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El vértigo del 3 de abril de hace cuarenta años
Memorias de Ida y Vuelta ·
«Apasionante», «Todos a una», tres concejales de la corporación municipal de 1979, la primera democrática tras la Dictadura, reviven la fechaHan pasado ya otros cuarenta años, esta vez de libertad. Tal día como hoy de hace cuatro décadas, el 3 de abril de 1979, los españoles votaban en lo que fueron las primeras elecciones municipales democráticas tras la Dictadura. El diario IDEAL del día siguiente titulaba con grandes letras de imprenta:«La abstención y la izquierda, protagonistas», y a continuación, en una extensa batería de sumarios, desglosaba los resultados nacionales más significativos.
En un segundo titular en la portada, se repasaban los resultados en Andalucía Oriental:«Mayoría de concejales para UCD en Andalucía Oriental» y, a continuación, con el matiz de que se informaba de que la edición se había cerrado con los resultados de las cinco de la madrugada y se presentaba el cien por cien de los votos escrutados, aparecían los de Granada, Almería, Jaén y Málaga. En el caso de Granada, se destacaba el siguiente reparto de concejales:«UCD (11), PSOE (6), PSA (6), PCE (3)y CGDT (1)».
Los resultados obligaron a negociaciones intensas. No fue hasta que se llegó a un pacto que el 19 de abril de 1979 se constituyó la Corporación municipal de Granada. IDEAL titulaba la víspera con la clave de las negociaciones. El antetítulo, seco, afirmaba: «Hoy se constituyen los Ayuntamientos». El titular lo dejaba claro: «La alcaldía de Granada, para el PSOE y la de Sevilla para la del PSA», que eran los andalucistas.
El texto de la primera plana de esta jornada histórica explicaba que «hasta las tres y media de esta madrugada no fue posible conocer los acuerdos de los partidos de izquierda reunidos en Sevilla para decidir el reparto de alcaldías de las capitales andaluzas. La sorpresa de última hora ha sido Granada, donde se había dado como seguro que el alcalde sería del PSA y se ha cambiado por el del PSOE«.
«Al PSA le ha correspondido la Alcaldía de Sevilla. El resto de las capitales andaluzas tendrán también alcalde del PSOE, a excepción de Córdoba, que será del PCE (comunistas). Antonio Camacho García será, pues, el alcalde de Granada si se cumplen los pactos;Arturo González Arcas, del PSA, primer teniente de alcalde; y Damián Pretel, del PCE, segundo teniente de alcalde».
Quedaba ver qué pasaba con UCD, que al fin y al cabo, había ganado las elecciones con once concejales. De forma que, al no lograr la Alcaldía de Granada, trasvasó a su primer candidato –Sánchez Faba– a la presidencia de la Diputación, donde había logrado la mayoría absoluta con 16 diputados.
Testimonio directo
Juan Mata, elegido en 1979 concejal por el Partido Comunista (PCE), tiene la memoria fresca y lúcida. «Cuando yo me afilié era el partido más representativo en la lucha por las libertades y democracia en España. Y en la Universidad era quien tenía una presencia más clara. Era 1974 y tenía 21 años. Y después, como consecuencia lógica con las responsabilidades que tuve, fui presentado a las listas en tercer lugar. Había sido antes presidente de la AA VV del Zaidín, que era donde yo militaba».
También tiene claro el recuerdo del trabajo desempeñado:«Mi orgullo es que entré en el Ayuntamiento con 26 años, era un chaval. Tuve la fortuna de ser joven en momentos maravillosos en los que vivimos todo el impulso de la construcción de la Democracia, de crear algo que no existía. Éramos miles de españoles y españolas los que luchábamos por construir algo que estaba simplemente en nuestro imaginario, no teníamos referencias directas después de 40 años de Dictadura».
Por último, añade que «era apasionante. Había una ilusión enorme de saber que era posible otro país, otro Ayuntamiento otra ciudad. Haber contribuido a ese cambio siendo un chaval forma parte de mis satisfacciones profundas de la vida. Saber que contribuí a cambiar Granada, que era una ciudad oscura, decadente, muy ensimismada, muy falta de todo, desde alcantarillado a moralidad pública, es una satisfacción enorme».
«Funcionó muy bien»
Antonio Pipó tenía en 1979 una ingeniería industrial debajo del brazo y antes de presentarse como concejal por UCD venía de organizar el partido de Oscar Alzaga, pero con la fundación de UCDse sumaron. «La UCD en unos primeros momentos fue una organización de muchos partidos –liberales, socialdemócratas, democristianos–, aquí en Granada funcionó francamente bien, hasta la última fase con la descomposición prácticamente absoluta y que llegamos a desaparecer». Sobre su participación, reconoce la «ilusión y la gran cantidad de trabajo que me tocó hacer. Estuve más en la Diputación que en el Ayuntamiento, con Sánchez Faba».
Sus recuerdos son «muy gratos porque la situación era apasionante. Se partía de menos, de nada. Fue uno de los pasos más bonitos que he tenido en mi vida porque trabajábamos al unísono y recuerdo que los plenos se tomaban decisiones por unanimidad. Y ahí estaba UCD y el Partido Comunista y todos trabajábamos a la vez. Nada que ver con lo que veo que hay ahora. Que parece que el tema de trabajar unidos en un fin que necesitamos parece imposible. Íbamos todos a una. Los tiempos han cambiado», concluye.
De concejal al Senado
El socialista Rafael Estrella es el que más recorrido ha tenido a lo largo de estos últimos cuarenta años, centrado en su caso la política internacional. Por eso quizá quita hierro y comienza con un «no tiene mucha historia. Creo que iba de número dos en las municipales de 1979. En el Ayuntamiento sacamos el PSOE seis concejales y el PSA sacó más votos que el PSOE, pero empatamos a seis concejales. Fue el momento en que en Sevilla ocurrió lo mismo, que quedaron empatados a concejales. Entonces el PSA hizo aquella historia de cambiar Sevilla por Granada para que hubiera pactos de todo tipo en Andalucía para que la izquierda acumulara todas las capitales».
Sucedió que «con seis concejales había que dirigir el Ayuntamiento» y mientras, «tanto yo como Pepe Ladrón de Guevara, que habíamos sido elegido senadores, acordamos que no podíamos estar en el Senado siendo concejales en Granada, con la precariedad de seis concejales nada más y teniendo la Alcadía por primera vez en democracia, así que renunciamos al acta de concejales para que corriera la lista. En el caso del Senado no existían todavía las suplencias, así que optamos por esta fórmula».
–¿Yqué sensación se vivía en aquellos meses de 1979?
–Era una sensación de vértigo.
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