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La Doctora Naya Faro Míguez en su despacho IDEAL

Sífilis: qué no puedes ignorar y cómo prevenir una infección que sigue creciendo

Con síntomas que a menudo se confunden con otras enfermedades las ITS siguen avanzando en silencio

Cristina Ramos

Granada

Domingo, 22 de junio 2025, 09:35

Fiebre, sarpullido en manos y pies, úlceras sin dolor en genitales o boca e incluso síntomas neurológicos como visión borrosa o trastornos psiquiátricos. La sífilis, lejos de ser cosa del pasado, sigue avanzando silenciosamente entre quienes no se protegen. España ha triplicado sus casos desde 2021, y en Granada también preocupa su repunte. La doctora Naya Faro Míguez explica cómo reconocer sus señales, qué hacer ante la sospecha y cómo evitarla.

En Granada, los profesionales sanitarios también lo notan. «Es una infección que puede simular muchas otras cosas, por eso se le llama «la gran simuladora», explica la doctora Naya Faro Míguez, médica especialista en Enfermedades Infecciosas en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio.

Naya Faro Míguez

«Tiene muchas caras y a veces cuesta identificarla»

Médico especialista en Enfermedades Infeccionsas

Síntomas que pasan desapercibidos

La sífilis se manifiesta en tres fases, cada una con sus propios síntomas. En la fase primaria, la señal más característica es la aparición del chancro sinfilítico: una úlcera gomosa, sin dolor, que suele aparecer en la zona genital o en la boca, y que muchos no detectan porque no molesta.

En la fase secundaria, los signos se vuelven más llamativos: fiebre, lesiones en palmas de manos y plantas de los pies, inflamación ocular e incluso síntomas neurológicos como meningitis o cuadros que simulan un ictus.

«Son síntomas diversos y a veces desconcertantes. He visto pacientes que llegan por pérdida de visión repentina y acaban diagnosticados de sífilis»

La fase terciaria, mucho menos frecuente, aparece alrededor de tres décadas después de la infección no tratada, y no en todos los pacientes, puede provocar demencia rápidamente progresiva y alteraciones en la forma de caminar de una persona.

El sexo oral también cuenta

La principal vía de transmisión es el contacto con mucosas infectadas, y el riesgo se dispara en prácticas sin protección. «En el sexo oral, muchas veces no se usa preservativo, y si hay lesiones en la faringe, que no duelen, el contagio puede producirse sin que nadie lo nota».

El preservativo sigue siendo la mejor barrera contra esta y otras ITS, también durante las relaciones orales o en el uso de juguetes sexuales.

Naya explica que en los jóvenes existe un claro cambio social con respecto a los nuevos modelos de relación, hoy en día hay relaciones libres y con múltiples parejas pero además aclara que: «existe una tendencia hacia la pérdida de sentido de riesgo que unido a la escasa información que reciben por los medios, familias y centros en grupos de edad más jóvenes los hacen más vulnerables».

Los mayores también en riesgo

Aunque los mayores de 55 años son el grupo con menor incremento proporcional, sus diagnósticos también se han triplicado desde 2016. «Tienen una vida sexual activa y deben protegerse igual que los jóvenes», afirma la doctora. Sin embargo, suelen acudir más tarde al médico, cuando los síntomas ya han evolucionado o se han complicado.

«El problema no es la edad, sino el desconocimiento. Cualquier persona con una vida sexual activa debería hacerse pruebas de ITS al menos una vez al año, y más frecuentemente si tiene varias parejas o relaciones sin protección».

Un tratamiento eficaz… y accesible

Afortunadamente, la sífilis se puede curar. La penicilina es, desde hace décadas, el tratamiento de elección y continúa siendo altamente eficaz. En la mayoría de los casos, basta con una dosis administrada por vía intramuscular. En infecciones más avanzadas, puede requerirse tratamiento intravenoso.

Tras el tratamiento, se recomienda realizar controles analíticos a los 6 y 12 meses, sobre todo en los casos recientes o con síntomas. No hay resistencias documentadas, pero sí reinfecciones: «Puede volver a aparecer tantas veces como haya contacto sin protección con una persona infectada».

El estigma sigue pesando

Uno de los mayores obstáculos para el diagnóstico precoz no es clínico sino emocional. «El diagnóstico de una ITS todavía provoca vergüenza, sobre todo en personas mayores», reconoce Naya.

«Sin embargo, cada vez más jóvenes entienden que se trata simplemente de una infección, que se puede prevenir, diagnosticar y tratar. Eso es lo que tenemos que normalizar».

Más educación sexual. Menos tabú

«Si bien ha aumentado la incidencia de forma global donde más ha aumentado es en el grupo de edad de 20-24 años y fundamentalmente en hombres».

Para esta especialista, la clave está en la información, «Las campañas deben ir dirigidas especialmente a los adolescentes. Son los más expuestos a mensajes distorsionados sobre el sexo, a través de redes sociales o la pronografía. Si no hablamos con claridad, les dejamos a merced de modelos que no enseñan a protegerse».

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