Movimientos críticos

Susana Díaz no termina de convencer a sus críticos por más que enarbole su intención de volver a gobernar la Junta. Tener voces internas en contra es la mejor manera de comprobar que –en términos políticos– te queda la vida suficiente como para que te tengan en cuenta.

Esta semana, un grupo de cargos públicos han reclamado a la secretaria general del PSOE-A que convoque la interparlamentaria; el foro donde se reúnen los 33 parlamentarios autonómicos, los 33 diputados y los 26 senadores socialistas por la comunidad y que lleva más de un año sin hacerlo. Puede tratarse de una encerrona, como la que afrontó la expresidenta de la Junta en el mes de julio en un hotel de Sevilla, donde se acuñó el término de la 'nueva normalidad' del PSOE andaluz; que no es más que el armisticio táctico –y ya veremos si impostado– entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. Pero, tanto entonces como ahora, Díaz cuenta con el apoyo de Moncloa; que no es exactamente lo mismo que Ferraz. También de la mayoría del aparato en Andalucía; un sector en el que se incluye el partido en Granada.

Circularon un papel por el Congreso y por el Senado, algunos firmaron –alguna se molestó– y el documento, finalmente, no fue entregado oficialmente, dicen los encargados de recibirlo. Entre los firmantes y promotores está el granadino Javier Aragón, uno de los primeros contactos de Pedro Sánchez en la provincia, cuando el presidente del Gobierno tenía los apoyos justos para montar una pachanga de baloncesto. De eso han pasado algunos años. Aragón también estuvo en septiembre en el encuentro en la Carihuela donde algunos socialistas en activo y varios veteranos de guerra –como el exconsejero Luciano Alonso– espolearon al jienenses Felipe Sicilia para que destapara su pretensión de disputar las primarias a Susana Díaz. Un congreso, el andaluz, que no será tan pronto como algunos se piensan y que podría desplazarse al otoño de 2021.

Hay quien sospecha que Sicilia ha sido la liebre –sin saberlo– del sevillano Alfonso Gómez de Celis, persona con quien se asocia a Javier Aragón. Y también los hay que, con mesura, apuntan que todavía es demasiado pronto para moverse. Sobre todo, porque Pedro Sánchez aún no ha señalado quién conducirá el próximo 'autobús'.

La metáfora no es una licencia de este cronista; la usa alguien que influirá mucho en la decisión.

LOS DE FRAN

El 30 de junio, Fran Hervías juraba su cargo como senador por designación del Parlamento andaluz y así se reenganchaba a la política en activo que, en realidad, nunca llegó a abandonar. Su círculo aventuraba que el exsecretario de Organización de Ciudadanos tendría mucho que decir en el futuro de la formación en Andalucía y el exsecretario de Organización ya ni se oculta al cuestionar algunas de las decisiones estratégicas atribuidas a Juan Marín. La penúltima, la 'purga' de altos cargos en el Instituto Andaluz de la Juventud. A la fractura interna también han contribuido algunos desacertados relevos dentro del gobierno andaluz en la cuota de Ciudadanos.

Con el granadino se vincula al portavoz naranja en el Parlamento, Sergio Romero, que a ratos intenta marcar distancias con la complicidad que su partido tiene dentro del bipartito, y que ha sido la clave de la estabilidad que no se ha alcanzado en otras partes; basta con seguir últimamente las cuitas de la Comunidad de Madrid.

En Andalucía, la cabeza visible de esta corriente crítica –Hervías está entre bambalinas– es la consejera de Asuntos Sociales, la onubense Rocío Ruiz. Este viernes participó en un acto público en Granada. Y la noche del jueves cenó con un grupo de dirigentes del partido en la provincia.

No estaba entre ellos Luis Salvador, que pasaba sus últimas horas confinado. Además, quienes hablan del enfrentamiento del alcalde de Granada con Juan Marín –que acaba de revalidar como coordinador del comité autonómico– se quedaron varios capítulos atrás.