Tablate, zona cero de la España vaciada
Sin futuro. El anejo de la localidad de El Pinar sigue deshabitado y sin proyectos de recuperación, pero ahora hay que sumar que la iglesia ha sido completamente saqueada
La zona cero de la España vaciada se encuentra en la provincia de Granada. Se trata de la pedanía de Tablate, que pertenece al municipio de El Pinar, ubicada sobre la antigua carretera de la Costa, la mítica N-323, en el límite entre la puerta de la Alpujarra y el Valle de Lecrín. Un lugar elevado, con un microclima cálido en invierno y fresco en verano, que durante cinco siglos fue objeto de deseo de moros, cristianos, moriscos, colonos y, a día de hoy lo es de vándalos y desaprensivos.
Tablate es una población, nunca mejor dicho, dejada de la mano de Dios, y de la Curia. Llena de historia, la iglesia, consagrada a Santiago, se levantó, sobre la antigua mezquita, a mediados del siglo XVI. El alminar se convirtió en el campanario. Todavía son apreciables las escaleras, y las ventanas abocinadas de la vieja construcción árabe. Sus paredes estaban decoradas con modestas pinturas murales que el encalado, realizado sobre ellas durante siglos, ha ido ocultando.
El templo fue quemado durante las revueltas de los moriscos de la Alpujarra, en 1569, y se reconstruyó posteriormente, casi por completo, en 1603. Un montón de siglos después, la iglesia ha vuelto a ser saqueada, ultrajada, robada. La puerta de acceso principal, tapiada con duro hormigón, ha sido destrozada a martillazos. Está llena de pintadas que faltan a la inteligencia primero y al respeto después. En el coro, por ejemplo, se puede leer:«Bienvenidos a la 'rave' de Dios», donde la palabra 'rave' hace referencia a una fiesta loca de música electrónica.
Falta asimismo buena parte de la cubierta del tejado, con lo que el peligro de derrumbe parece inminente. Está sucia, llena de desperdicios, colillas, velas y latas y botellas. Pero no es todo. El alcalde de El Pinar cuenta que, gracias a una denuncia anónima, el Seprona de la Guardia Civil se personó recientemente para comprobar que se habían profanado las tumbas que hay en esta iglesia de Tablate. «Habían roto las lápidas y los huesos estaban esparcidos por toda la nave, frente al altar», comenta. «Es lo que faltaba».
Denuncia de la Guardia Civil
La Guardia Civil realizó el consiguiente informe de denuncia y lo elevó a la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, según cuenta el alcalde, «y nos terminó llegando a nosotros, que ni somos propietarios de la pedanía de Tablate, que es privada, ni tampoco de la iglesia, que es de la Curia». Así que, estos días pasados, el pequeño municipio de El Pinar ha dirigido sendos escritos a los dueños de la pedanía, «que siempre ha sido privada»;y a la Curia, «para que tomen cartas en el asunto».
Pero Tablate también es un fantasma en el olvido de sus propietarios, unos empresarios que viven entre Madrid y Granada y que hace un par de años pusieron precio de seis millones de euros a una pedanía y sus casas en ruina, sus olivos centenarios, su aire límpido, su brisa hogareña, sus vistas paradisíacas. A día de hoy, según comparte el alcalde de El Pinar, Francisco Titos Martos, «no han recibido ni una sola oferta, según me comentaron esta misma semana, que he tenido que hablar con ellos».
Por esta razón, el alcalde atesora un proyecto que ha ofrecido a estos empresarios. «Se trata de buscar una solución a conveniencia de todos. Dada la privilegiada ubicación de Tablate, de su clima y sus vistas, podríamos levantar una residencia para extranjeros, para mayores, para que disfrutaran del lugar». Tablate pasaría entonces de zona cero a milla de oro.
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