Dos ninjas de Granada en el filo de la catana
Memorias de Ida y Vuelta ·
La reciente detención de un individuo que portaba una espada japonesa por la Carrera del Darro recuerda el juicio al 'guerrero ninja' de Cumbres Verdes de 1993 | Aquilino V. P.hirió de gravedad a una pareja y fue condenado en el juicio a veinte años de prisión y cinco más de destierroAquilino P. V., conocido como 'el guerrero ninja', dio con sus huesos en la cárcel y fue derivado a la cocina del penal, donde, irónicamente, se afanaba en dejar los grandes cuchillos limpios como una patena. Algo tendrán estas espadas japonesas y estos guerreros enmascarados que seducen al más pintado.
Sin ir más lejos, este pasado mes de enero una persona fue detenido con una gran navaja tipo 'mariposa' en el centro de Granada y, la semana anterior, este mismo hombre fue detenido en el Paseo de los Tristes acusado de portar un arma peligrosa en la vía pública.
¿Adivinan cuál? Exacto, una catana. Al contrario que lo sucedido en la vez anterior, en esta segunda ocasión el arrestado sí que se mostró nervioso y ofreció algún problema para su arresto. Los efectivos policiales, sin embargo, pudieron detenerlo sin mayores inconvenientes.
Como sucediera cuando fue arrestado por portar una catana, el hombre se enfrenta a una sanción administrativa –que no penal– por llevar un arma u objeto peligroso. Además, los agentes señalaron que les llegaron a indicar que el arrestado había amenazado a una anciana con dicha navaja aunque no se pudo determinar ni la presencia de la mujer ni si los hechos fueron ciertos.
Los agentes llevaron al hombre al hospital para que fuera sedado ya que, según explicaron, no se encuentra estable psicológicamente. Y dado que no ha cometido delito alguno, se encuentra en libertad.
Heridas de gravedad
Si miramos hacia atrás en el tiempo hasta el mítico año 1992 encontramos la historia oscura de Aquilino, el 'guerrero ninja' granadinoque atacó a una pareja en Cumbres Verdes y les causó heridas de gravedad y por lo que fue condenado a veinte años de prisión y cinco de destierro.
Juan Enrique Gómez, redactor de tribunales de este periódico en aquél entonces, recuerda que «desde octubre de 1992 los granadinos se lo piensan dos veces antes de acudir con la pareja a 'echar un rato' en alguno de los parajes que habitualmente concentraban 'enamorados' en busca de un espacio de intimidad, sobre todo los pinares de Cumbres Verdes, donde aquél octubre de hace 27 años, un 'guerrero ninja' ató y atacó a una pareja armado de ballesta y catana.
Aquilino Padial, vestido de ninja, desató las fantasías que imaginó tras ver la película 'Los ninjas Sukuza' una producción de clase Z sobre un asesino con el nombre de Sukuza, que también es la ciudad donde años después se presentó el modelo 'Ninja' de las motos Kawasaki».
Aquilino Padial vio la película, recoge la crónica de 1993, cogió su ropa de guerrero de artes marciales y las armas que había comprado para sus entrenamientos y sin pensarlo dos veces se fue a buscar a alguien a quien demostrar sus dotes de guerrero. Se acercó al coche de una pareja, primero les obligó a darles el dinero que llevaban (poco más de 400 pesetas, que no llega ni a tres euros de hoy) mientras les apuntaba con la ballesta y les advertía que el dardo podría matar a un jabalí a 50 metros…
Después les obligó a salir del coche y a que se atasen a unos árboles. Al joven ya atado, le disparó un dardo a bocajarro que le rozó el corazón; a la chica le asestó dos tajos tras ejecutar una danza marcial frente a ella. No les mató porque el chico herido logró zafarse de las ataduras y encararse al ninja, que huyó entre los pinos.
Granada vivió el caso del 'guerrero ninja' con expectación. El número de coches que acudían a los lugares de parejas se redujo a cero. En la Audiencia Provincial, en la sala primera, en la planta baja de la Real Chancillería, «no cabía un alma el día del juicio», prosigue su relato Juan Enrique Gómez. «Policías, periodistas, abogados, estudiantes de Derecho (Juan Ortiz, fotógrafo de IDEAL, logró captar la imagen del ninja a pesar de que se cubría la cara con las manos esposadas), abarrotaban el lugar.
«Había grandes dudas sobre la instrucción del caso», prosigue. «Para la acusación particular y algunos juristas se tendría que haber considerado un asesinato frustrado, ya que hubo alevosía al atar y disparar el dardo al tórax del joven y al lanzar dos estocadas a la chica aunque solo la hiriese, pero el tribunal presidido por el magistrado Carlos Bellver, estimó que no existía una premeditación y que la alevosía fue una consecuencia de cómo se desarrolló la agresión».
Aquilino era juzgado un año y tres meses después del delito, y en ese tiempo en prisión preventiva, su imagen y su forma de expresarse habían cambiado considerablemente: respetuoso y claro en sus respuestas, pero transmitía un cierto aire de autosuficiencia al hablar de sus pasiones como experto en artes marciales, y al reconocerse como 'guerrero ninja'.
«Estábamos en la época de mayor influencia de series y películas de artes marciales, en un momento en el que el cómic negro japonés copaba una gran parte de la producción editorial para jóvenes de todo el mundo. Como ahora, era fácil adquirir armas y elementos de ataque y defensa de corte marcial.
Aquilino está en la calle. Condenado a 20 años de cárcel y cinco de destierro posterior a obtener la libertad provisional, hace más de diez años que dejó la prisión. También pasaron los cinco de prohibición para acercarse a sus víctimas y a Cumbres Verdes, como dictó el tribunal. Las víctimas se casaron poco después de la agresión. Hubo final feliz.
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