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Un grupo de palieros ante el Crucificado de piedra de la Basílica Pepe Marín
Virgen de las Angustias

Los palieros de las Angustias: tradición y devoción de la Vega de Granada

La esencia del Cuerpo de Hermanos Palieros reside en su conexión inquebrantable con la tierra | Para formar parte de este cuerpo, solo se exige cumplir un único y significativo requisito: ser hortelano o descendiente de estos labradores

Álvaro de la Torre Araus

Granada

Jueves, 25 de septiembre 2025, 12:52

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En el corazón de la Vega de Granada, ese lugar fecundo y único que ha alimentado a generaciones de hortelanos, emerge una agrupación emblemática: el Cuerpo de Hermanos Palieros. A pesar de la escasez de documentos que validen su origen, su mención ya figura en textos del siglo XVIII, confirmando así su vitalidad y relevancia en la historia de esta corporación patronal.

La hermandad de las Angustias fue fundada en 1545 por un grupo de veinte humildes campesinos que cultivaban en tierras poco fértiles cerca del llamado Puente Romano. El libro de las Constituciones de la Hermandad, fue aprobado por la autoridad eclesiástica el 26 de octubre de ese año y su título era «Regla y luz de Ordenanzas de la Cofradía de las Angustias y Transfixión de Nuestra Señora y de Santa Susana y Santa Úrsula».

La esencia del Cuerpo de Hermanos Palieros reside en su conexión inquebrantable con la tierra. Para formar parte de este Cuerpo, solo se exige cumplir un único y significativo requisito: ser hortelano o descendiente de estos labradores. Este vínculo asegura que la cultura agrícola de la Vega se mantenga entrelazada con la devoción hacia la Virgen. Durante los actos procesionales, los hermanos asumen con orgullo la responsabilidad de portar el palio, símbolo de veneración y respeto. En los últimos años, gracias a las excelentes relaciones con la Base Aérea, que ostenta el título de Decana de Honor todos los Jefes de la base han pasado a formar parte de los palieres de la Virgen

Los nuevos integrantes

El palio, en el contexto de la liturgia, representa un símbolo de reverencia y respeto. Uno de los momentos más esperados por los palieros es el último domingo de septiembre, cuando se abren las puertas y la imagen de la Patrona emerge, cubierta con un manto que irradia amor. Los hermanos, con devoción, sostienen el palio cuidando de su Sagrada Imagen. Gerardo Aranda Taboada, actual decano del Cuerpo de Hermanos Palieros desde hace 13 años, destaca la importancia de esta labor. «Cuando un hermano ingresa, no recibe clases sobre cómo portarlo», aclara, enfatizando que el aprendizaje es un proceso gradual.

«Juan Luis Iañez, capataz del palio, contribuye a la armonía del grupo, que se ha convertido en una familia unida»

«Los nuevos integrantes comienzan llevando los varales centrales y, con el tiempo, asumen las esquinas, donde la técnica resulta más compleja. Este año, aproximadamente 80 hermanos palieros cogerán el palio, distribuidos en tandas de diez, cada uno con su tarjeta de sitio y horario asignado. Juan Luis Iañez, capataz del palio, contribuye a la armonía del grupo, que se ha convertido en una familia unida». Gerardo expresa su afecto por sus hermanos: «Me sé el nombre de todos, tengo sus teléfonos, y siempre que quedamos disfrutamos de la vida y el orgullo de ser palieros de la Virgen». Gerardo nos cuenta que «si sumamos a los 80 los niños y mayores la procesión contará con 110 palieres».

La participación activa del Cuerpo en los cultos es crucial. Cada último domingo de septiembre, la Sala Capitular se transforma en un espacio de camaradería y respeto, donde los hermanos comparten anécdotas y recuerdos, celebrando la devoción que los une. Este encuentro no es solo una reunión, sino un ritual que refuerza su sentido de identidad y pertenencia. «Los palieres tenemos el privilegio de ser los custodias de la Virgen desde que se abren las puertas de ese día a las 6 de la mañana y a las 13:00 horas ofrecemos un amisa que cada año está presidida por el Arzobispo»

El palio, en la Vega todo el año

Uno de los privilegios más significativos del Cuerpo es el honor de portar el palio, que durante muchos años permanecía durante todo el año en una finca de la vega. Los palieros debes vestirse para la ocasión con un smoking o traje negro, pajarita, guantes de piel, la insignia y la medalla. El distintivo propio es una medalla circular fabricada en metal dorado, ocupa el campo rodeado de una filiera la Virgen de las Angustias de perfil timbrada por una Corona Real. La medalla carga sobre un varal del palio terciado en barra

Reglas

Para formar parte de este Cuerpo, solo se exige cumplir un único y significativo requisito: ser hortelano o descendiente de estos labradores.

Un momento muy especial en el calendario del Cuerpo es la ofrenda floral anual. Con esmero, los palieros en plena Vega van deshojando los pétalos de flores que caerán después suavemente desde un helicóptero, creando un espectáculo de colores y aromas en honor a la llegada de la Patrona, simbolizando el amor y la devoción de los fieles.

El Cuerpo de Hermanos Palieros es mucho más que una simple agrupación; es un vínculo vivo entre generaciones de hortelanos y la Santísima Virgen de las Angustias. Su historia, impregnada de fervor y dedicación, ilumina la esencia de la Vega de Granada. Al acompañar a la Virgen bajo el palio, los hermanos cumplen con un deber, pero también celebran la vida, la tierra y una fe que los ha mantenido unidos a lo largo de los siglos. Como bien dice Gerardo con emoción: «Es costumbre hacer hermanos palieros a nuestros hijos nada más nacer. Es algo que se lleva toda la vida». La reciente pérdida de un paliero de 94 años resuena en la comunidad, recordando que la devoción y la tradición son fuerzas silenciosas que siguen latiendo en el corazón de la Vega.

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Los palieros de las Angustias: tradición y devoción de la Vega de Granada