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El sol pega fuerte en el Zaidín. Manuel, vecino del barrio, atraviesa la calle Agustín Lara hasta llegar al Mak Market o, como todos lo conocen por aquí, el Súper Ucraniano. «Me encanta todo lo que tienen, pero en especial el zumo, que me lo bebo con mis nietos». En la tienda hay productos de Ucrania, claro, pero también de Polonia, Bulgaria, República Checa y Moldavia. Manuel, dispuesto a pagar en la caja, se sorprende al ver al lado de la puerta un generador eléctrico. «¿Eso también lo vendéis?», pregunta a Anna, una de las dependientas. Ella sale riendo del mostrador, se remanga y lo aparta de la puerta: «¡La mujeres ucranianas podemos con todo!».
El lunes 28, a las 12.33 horas en Granada, las 13.33 en Kiev, un chasquido se llevó la luz. Oksana Komisarchuk, presidenta de la Asociación Slava Ukraini y responsable de Mak Market, hizo lo que todo el mundo: mirar a ambos lados y esperar unos minutos. Sin embargo, cuando averiguó que el apagón era algo más serio, tomó cartas en el asunto. «En Ucrania estamos acostumbrados a esto, a los apagones. Desde que empezó la guerra, prácticamente cada persona tiene un generador eléctrico en casa. Por eso lo teníamos tan a mano. Todo esto ya nos ha pasado».
Desde la asociación, Oksana y el resto de compañeros han mandado a Ucrania una decena de generadores como el que ahora tienen en la puerta de la tienda. «Sabíamos lo que hacía falta: linternas, farolillos de minero, hornillas... y un generador. Así que, como sabíamos dónde buscar, fuimos a alquilarlo rápidamente». ¿Y por qué la urgencia de un generador? «Las temperaturas subían y entramos en pánico -recuerda Oksana-. No somos un gran comercio que pueda tener respaldo de compañías aseguradoras o puedan salvarse... Esto es una tienda sin ánimo de lucro, pertenece a la asociación y todo lo que se gana es para ayudar a Ucrania. Entonces, si perdíamos todo lo que hay aquí, lo perdíamos todo, ¿entiendes? Todo».
El generador del Súper Ucraniano no pasó desapercibido en el Zaidín. «Hubo vecinas que nos decían que les temblaban las paredes... Pero nosotros no nos atrevimos a apagarlo por si perdíamos todo». Además, varios voluntarios se turnaron para estar vigilando la tienda durante la noche, hasta que a las cuatro de la mañana se restableció el suministro. «Así pudimos salvarlo». El martes ya estaba todo en su sitio y a buena temperatura. Manuel y el resto de vecinos se llevan sus productos favoritos. El generador, por si las moscas, sigue allí. «Estamos preparados».
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Amanda Martínez | Granada, Amanda Martínez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
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