Un paseo luminoso que da vida a los mayores de Granada
La gremial del taxi traslada a más de un centenar de ancianos hasta el Centro para que puedan ver y disfrutar del ambiente navideño
Encarnación llega puntual a su cita. Aún queda una hora para que la mujer llegue a su destino, pero no tiene tiempo que perder. Camina con ayuda de su asistenta y de un bastón que sujeta con firmeza. Se apoya con cuidado, mira el escalón y sube casi de un brinco al taxi que la llevará hasta el Centro para ver por primera vez en tres años las luces de Navidad que decoran la ciudad. «No podía perderme esta ocasión», dice. La mujer enfunda su rostro en una bufanda de lana roja que le rodea varias veces el cuello y que casi le cubre la mitad de la cara. Protege también sus manos de las bajas temperaturas con unos guantes y deja claro que, ni el frío que arrecia Granada esa tarde, harán que cancele el plan que tenía previsto desde hace varias semanas.
A su energía se suma la de Manuel. A sus 98 años, el hombre observa cada uno de los adornos que hay en el interior del vehículo en el que se desplaza. Un Papa Noel se sostiene en el techo mientras que las luces multicolores y la música ambientan el interior. «Cuidan cada detalle tanto como nos cuidan a nosotros», dice sobre los trabajadores de la gremial del taxi, que trabajan con esmero la ocasión.
Son 32 los conductores voluntarios que participan en esta iniciativa encabezada por el sector del taxi, conocida como 'Paseo de la ilusión' y que tiene como objetivo que las personas mayores de Granada o con dificultades para desplazarse pueda llegar hasta el Centro de la ciudad para ver las calles y el ambiente navideño. Noelia da nombre y rostro a esta labor. Supervisa que cada abuelo tenga su plaza y, después, se suma al trayecto. Pero también al personaje. La joven va vestida con una gabardina y un gorro de Papa Noel de color verde. Su pelo anaranjado completan un diseño ideal. Derrocha alegría y tranquilidad mientras apura los minutos para que lleguen los últimos pasajeros. Después, les explica cuál es el trayecto.
Recorrido
El vehículo parte desde un punto de Granada –distrito Norte, Chana, Genial, Ronda, Zaidín, Beiro y residendia Hermanitas de los pobres– y recorre Gran Vía hasta llegar a la Fuente de las Batallas para después estacionar en la plaza del Carmen. A las espaldas de Noelia, Rafael no deja que su mirada se aparte de la ventana ni un segundo. «Esto no se compara con nada», expresa. El hombre lleva su silla de ruedas bien sujeta para que no se mueva con el giro del coche. No tiene quién le acompañe ni quien le lleve hasta allí. Esta es la única oportunidad con la que cuenta para descubrir cómo han decorado la ciudad.
Poco antes de que el reloj dé las 19.00 horas, todos están ya en el punto indicado. Son 120 los abuelos que han podido disfrutar de este proyecto que comenzó en 2018 y que se realiza en colaboración con el Ayuntamiento de Granada. Los trabajadores colaboran de forma altruista, aunque reconocen que detrás de la iniciativa hay una satisfacción personal. Los mueve el deseo de «devolver a los abuelos lo que un día hicieron por ellos».
Los protagonistas bajan de los vehículos excitados por todo lo que les rodea. Las calles están abarrotadas. Desprenden vida, una vida que penetra en su interior y que hace que algunos de ellos devuelvan a los taxistas en forma de sonrisas, pero también de lágrimas. «No que hacen por nosotros no se puede expresar con palabras», relata Encarnación. La mujer ha esperado la cita todo el puente emocionada.
«A ellos los llena de vida y a nosotros nos basta con ver sus caras de alegría», sentencia Moisés, uno de los conductores que ha participado en la iniciativa por primera vez, pero que admite que no será la última. Mira cada una de las luces que cubren el ambiente, pero no aparta la vista del rostro de Encarnación, Manuel y Rafael. Hay cosas que no se pagan con dinero. Los voluntarios de la gremial del taxi lo saben bien.
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