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Los mosqueteros de la tortilla del Día de la Cruz
Las familias cambian la playa por los colegios para celebrar un 3 de mayo más nublado de la cuenta
Es sábado 3 de mayo, Día de la Cruz, pero el cielo amanece aborregado con aires de Martes Santo. «¿Lloverá?», pregunta Juanito a su padre, también Juan, en el patio del colegio Regina Mundi. «No creo», responde el mayor, que mira de soslayo al resto de adultos. Así empezó el mediodía de fiesta: con música alegre, aroma a morcilla, arroces y pinchitos, pero pendientes de esas nubes que asoman la patita por debajo de la puerta, como el lobo del cuento.
Muchas familias han seguido la misma ruta. El viernes, aprovechando el puente -los que lo tuvieron-, hicieron una escapada a la playa para regresar hoy al patio a celebrar las cruces por todo lo alto. «Hemos quedado con los amigos de clase. Ellos se llevan bien, pero a veces creo que los padres nos llevamos mejor. Hemos montado una pandilla estupenda», ríe Javier. Aunque todos coinciden en que alguien podría haberse traído en el coche el sol radiante de la playa...
Martín tiene siete meses y es el más elegante del patio de Regina Mundi. En la mesa hay una buena tropa de amigos de Primero de Primaria: Borja, Alberto, Javi, Alejandro y Juan. Aunque más que tropa, parecen los mosqueteros de la tortilla. ¡Todos para una y una para todos!
El ambiente familiar reina en este mediodía de Cruces: La Presentación, Las Siervas, La Asunción, Virgen de Gracia, Nazaret, Sagrada Familia... En los patios se mezclan los balones con los trajes de flamenco; los cromos de Stumble Guys con las primeras sevillanas; los gusanitos en el táper del carrito con las bandejas queso y jamón.
¿Teníais ganas de venir al cole en sábado? «¡Esto no cuenta como cole!», responde alterado Luis Roberto, de 6 años, en la Asunción. «Es el cole pero sin cole -explica-. Ojalá mi cole fuera así todos los días». A su lado, su prima Eva replica: «Entonces no aprenderíamos nada y no sabríamos hacer nada de nada». «Intincis ninini nini ninini», se burla Luis. «¿Ves? Por eso te falta cole», sentencia ella. Y ambos salen corriendo a seguir comiendo, jugando y hasta saltando. Desde el castillo hinchable hasta las nubes parecen más pequeñas.
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