El nuevo reto de Teo y Alma: subir a la cima del Mulhacén en silla de ruedas
La Asociación de Promoción del Deporte Inclusivo ayuda a dos jóvenes granadinos con discapacidad a cumplir su sueño de ascender al techo de la Península
Inés Gallastegui
Granada
Miércoles, 4 de junio 2025, 00:35
Teo Valderrama Peñalver acaba de cumplir 18 años, es un apasionado de Camarón y el Kanka, los carnavales y Pasapalabra, y le encanta viajar por el mundo con su familia. Alma Matamoros Espinosa tiene 17, estudia Secretariado y sus mayores pasiones son la espeleología y el barranquismo, que la han llevado a simas profundas y ríos escarpados por toda Andalucía.
Son dos chicos granadinos que aman la vida a pesar de una particularidad que se la dificulta: la parálisis cerebral que sufrieron al nacer les impide desplazarse por sus propios medios. El próximo 28 de junio cumplirán un sueño: subir a la cima más alta de la Península Ibérica, el pico Mulhacén, a 3.478 metros de altitud. Para ello cuentan con el respaldo de sus familias y la ayuda de los voluntarios –todo brazos, piernas y generosidad– de la Asociación para el Fomento y Promoción del Deporte Inclusivo (Afoprodei), una entidad con sede en Sevilla que ayuda a personas con diversidad funcional de toda Andalucía a realizar sus desafíos o participar en pruebas deportivas, desde carreras de asfalto o montaña hasta ultratrails o tramos del Camino de Santiago.
Afoprodei les facilitará dos sillas adaptadas todoterreno, especiales para la práctica deportiva, denominadas 'joëlettes', que cuentan con una sola rueda y asas tanto delante como detrás del asiento para los voluntarios que las transportan, en una jornada que promete ser épica.
La asociación adquirió estas sillas en 2017 gracias a una convocatoria de subvenciones y ahora se las presta a las personas que las necesitan para realizar una prueba o desafío deportivo. «Cuestan cada una unos 4.000 euros. Es un gasto que la mayoría de las familias no se puede permitir», explica José Antonio Lopera, presidente de la asociación.
En el desafío participan también tres personas invidentes, dos de Granada y una de Sevilla –el atleta ciego y fundador de la asociación Emilio García–, que caminarán agarrados a una barra direccional sujetada por dos voluntarios cada una.
«Por el momento contamos con veinte voluntarios, porque en una prueba tan exigente hace falta ir turnándose para hacer descansos. Vienen de Sevilla, de Cádiz y de Granada. Pero si se suma más gente, nosotros encantados», explica el responsable de Afoprodei, que cuenta con el apoyo de la Federación Andaluza de Montaña en Granada para la concesión de permisos de la Consejería de Medio Ambiente, ya que el Mulhacén se encuentra en pleno Parque Nacional de Sierra Nevada. También están abiertos a la colaboración de cualquier patrocinador que les ayude a afrontar los gastos de viaje y estancia de los voluntarios.
Una cima con mucho esfuerzo
La idea es partir de Capileira en las lanzaderas de la Consejería o en vehículos privados hasta el área recreativa de la Hoya del Portillo e iniciar allí la ruta hacia las 8 de la mañana, a unos 2.150 metros de altitud. La dificultad, explica Lopera, no es tanto la distancia, unos 12 kilómetros, como el desnivel positivo, más de 1.300 metros. Serán muchas horas.
Su objetivo es hacer cima. «Ya hicimos en 2018 algo similar y llegamos hasta el santuario de la Virgen de las Nieves. Con mucho esfuerzo, pero llegamos», recuerda Lopera. «No sabemos cuánto vamos a tardar, dependerá del estado físico de los participantes y de la climatología. Nuestra intención es llegar, comer, bajar y por la noche compartir todos la cena en Capileira», explica.
Teo Valderrama Peñalver 18 años
Un campeón ilusionado ante la cima
Teo, que tiene reconocida una discapacidad del 96%, ha participado en varias carreras y está muy ilusionado con el reto de subir al Mulhacén, pero también algo preocupado, porque no sabe cómo aguantará tantas horas en la silla. «Después de esta aventura tengo planes de hacer rutas por Pirineos», explica a través de un comunicador Teo, que da las gracias a Afoprodei por contar con él.
«Ya me lo pasé genial con ellos en el trail de Carratraca a principios de año», recuerda el chaval, que en verano subió junto a su familia a los Lagos de Covadonga, en Asturias, gracias a una silla prestada por la asociación. A la vuelta de vacaciones, empezará en la Fundación La Purísima un programa de transición a la vida adulta y laboral, pero después quiere estudiar un módulo de FP de Sonido.
Alma Matamoros Espinosa 17 años
Una vida nueva gracias a la espeleología
Alma, de 17 años, es una deportista avezada: tiene afectadas la mano derecha, la pierna izquierda y el equilibrio, pero puede caminar distancias cortas con andador. Lo que le cambió la vida, tras una época «superdura» al principio de la adolescencia, fue probar la espeleología de la mano de su madre y su hermana melliza, Yebel. Desde entonces ha descubierto cuevas y descendido barrancos por toda Andalucía con el apoyo entusiasta de la asociación gaditana Espeleosocorro sin Fronteras. «Su rehabilitadora dice que no había visto un cambio así en la vida: camina mejor, está empoderada y ha mejorado mucho su estado de ánimo. Es una niña risueña y supersociable», explica su madre, María..
«El reto del Mulhacén le hace muchísima ilusión, por lo que significa de conquista para personas con diversidad funcional, que están tan apartadas, en los márgenes. Hay que ver las caras de estos niños y niñas cuando pueden acceder a esos lugares tan increíbles. La veo feliz y me hace feliz a mí también», explica esta madre, que anima a otros padres de chavales con discapacidad a perder el miedo a superar nuevos retos.
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