Seis jóvenes de Granada superan la última oposición a registradores
Con una media de seis años de estudio, diez horas al día, logran su sueño a base de perseverancia y con el apoyo de la familia y los preparadores
Inés Gallastegui
Granada
Viernes, 25 de julio 2025
Andalucía dio la campanada en las últimas oposiciones a Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España, al hacerse con 15 plazas, casi un tercio del total. Pero dentro de la comunidad autónoma despunta claramente Granada: 6 de los 46 aprobados en la convocatoria 2024-25 eran granadinos. IDEAL los ha reunido en la sede del decanato de Andalucía Oriental y allí relatan cómo han logrado superar uno de los procesos selectivos más duros de la administración. Con edades comprendidas entre los 25 y los 41 años, Rocío, las dos Anas, Carolina y los hermanos Jaime y Almudena han invertido una media de seis años y medio en la oposición, estudiando unas diez horas diarias, seis días a la semana. ¿La clave? Aseguran que no tienen ni una inteligencia ni una memoria excepcionales –«La memoria se trabaja», afirman–, pero sí constancia, disciplina, capacidad de trabajo y sacrificio, confianza en sí mismos y, cuando las fuerzas flaqueaban, el respaldo inquebrantable de sus familias, sus parejas y sus preparadores de la academia, que facilita de forma gratuita el colegio profesional.
El cuerpo de registradores es bastante peculiar. Su misión es llevar los Registros de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles, donde sus funciones son la inscripción de documentos –escrituras públicas de compraventa, hipotecas, divisiones horizontales y herencias–; la publicidad registral –proporcionan información sobre la situación jurídica de los inmuebles–; y el asesoramiento técnico-jurídico a particulares y profesionales del sector inmobiliario y financiero.
Funcionarios y empresarios
Aunque son funcionarios, tienen un régimen mixto y también son empresarios que pagan los salarios de los empleados y los gastos de su oficina. De ahí que los ingresos de un registrador –basados en las tarifas y aranceles que se cobran a los usuarios– sean muy variables: dependen de la actividad económica de la zona, de si el registro está en un pueblo o en una capital, de si se trata de una zona más rica o más pobre... Según distintas fuentes, un registrador principante –como nuestros protagonistas– puede ingresar entre 50.000 y 80.000 euros anuales y, a medida que va mejorando destinos –hay más de mil registros en España–, puede incrementar sus ganancias hasta una cantidad de entre 150.000 y 500.000 euros anuales. Pero no son cifras oficiales: es el secreto mejor guardado de la profesión.
Se trata de un buen premio, sí, pero acorde con la dificultad del reto: la oposición, exclusiva para graduados en Derecho, consta de cuatro ejercicios, dos orales (una hora) y dos escritos para resolver supuestos prácticos (seis horas). Son 349 temas, miles y miles de páginas de textos de Derecho Civil, Mercantil, Administrativo, Procesal, Hipotecario, Fiscal y Notarial que hay que saberse de memoria. Las pruebas se convocan cada dos años y son eliminatorias: el primer ejercicio se hace en septiembre y el último, en mayo. Hay un tribunal único en Madrid.
Han tardado entre dos años y medio –los hermanos Jaime y Almudena– y 15 años –Rocío– en superar la oposición, pero todos se lo han tomado, literalmente, como un trabajo a jornada completa, con un horario de mañana y tarde para sumar, de media, diez horas diarias de estudio que pueden llegar a trece cuando se acerca el examen. En plena juventud, son cientos los planes a los que han tenido que renunciar.
«Mi preparador me enseñó que el día de descanso es tan importante como los días de estudio», resalta Ana Jiménez. «Las horas son importantes, pero si no estás concentrado, ya puedes estar quince, que no te cunde –resalta Carolina Alonso–. La memoria se trabaja. Yo al principio veía imposible tener 350 temas en mi cabeza y, conforme avanzas, ves que puedes».
No todos los flamantes registradores granadinos se conocían entre sí. Cuatro de ellos se han preparado en algún momento en la academia del decanato de Granada y recuerdan con cariño a sus preparadores –los a su vez registradores Javier, Rosa, Conchita, José Carlos, José Antonio y Sergio–, ante los que 'cantaban' los temas una vez por semana. «Son medio psicólogos. Si tienes dudas, te las quitan. Te convencen de que lo vas a conseguir», coinciden.
Destacan el asesoramiento y formación aportados gratuitamente por el colegio, que además ofrece becas para ayudar económicamente a quienes tienen dificultades para invertir tantos años de dedicación exclusiva al estudio. Pero reconocen también que dejarlo no es el fin del mundo. Quienes se descuelgan de esta durísima oposición tienen un hábito de estudio tan consolidado que pueden enfrentarse a otros temarios jurídicos con solvencia. Y los que optan por la actividad privada suelen tener las puertas abiertas como empleados de notarías y despachos de abogados. «Los conocimientos de Derecho privado que tenemos no se consiguen en ningún master», recuerda Ana García Velástegui.
Elección de destino
Tras dos semanas en un curso práctico en Madrid, la jura o promesa del cargo en una solemne ceremonia el pasado viernes y muchas celebraciones con familiares y amigos, en septiembre tendrán que elegir destino. En Granada solo está vacante el registro de Montefrío, pero todos están abiertos a viajar y, poco a poco, ir consiguiendo plazas más cerca de sus familias. Cada tres meses hay nuevos concursos de las vacantes que se producen por fallecimiento o jubilación de sus titulares. Excedencias hay pocas. La más famosa, la de Mariano Rajoy, para ser presidente del Gobierno en 2011.
Tras conseguir su sueño con mucho esfuerzo, animan a los aspirantes que aún están en el camino a perseverar para lograrlo. «Es fundamental creer en ti y no compararte con nadie. Se puede –subraya Rocío–. Todo llega, aunque no sea a la primera».
Rocío Echeverría 41 años
«Conocí a mi marido en la academia y me ha apoyado muchísimo»
Optó por las oposiciones a registros siguiendo el ejemplo de su hermana. En la academia de Granada conoció a Javier, que aprobó en 2014 –ejerce en Albuñol– y se convirtió en su marido. En 2023, caer en el tercer ejercicio la dejó hundida y se marchó a Murcia a terminar la preparación. «Me levanté mucho más fuerte, con el apoyo de mis preparadores, mi familia y mi marido. Él está más feliz que yo. No tengo hijos; si no, me habría vuelto loca», bromea.
Ana Jiménez Ruiz 29 años
«Cuando suspendes, estás triste y enfadada, pero hay que seguir»
Su elección, sugerida por su madre, no fue «vocacional», pero una charla en el decanato de Granada la decidió. Ha tardado tres convocatorias, siete años y medio. «Cuando suspendes lo pasas mal. Durante unos días estás triste y enfadada, sobre todo contigo misma. Hay que continuar. El bajón mental se pasa», asegura. Le gustaría conseguir un destino cerca de Granada, porque no quiere separarse de su hermano de 11 años, pero está abierta a viajar.
Ana García Velástegui 29 años
«Sabía que iba a ser sacrificado, pero lo tenía claro»
Pensó en seguir los pasos de su madre, magistrada, pero las prácticas en un juzgado no la convencieron y se decantó por los registros. «Sabía que iba a ser sacrificado, pero lo tenía claro». En 2020 suspendió el primer ejercicio «por hablar demasiado rápido. Fue muy duro, pero también un aprendizaje». En 2022 cayó en el dictamen práctico y se marchó a Madrid para machacar ese ejercicio. Feliz y agradecida a su pareja y su familia, lo ha logrado ala tercera.
Carolina Alonso 31 años
«Esta oposición está abierta a todos. Yo he estudiado con beca»
Natural de Huéscar, estudió Derecho y Políticas en Madrid y descubrió su vocación en una charla de orientación. En 2020 se presentó «a probar suerte con las bolas», en 2022 se retiró y en 2024-25, sin experimentar ni un suspenso, lo ha logrado. «Esta oposición está abierta a todo el mundo. Yo tenía una situación familiar complicada y el colegio me dio una beca de 400 euros mensuales que, una vez aprobada, devolveré poco a poco», explica.
Jaime Ruiz Quirante 29 años
«Es una cuestión de constancia. A veces es mejor ir a tomar el aire»
Cuando ya ejercía como ingeniero industrial, empezó Derecho «por curiosidad» y, tras terminar, decidió seguir el ejemplo de su hermana mayor –registradora y notaria– y acompañar a la menor en la preparación de las oposiciones. Al igual que Almudena, lo ha logrado al primer intento, con solo dos años y medio de preparación. «Es una cuestión de constancia diaria. Hay días que te da un bajón y te compensa más salir a tomar el aire», asegura.
Almudena Ruiz Quirante 25 años
«He renunciado a muchos planes. Solo iba si eran en sábado»
La benjamina del grupo estudió Derecho y ha preparado la oposición en Madrid. Estudiar con su hermano le ha venido bien: «Nos dábamos apoyo mutuo y llevábamos los mismos temas a la semana. Eran piques sanos». Ha aprobado en un tiempo récord y con la mejor nota del grupo: tiene el número 12 de 46 y, por tanto, prioridad para elegir destino. «He renunciado a muchos planes con mi novio: solo iba si eran un viernes por la noche o un sábado», admite.
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