Cuatro nuevos cachorros de lince ibérico nacieron esta primavera en Sierra Arana
La recuperación de la especie endémica de la Península Ibérica es un caso de éxito inédito, al pasar de menos de cien ejemplares a 2.400 en poco más de veinte años
Inés Gallastegui
Granada
Domingo, 5 de octubre 2025, 00:06
Hace tres semanas cámaras instaladas para el seguimiento de osos y lobos captó por primera vez la presencia de un lince ibérico en los Pirineos. El caso de 'Secreto' –liberado en la Sierra Norte de Sevilla e identificado gracias al chip que lleva incorporado– es paradigmático del éxito del programa de reintroducción del 'Lynx pardinus', que ha permitido eludir el riesgo de extinción que pesaba sobre esta especie endémica de la Península Ibérica: a comienzos de este siglo quedaban menos de un centenar de ejemplares –todos en Andalucía– y hoy hay contabilizados más de 2.400 por toda la piel de toro.
La provincia de Granada ha puesto su granito de arena en ese éxito: desde diciembre de 2022 se han introducido en Sierra Arana 32 ejemplares de este felino, la mayoría procedentes de centros de cría en cautividad. El año pasado nacieron los primeros tres cachorros en libertad en décadas –el lince desapareció de la provincia hace más de 30 años– y esta última primavera han venido al mundo otros cuatro, según confirma el director del Programa de Recuperación del Lince Ibérico en Andalucía y coordinador del programa LIFE Lynx Connect, Javier Salcedo. «Puede que sean más de cuatro, porque en las cámaras de fototrampeo no siempre se ven imágenes claras», explica Salcedo. Son hijos de dos hembras, Toranja, procedente de un centro de cría en Portugal (su nombre significa 'pomelo'), que ya fue madre el año pasado, y Uca.
Datos sobre el lince ibérico
-
Censo en la Península Según el último censo hecho público por el Ministerio para la Transición Ecológica en mayo de este año, en 2024 había en la Peninsula Ibérica 2.401 individuos: 1.557 adultos o subadultos, 844 cachorros nacidos a lo largo del año y 470 hembras reproductoras. Desde el reducto de Andalucía en el que se encontraban a comienzos del siglo XXI, ya hay 17 áreas geográficas distintas de España y Portugal donde la especie se reproduce.
-
Crecimiento exponencial La población pasó de menos de 100 ejemplares en 2002 –todos en Andalucía– a más de mil en 2020, pero desde esa fecha se ha más que duplicado, de 1.111 linces a 2.401, con una tasa de crecimiento anual medio del 29%.
-
En Andalucía El año pasado había 836 ejemplares en la comunidad autónoma, 78 más que en 2023, y se ha producido un incremento de 19 territorios reproductores y 24 cachorros con respecto a la anualidad anterior.
-
En Granada En la provincia el lince ibérico estaba extinguido desde hacía más de tres décadas. Desde diciembre de 2022, se han liberado en Sierra Arana un total de 32 ejemplares: cinco en 2022, nueve en 2023, diez en 2024 y ocho en lo que llevamos de 2025. De ellos, 22 proceden de centros de cría en cautividad y el resto habían sido capturados de la población de Sierra Morena y de la de Doñana-Aljarafe.
-
LIFE Lynx Connect Es un proyecto de cooperación transnacional del que forman parte las autoridades de dos países, España y Portugal, cuatro comunidades autónomas (Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia); ONGs del sector medioambiental; representantes del sector cinegético; empresas privadas y el apoyo del CSIC.
El ambientólogo explica, sin embargo, que no es fácil determinar cuántos linces viven en la provincia. Calcula que «entre 15 y 20», pero recuerda que varios de los ejemplares liberados han muerto –la mayoría, por atropello–, mientras otros se desplazan entre diferentes territorios. Por ejemplo, se han localizado ejemplares en Deifontes y en Montefrío, y gracias a los collares con localizador se sabe que ya hay intercambios en ambas direcciones entre la población de Sierra Arana y la de Sierra Mágina, en Jaén, mientras que uno de los felinos liberado en Granada se desplazó a la Sierra de Gádor, en Almería, y llegó a Alicante, donde se le perdió la pista al acabarse la batería del chip.
El equipo de LIFELynx Connect atrapa cada otoño en unas jaulas especiales a los individuos para chequear su salud y colocarles un nuevo dispositivo de seguimiento. Con las crías, hay que esperar a que alcancen un tamaño suficiente para que no les asfixie cuando crezcan.
Los nuevos linces 'granadinos' son hijos de la portuguesa Toranja, que ya fue madre el año pasado, y de Uca
«En conservación hay que tener paciencia», advierte el experto. La zona de Sierra Arana se eligió después de siete años de exhaustivos análisis del territorio y fue elegida por ser un «hábitat óptimo», conectado a otras poblaciones de lince y con abundancia de conejos, que constituyen la dieta principal de este depredador. «Aquí son aliados de los agricultores», recuerda. En estos parajes entre la Vega de Granada y la Hoya de Guadix el 'Lynx pardinus' «dispone de una superficie extensa y es cuestión de tiempo que se forme un núcleo importante». En el conjunto de la Península, la población se ha multiplicado por 2,5 en los últimos cinco años de LIFELynx Connect, heredero de otros programas europeos con el mismo objetivo.
La amenaza silenciosa
«Es uncaso de éxito a nivel internacional. Ni los mas optimistas se imaginaban hace veinte años esta situación», señala Salcedo. Problemas graves como la nueva variante de la enfermedad hemorrágica del conejo, que diezmó la población de este herbívoro, sobre todo en Andalucía occidental, puso en riesgo el programa de reintroducción. «Cuando se hacen las cosas bien y el esfuerzo se mantiene en el tiempo, se consiguen resultados», subraya.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reclasificó al lince ibérico el año pasado como especie «vulnerable», después de superar el «riesgo crítico de extinción» en el que estaba en 2002. Sin embargo, las amenazas siguen ahí. Por un lado, los atropellos en carretera y la ocasional caza furtiva. Por otro, las oscilaciones en las poblaciones de conejos, de las que depende su supervivencia, aunque a veces también comen roedores, aves y crías de ciervos.
La «amenaza silenciosa», menos conocida, es la baja diversidad genética, que los hace más vulnerables a enfermedades hereditarias. Como recordaba la pasada primavera la consejera andaluza de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Catalina García, «todos los linces que corren actualmente por España y Portugal son hijos, nietos y biznietos de las 75 hembras que quedaron en Andalucía hace dos décadas».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión