores a establecer sus propias empresas para la transformación de esta fibras. Este ingeniero de caminos trabaja en esta iniciativa al mismo tiempo que ayuda a través de Actisa a llevar a cabo el desarrollo de proyectos de innovación como por ejemplo, de inteligencia artificial o de construcción modular. Salvador es tajante en cuanto a cómo su vida ha sido condicionada por la Unión Europea: «Nuestra empresa no tendría la actividad que tiene en la actualidad: cuando nuestros clientes deciden invertir en innovación es porque cuentan con ayudas que generalmente vienen de la UE, sin ese apoyo los empresarios no invertirían»

Salvador explica que si no hubiese tenido esta oportunidad de desarrollarse profesionalmente estaría viviendo en otro país, como algunos de sus compañeros de promoción de la Universidad.

La única relación entre el cambio vital de Cristina y la trayectoria profesional de Salvador es la Unión Europea. Gracias a las líneas de financiación que pone a disposición de empresas, administraciones regionales, provinciales o locales, de las universidades y de otras entidades sociales, Europa ha posibilitado cambios en la vida de todos sus ciudadanos.

Luigi encontró el amor y su desarrollo profesional en Granada

La UGR es una de las universidades europeas más demandadas por los estudiantes europeos para el programa de intercambio Erasmus. Luigi Nazzaro, natural de Italia de 36 años, vino en 2004 a la ciudad. Gracias a ese programa y en esa estancia, su vida dio un giro porque conoció a su actual pareja. Unos años después volvió mediante otro programa Erasmus para jóvenes emprendedores y realizó una estancia en una consultoría de proyectos europeos. En la actualidad Luigi, que estudió Derecho, trabaja como director comercial de Icired . También colabora con el consulado de su país y está desarrollando un proyecto que asegura está creciendo muchísimo y que tiene como objetivo facilitar un fichero de morosos para pequeños empresarios. Luigi es el ejemplo más paradigmático de cómo la Unión Europea ha cambiado la vida a sus ciudadanos, de forma directa o indirecta.

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