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El diputado José Ramón Jiménez (derecha) y los técnicos revisan el hallazgo. PEPE MARÍN

ARQUEOLOGÍA

El subsuelo de Niñas Nobles revela una posible tumba cristiana de época romana

Su conformación física y una herida en la frente sugieren que podría tratarse de un soldado de alta graduación

Jueves, 24 de julio 2025, 23:44

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Las piedras antiguas hablan, y los cuerpos también. Mucho más cuando aparecen en un entorno que, como el de la Catedral, parece ser uno de los núcleos donde se ha desarrollado la vida de Granada durante los dos últimos milenios, como mínimo. En el último siglo, han sido tres los hallazgos de vestigios humanos de la época romana que han marcado nuestra historia reciente. Y todos tienen en común encontrarse en unos centenares de metros, en las actuales calles de Gran Vía –a principios del siglo XX– y Cárcel Baja. Los dos primeros hallazgos –el último, el del romano que apareció durante las obras del futuro Hotel Claridge, antigua sede de CajaGranada— comparten el hecho de que los restos humanos encontrados reposaban en el interior de un sarcófago de plomo. El tercero acaba de producirse en los cimientos del Colegio de Niñas Nobles, durante el proceso de ampliación del edificio para ser adaptado a su nuevo papel de sede institucional de la Diputación de Granada. Es, de momento, el enterramiento de dos seres humanos de en torno al siglo IV de nuestra era, es decir, ciudadanos de la Ilíberis tardorromana o paleocristiana, ambos términos manejados por el equipo de arqueólogos que encabezan Miguel Castellano y Carlos Sánchez Tarifa.

Las excavaciones, según los técnicos de la Diputación, tienen carácter preventivo –debido, precisamente, al hecho de que en los inmuebles vecinos, habían aparecido restos– y se iniciaron a principios del pasado mes de junio. La instalación de un nuevo ascensor adosado a uno de los patios exteriores motivó la realización de una cata vertical que ha profundizado unos cuatro metros sobre el rasante, y en el que han aparecido los vestigios.

Al margen de los directores, los técnicos José María López e Iñaki Pueyo continúan con el trabajo, para el que se va a pedir una ampliación a la Junta de Andalucía de en torno a metro y medio de anchura, ya que con el espacio sobre el que se ha actuado sólo se ha llegado hasta la cintura de los cadáveres. Con todo, afirman los responsables de la excavación, se han encontrado restos correspondientes a cuatro fases históricas: contemporánea, moderna, islámica y romana, perfectamente visibles en el corte de las paredes en las que se ha ahondado.

El espacio de unos siete metros cuadrados donde se han hallado los restos. P. M.

Así, según los arqueólogos, de la fase contemporánea destaca la aparición de estructuras constructivas del propio edificio de Niñas Nobles, incluida una conducción de agua potable realizada con atanores. De la época moderna, se han encontrado los cimientos de la primera fase del edificio, que fuera palacio y luego colegio –al que acudió Francisco Ayala, por ejemplo–. También se ha encontrado una estructura horizontal que podría ser una repisa para colocar cántaros.

De la fase islámica han aparecido, afirman los técnicos, restos de una estructura muraria, así como un importante repertorio de material cerámico, del cual destaca una tinaja y una estructura hidráulica realizada en mampostería que posiblemente se trate de un pozo de época nazarí, perfectamente visible, además, para quien observa la estructura desde arriba.

Del siglo IV

Empero, el hallazgo más destacado de la excavación, como ya se ha dicho, se remonta a época tardorromana. De este periodo se ha documentado un enterramiento realizado en una fosa mediante una estructura de cubrición de lajas y un lecho de guijarros en la que se depositó un cuerpo de un individuo de edad adulta en decúbito supino –boca arriba– con la típica orientación este–oeste, con la cabeza mirando hacia Jerusalén o hacia la fuente de la luz matutina, según el ritual cristiano de la época. Lo excepcional, afirma Miguel Castellano, es que se ha confirmado la existencia de un rito 'post mortem', por el cual se accedió a la tumba cuando el cadáver estaba en estado esquelético. Junto al cuerpo ha aparecido un molar de un herbívoro que, según los arqueólogos, no sería casual, sino que habría sido colocado en ese punto en dicho ritual. También se modificó en este acto la posición del cráneo, para colocarlo en sentido opuesto a la columna vertebral.

En la excavación se han encontrado enseres de diversos periodos, aunque no hay ajuar funerario. P. M.

Estos son los datos que derivan del informe técnico. A partir de este momento, se pueden hacer todo tipo de preguntas e incluso entrar en todo tipo de especulaciones, más o menos plausibles. De los restos extraídos hasta ahora se puede inferir que el cuerpo hallado pertenecía a un hombre bien alimentado, fuerte, y la presencia de una herida, cicatrizada, en la frente, sugiere la posibilidad de que fuera un soldado, quizá incluso de un cierto nivel, como un centurión. La extensión de los trabajos, hasta llegar a los pies del difunto, así como el estudio, usando la técnica del Carbono 14, de un trozo de piel que ha aparecido junto al cadáver, pueden aportar datos suplementarios que pudieran completar la información obtenida hasta ahora. Lo cierto es que hallazgos como este ayudan a comprender cómo era la Granada romana, la más desconocida de las ciudades que fueron habitadas sobre el mismo solar que luego registró las andanzas de los granadinos durante los últimos 2.000 años de nuestra historia.

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