Orugas con polémica en Huétor Vega
El Ayuntamiento fumiga las zonas verdes contra la «plaga» de una especie inofensiva para animales y personas porque molesta a algunos vecinos
Inés Gallastegui
Granada
Jueves, 23 de enero 2025
El Ayuntamiento de Huétor Vega inició ayer la segunda fase del tratamiento contra la «plaga» de oruga de los prados en las zonas verdes del municipio, que inició hace tres semanas ante la presencia masiva de estos insectos que, recién salidos de las telarañas que forman sobre la hierba, han «invadido» distintos rincones de la localidad. Aunque hay quien las confunde, la 'Ocnogyna baetica' no tiene nada que ver con la procesionaria, la 'Thaumetopoea pityocampa', que además de comerse las agujas de los pinos hasta destruir sus copas tiene unos pelos urticantes que pueden ser dañinos para las personas y, sobre todo, para los perros. La oruga de los prados, una especie de prima lejana de la anterior, ni sube a los árboles ni hace ningún daño a los seres humanos o a los animales. Solo come hojas.
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No todas las orugas salen en procesión
La concejal de Medio Ambiente, Olga Calvente (PSOE), explica a IDEAL que, aunque estos insectos son inofensivos, resultan «molestos» e «incómodos» para algunos vecinos –incluso han entrado en varias casas–, lo que ha llevado al Ayuntamiento a encargar a la empresa adjudicataria del control de plagas su eliminación.
Este jueves, los técnicos de la compañía rociaron con insecticida las colonias de varias zonas verdes –el parque de las Viñas, los circuitos de trial y BMX y la plaza de San Miguel Bajo–, que permanecerán precintados durante 48 horas. Fuentes municipales afirman que en esta operación se ha utilizado un insecticida de «bajo impacto ambiental» y «seguro» para los operarios, los usuarios y la naturaleza. La empresa les ha garantizado que, por ejemplo, no afecta a las abejas.
El Ayuntamiento hueteño recuerda que, debido a las altas temperaturas de este invierno, la presencia de las orugas este año es anormalmente alta, y recuerda que otros municipios de la provincia están llevando a cabo tratamientos similares para reducir su número.
Quejas vecinales
Sin embargo, nunca se fumiga a gusto de todos y la medida ha sido recibida con cierta controversia en el pueblo, de 12.000 habitantes. En las redes sociales del Ayuntamiento algunos vecinos aplauden la iniciativa y otros se preguntan por qué fumigar a estas orugas si son inofensivas. Muestran su inquietud ante los efectos del pesticida sobre otras especies animales, como las abejas, las aves o los gatos. «Matar por matar no lo entiendo», critica un usuario.
El concejal de Izquierda Unida Jesús Fernández ha dirigido una pregunta al equipo de gobierno –que podría debatirse en el próximo pleno– para saber hasta qué punto el insecticida empleado es inocuo, «sin ánimo de crear polémica». «¿Inocuo para quién?», se pregunta el edil, quien reconoce que algunos vecinos le han expresado su preocupación por que las orugas devoren las hojas de las numerosas viñas del municipio –famoso por su mosto–, mientras otros consideran la fumigación «una barbaridad».
Josefina Sánchez, vecina de Huétor Vega y bióloga al cuidado de las aves rapaces en el Parque de las Ciencias, es una de las últimas. Entiende que estos artrópodos pueden ser dañinos en las huertas –aunque hay prácticas agrícolas y tratamientos biológicos que permiten eliminarlos sin dañar el suelo, el agua ni los cultivos–, pero no cree que molesten en un entorno urbano.
«No podemos envenenar a los insectos solo porque no nos parecen bonitos. Si entran en casa, se pueden barrer»
Josefina Sánchez
Bióloga y vecina
«No podemos envenenarlas solo porque no nos parecen bonitas. Hay gente que en cuanto ve bichos cerca de su casa reclama que el Ayuntamiento fumigue, y no es necesario. Basta con barrerlos. Es una cuestión de pedagogía», lamenta la especialista, quien recuerda que estos insectos son importantísimos en la dieta de muchas aves que llegan hambrientas a finales del invierno. Además, subraya, el insecticida empleado no es selectivo y también mata a insectos imprescindibles para el medio ambiente, como las abejas.
La bióloga recuerda que en esta fase de su ciclo de vida, cuando salen de sus nidos en las praderas –una especie de telaraña blanquecina–, la presencia de estas orugas resulta muy llamativa porque están apelotonadas, pero en pocos días se dispersan. En verano forman una crisálida bajo tierra y eclosionan en otoño: los machos se convierten en mariposas nocturnas y las hembras, en una especie de bolita de peluche sin alas. Eso, si llegan a adultas.
Libres en la Dehesa del Generalife
Hace unos días, el responsable de Jardines y Bosques del Patronato de la Alhambra, José Carlos Ávila, explicaba a IDEAL que las orugas de los prados proliferan en los olivares ecológicos de la Dehesa del Generalife y no se les aplica ningún tratamiento químico ni mecánico para eliminarlas porque no perjudican al medio ambiente y cumplen su función en la cadena alimenticia, por ejemplo, como alimento para las aves.
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