«Fui a una revisión postparto y me diagnosticaron cáncer de mama y otro embarazo»
Con un bebé de nueve meses, Estefanía Jaldo empezó quimioterapia en el hospital Materno de Granada, donde se preparó para traer al mundo, sin riesgos, a su segundo hijo
Jesús es un terremoto. Cada vez que su madre se da media vuelta, sale escopetado. Con año y medio, corre, salta, se sube a una fregadora, se cae... Pero ahí está su hermana Estefanía para echarle un cable. «¡Arriba!», le anima con sus casi tres años. Apenas se llevan 15 meses. Sus padres, de mismos nombres, no lo planearon, pero en un par de años ya eran cuatro en la familia. A las puertas del hospital Materno-Infantil Virgen de las Nieves, en Granada, repasan su historia con IDEAL.
La madre es Estefanía Jaldo, de Alfacar, arquitecta técnica y que hoy tiene 41 años. Antes de su primogénita, sufrió un aborto natural y otro ectópico, así que «fue un embarazo muy deseado, muy disfrutado, como para cualquier pareja primeriza». La niña nació el 3 de enero de 2023. Decidió darle el pecho. Todo iba bien hasta que, a principios de verano, notó un bulto. Pensó que sería un ganglio inflamado y, ya en septiembre, fue a una revisión postparto.
«Según me puso el ecógrafo en la mama, la ginecóloga dijo: esto no me gusta, no tiene buena pinta. Había que hacer una biopsia. Yo no quise darle importancia hasta que se confirmara»
Estefanía Jaldo
Paciente de cáncer
«Según me puso el ecógrafo en la mama, la ginecóloga dijo: esto no me gusta, no tiene buena pinta. Había que hacer una biopsia. Yo no quise darle importancia hasta que se confirmara. Me hizo también una ecografía vaginal. Introdujo el aparato y exclamó: ¡ay! Entonces sí tuve miedo, pensé que se había extendido, pero, para mi sorpresa, me dijo que estaba embarazada otra vez», comparte la protagonista.
En 48 horas, Estefanía se sometió a todo tipo de pruebas, salvo PET-TAC porque era muchísima radiación para el bebé. Tenía un tumor benigno en la mama izquierda y uno maligno en la derecha tipo Her2 positivo. Representa cerca del 20% de los cánceres de mama y es más agresivo. También había metástasis en un ganglio en la axila. Además de parar el tratamiento biológico para su enfermedad de Crohn, tenía que decidir si quería interrumpir el embarazo.
Comité de tumores
Si los médicos consideraban seguro seguir adelante, Estefanía confiaba en ellos. La jefa de la unidad de Mama, Isabel Pérez, se lo dejó claro: «Vamos a ir a por todas, a por ti y a por el bebé». Un comité de tumores estudió cómo abordar el primer trimestre. «Es un periodo muy crítico, cualquier fármaco puede producir una malformación. El reto era lograr una supervivencia igual que en una mujer que no está embarazada y traer al mundo a un hijo sano», comenta el jefe de servicio de Ginecología, Jorge Fernández Parra.
«Nuestra opción era la quimioterapia, pero elegimos operar primero para darle un poco de tiempo al bebé a que creciera»
Verónica Conde
Oncóloga del hospital Materno-Infantil Virgen de las Nieves
Según la oncóloga Verónica Conde, la radioterapia está contraindicada y también un tratamiento dirigido porque puede aumentar o disminuir el líquido amniótico. «Nuestra opción era la quimioterapia, pero elegimos operar primero para darle un poco de tiempo al bebé a que creciera», señala. Le practicaron una mastectomía completa, pero sin PET-TAC no podían saber si había quedado todo limpio.
Un mes de reposo y, de 21 semanas, empezó la quimio. Ni náuseas ni vómitos, pero sí un cansancio «impresionante». Su niña tenía nueve meses. «Recuerdo estar tumbada en su cama y ella agarrada de mi mano mientras jugaba con la abuela en el suelo. Estaba tan cansada que muchas veces olvidaba que estaba embarazada», confiesa. El tratamiento se cortó en la semana 35 y, el 1 de abril de 2024, los profesionales provocaron el parto.
Jesús nació sano, pero antes del mes lo ingresaron por bronquiolitis; su madre empezaba radioterapia. «Con dos niños tan pequeños no podíamos. Nos fuimos a casa de mis padres. Si no fuera por ellos, por mi hermano, mi cuñada, no lo habríamos conseguido», agradece. Tras la radio, volvió la quimio; esta vez, sí sufrió más efectos secundarios, y después, un tratamiento dirigido con inyecciones en la pierna.
Lo que nadie cuenta
«La gente me ve bien, pero me duelen muchísimo los huesos; he perdido fuerza en las manos; tengo problemas de memoria; un linfedema en el brazo; hipotiroidismo; lipedema, y me han provocado la menopausia artificial para evitar que hormone. Hay cosas que nadie te cuenta. Y ahora tengo pelo, pero el tratamiento continúa. Tengo que tomar una pastilla cada día y estoy esperando a que me hagan la reconstrucción», resume Estefanía.
Sin embargo, con su marido y sus dos hijos a su lado parece poder con todo. Su familia le devuelve la energía que tan a menudo le falta, incluso en los días en los que no puede ni con su propio peso. «El proceso ha sido largo y duro, para qué mentir, pero se lo debo todo a los profesionales del hospital. Son mis ángeles de la guarda».
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