Un pueblo para disfrutar con lentitud
Rincones al descubierto ·
Entre la Costa Tropical, la Alpujarra y Granada capital, Nigüelas es un enclave privilegiado con un rico patrimonio paisajístico y cultural que bien se merece una visita tranquila y sosegada para descubrir sus muchos tesorosJesús Lens
Granada
Miércoles, 29 de julio 2020, 01:27
Este año, el viajero que visite Nigüelas no podrá gozar de los conciertos del festival músico-cultural Festina Lente, pero será la única restricción que encuentre para disfrutar de los muchos atractivos de uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Granada.
Nigüelas es balcón del Valle de Lecrín, el valle encantado de la provincia granadina, pero también respira un aire alpujarreño de lo más encantador. Y, por su especial situación geográfica, está a tiro de piedra de la capital y de la Costa Tropical, al borde de la autovía.
Desde que el viajero se baja del coche y echa el pie en Nigüelas, notará que sus movimientos se enlentecen. No es cansancio. No es pereza. No es abulia. Es que en Nigüelas ya practicaban la filosofía 'slow' desde mucho antes de que se patentara dicha etiqueta. De ahí lo de Festina Lente, un latinajo que significa 'apresúrate despacio'. Era una expresión muy utilizada por el emperador romano Augusto, alterado por el comportamiento irreflexivo de uno de sus generales. Su expresión «caminad despacio si queréis llegar antes a un trabajo bien hecho» es un antecedente lejano de nuestro 'vísteme despacio que tengo prisa'.
Información útil
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Acceso Autovía de Sierra Nevada-Costa Tropical. A-44. Salida 157
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Ayuntamiento Antiguo palacio del siglo XVI con espléndidos jardines
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Jardines Müller De inspiración francesa, del siglo XIX. Concertar cita previa
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Almazara Las Laerillas Museo dedicado al aceite de oliva. www.almazaralaerillas.es
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Ruta acequia de la Pavilla Agua y frescor en un recorrido muy sencillo
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Partidor de aguas Del siglo XVI
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Plaza de la Constitución Centro del pueblo, con sus fuentes de agua fresca
El viajero que camine por Nigüelas podrá disfrutar de un entramado de calles de origen morisco y, también, de un buen número de casas señoriales y nobles edificios, con sus escudos y blasones sobre la piedra. El mejor ejemplo es el Ayuntamiento de la localidad, el antiguo palacio de verano de la familia Zayas, construido en el siglo XVI y restaurado y adaptado a su nuevo uso en la década de los 90 del pasado siglo.
Nada más acceder al edificio, el viajero se encontrará con un primer patio y una soberbia portada renacentista, un regio balcón y el escudo nobiliario que culmina la fachada. El interior del palacio alberga dos enormes tinajas cerámicas incrustadas en el suelo. El patio central, cuadrado, tiene columnas de mármol de Sierra Elvira en estilo dórico. Las zapatas de madera de pino de Albuñuelas son las que soportan las vigas y artesonados del pasillo superior. A partir de ahí, una escalera de estilo mudéjar con azulejos decorados a mano, colocados entre las baldosas.
Nigüelas, puerta de las altas cumbres de Sierra Nevada
Además de servir como centro neurálgico que permite desplazarse con toda comodidad al Valle de Lecrín o a la Costa Tropical, Nigüelas es una de las puertas de acceso a las altas cumbres de Sierra Nevada. De allí parte una ruta clásica para subir al pico del Caballo, el 3.000 más occidental y meridional de la Sierra. El viajero convertido en excursionista, que ha de estar en buena forma, debe cruzar el río Torrente y buscar el Cortijo Echevarría en 4x4. Ya a pie, se continúa hacia el Mirador de la Rinconada y la Loma de los 3 mojones, hasta coger la cuerda del Caballo.
El viajero también disfrutará del jardín del Ayuntamiento, de estilo francés, con árboles centenarios como los Júpiter o una hermosa encina. Colindante con los del Ayuntamiento, los jardines Müller son otro de los paraísos interiores de Nigüelas. Para visitarlos, eso sí, debe hacer previamente la gestión correspondiente, dado que son privados.
El viajero también descubrirá el partidor de aguas del municipio, con su cruz de piedra del siglo XVI. Saliendo del pueblo, se encuentra con la ruta de la acequia de la Pavilla, así llamada por ser el lugar elegido por los jóvenes de la localidad para ir a pelar la pava. Resulta una senda muy divertida y disfrutona, con sus estrecheces, sus pasos casi abovedados y la vista de la falla de Nigüelas. Destaca otro distribuidor de aguas, muestra de la sencilla, pero ingeniosa ingeniería hidráulica con aplicación práctica para la gente.
La otra gran joya de Nigüelas es la antigua almazara de Las Laerillas, uno de los mejores ejemplos de almazara de prensas de finales del siglo XV o principios del XVI, cuya estructura y maquinaria se ha conservado hasta nuestros días, debido principalmente a que estuvo en funcionamiento hasta el año 1942. La construcción renacentista posiblemente constituya la reforma de una anterior fábrica de aceite de época islámica. Se trata de un molino de sangre que, antes de usar bestias, posiblemente utilizó la tracción humana.
El viajero se sorprenderá al descubrir ingenios de proporciones descomunales y, a través de las explicaciones de los encargados de mostrar el museo, se adentrará en el conocimiento de la elaboración, el envasado y el comercio de aceite de oliva desde tiempos inmemoriales. A lo largo de la visita se descubre el patio del acarreo o patio de trojes, el espacio para la molienda, el molino de sangre y la enorme prensa.
La buena conservación tanto del inmueble como de los objetos originales se debe a la voluntad de su última propietaria, María Antonia Zayas Fernández de Córdoba y Osorio Calvache, y a la decidida y excelente rehabilitación de finales del siglo XX.
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