«Nos tiraba más trabajar en la empresa con mi padre que ir a la Universidad»
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Almendras López, de Albuñol, ha crecido un 20% en el año de la pandemia y ha alcanzado una facturación de 77 millones de euros«No nos pusimos metas, ni pensamos llegar hasta aquí. Hemos ido trabajado bien y el crecimiento ha venido solo». Miguel López lo cuenta con tanta humildad y sencillez que hace que hasta parezca fácil. Sin embargo él y su hermano Manuel tienen el mérito de haber convertido la pequeña empresa familiar que fundó su padre, Almendras López, en una de las grandes comercializadoras del sector ha cerrado el año de la pandemia con un crecimiento del 20% y una facturación de 77 millones de euros.
Miguel López padre, tiene 71 años y empezó vendiendo almendra como autónomo en Albuñol, en el corazón de la Contraviesa, una zona con gran tradición la producción de este fruto. En 1993 fundó Almendras López y diez años después, sus hijos Miguel y Manuel, cogieron las riendas del negocio. La crisis económica apretaba entonces y llevó a los hermanos López a mirar más lejos. Y acertaron de lleno con el salto internacional, que ha disparado el crecimiento de una empresa que hoy importa más de la mitad de su producción y a la vez vende a 17 países de Europa, África, Arabia Saudí, Rusia, Estados Unidos o Australia.
«El único secreto es trabajar mucho y estar pendiente de la empresa 365 días al año» cuenta Miguel cuando se le pregunta qué les ha hecho líderes en crecimiento empresarial. Los dos hermanos aprendieron el oficio trabajando desde jóvenes con su padre, que ya jubilado y con 71 días sigue visitando casi todos los días el negocio que ha sido su vida.
«Mi madre quería que estudiáramos y fuéramos a la Universidad, pero a nosotros nos tiraba más estar en la empresa con mi padre. Hemos mamado el sector de la almendra desde pequeños y lo conocemos bien, tenemos las ideas claras», cuentan los dos jefes, que han sabido llevar alto a esta empresa familiar empezando desde abajo. «Ahora me encargo de las compras y ventas, pero hasta hace cinco o seis años estaba yo mismo con el camión llevando el grano. He hecho de todo y mi hermano igual», cuenta Miguel, que está orgulloso de haberse ganado la «confianza de clientes y proveedores».
A pesar de su crecimiento en 2020 la crisis les ha afectado «porque muchos clientes han tenido que cerrar parcialmente» por la caída de la hostelería. «No sabemos sin Covid a dónde habríamos llegado», esgrime Miguel. Para este 2021 continúan sus planes de crecimiento y están inmersos en las obras de unas nuevas instalaciones que triplicarán su capacidad actual. «Cuando eres una empresa pequeña lo fácil es crecer. Si sales del círculo ves que el mundo es muy grande y todavía hay más campo para crecer, pero el reto es mantenerse y consolidarse», subrayan.
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