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Un heroinómano en uno de los programas de dispensación en el año 2003. En el círculo, información publicada en el periódico IDEAL sobre el comienzo en Granada del tratamiento con heroína para toxicómanos. R. I.

La larga vida de la heroína en Granada

Memorias de ida y vuelta ·

Granada se convirtió en el año 2003 en la primera ciudad de España en aplicar a los drogadictos tratamientos con heroína y sigue siendo la única del país en ofrecer este programa | Joan Carles March y Manolo Romero, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, destripan tres lustros después «la aventura de su vida»

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Viernes, 22 de marzo 2019

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Miles de andaluces fueron a países como Suiza, Francia o Alemania a trabajar en las décadas de los años sesenta y setenta. Fueron los emigrantes. A su vuelta traían en sus maletas dinero y esperanza. Tres largas décadas después el consejero de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía Isaías Pérez Saldaña viajó a Suiza con una misión que parecía imposible.

A su vuelta, su maletín traía heroína y esperanza. Suiza es el país que quizá más ha experimentado tratamientos revolucionarios en los drogadictos. Y esa experiencia se quiso implantar en Andalucía. Así se hizo en el año 2003 y hoy, ya en 2019, Granada sigue siendo desde entonces la única ciudad española que dispensa heroína legal en este tipo de tratamientos denominados compasivos.

Razones había en 2003 y hay de sobra en 2019. La presencia de la heroína en la capital granadina cada vez crece más. Es la larga vida de la heroína. La Policía Nacional ha intervenido cuatro kilos de heroína durante el pasado ejercicio 2018 –informaba el Cuerpo de Seguridad del Estado a finales del mes pasado–, cuando un año antes, en 2017, apenas aprehendieron dos gramos.

A la izquierda, cobertura informativa del periódico IDEAL sobre el programa de tratamiento con heroína. A la derecha, fotografía del equipo el día de la presentación del Pepsa.
A la izquierda, cobertura informativa del periódico IDEAL sobre el programa de tratamiento con heroína. A la derecha, fotografía del equipo el día de la presentación del Pepsa. R. I.

«No sabemos si se vende más o menos, sólo podemos decir que nosotros hemos incautado cuatro kilos de heroína y puede ser de las mayores incautaciones de los últimos años», señaló entonces el comisario provincial de Policía Nacional, Jorge Infantes.

La droga intervenida por los agentes de la Policía Nacional de Granada tiene un valor económico en el mercado negro de 128.000 euros, 32.000 euros por kilo. Aunque lo importante, independientemente del valor económico, es la cantidad hallada, que viene a constatar que la heroína está registrando un ligero repunte en Granada, aunque nada que ver con la presencia de esta sustancia en las calles de la ciudad en las década de los ochenta y los noventa. Es justo entonces cuando la Junta de Andalucía se fijó en Suiza.

Año 2003. Un heroinómano enseña sus piernas, completamente cubiertas de heridas por las inyecciones de heroína.
Año 2003. Un heroinómano enseña sus piernas, completamente cubiertas de heridas por las inyecciones de heroína. J. O.

Un ensayo clínico especial

Joan Carles March es profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y en el año 2003 era el investigador principal del proyecto Pepsa (Programa Experimental de Prescripción de Estupefacientes de Andalucía). Le acompaña hoy en este viaje en el tiempo Manolo Romero, un pescador de almas yonquis, una pieza esencial de todo el entramado.

«La clave es desarrollar un proyecto de heroína oral, de heroína en pastillas. Y para toda España»

Joan Carles March

March recuerda que «de ese viaje a Suiza, el del consejero Isaías Pérez Saldaña acompañado por el comisionado del Plan Nacional de Drogas, nació la idea de implantar la idea en Andalucía. En el proyecto en Suiza trabajaban dos españoles, por lo que el contacto fue fluido». A finales de los años noventa, con el caballo trotando por las calles de las ciudades andaluzas, «la Consejería de Asuntos Sociales nos plantea montar un ensayo clínico».

De inmediato, tras aceptar la propuesta, comenzaron los problemas. El primero se basaba en el entorno de aplicación del ensayo clínico. «Hacer el estudio con la heroína tan solo en un barrio de Granada hubiera generado controversia. Sin embargo, era la apuesta de la Consejería de Asuntos Sociales. Al contrario, nosotros teníamos claro que había que encontrar un centro sanitario para llevar a cabo el proyecto». Las razones eran aplastantes, continúa March. «Aplicar el ensayo en un solo barrio hubiera tenido el problema adicional de ver heroinómanos por la zona, lo que siempre genera oposición. De hecho, eso está pasando hoy con Calor y Café».

«En la zona Norte la heroína suponía el 80% del consumo. Hoy en día, con la 'maría' se nota el cambio»

Manolo Romero

Entonces, se plantearon una pregunta sencilla y directa: ¿Dónde se dan los medicamentos? Solo hay tres respuestas, se respondieron: «En una farmacia, un centro de salud o en el hospital». Así que se dedicaron a buscar uno de estos tres lugares. Hasta que lo encontraron. «Me llamaron al final un día con un posible lugar, un bajo del centro de especialidades de Cartuja, junto a Trauma. Ahí se acondicionó el sótano en dos mitades. En una parte entraban los que tomaban heroína como medicamento y en el otro los de la metadona. Esto fue uno de los elementos más importantes, más difíciles, porque tomar esta decisión era clave».

Manolo Romero y Joan Carles March rememoran los años del Pepsa en la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Manolo Romero y Joan Carles March rememoran los años del Pepsa en la Escuela Andaluza de Salud Pública. Ramón L. Pérez

Buscando yonquis

Manolo Romero hizo «un trabajo increíble», ratifica Joan Carles March. Una vez que tenían un espacio en el centro de salud de Cartuja, necesitaban personas. Necesitaban heroinómanos. «Encontrar a las personas adecuadas fue un proceso largo y complicado. Nos dio un tortazo de realidad». «La población era inmensa. Eran adictos a la heroína y a un modo de vida. Me recorría los barrios y les proponíamos que dejaran la heroína y que cambiaran de modo de vida», cuenta Manolo echando un cafelito en el bar de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Después de salir muchas veces a pescar yonquis, «logramos una población base. Dividimos Granada en cinco zonas y conocíamos casi al 80% de los yonquis». La dureza del trabajo se refleja en una anécdota: «A Manolo le paró la Policía llevando yonquis al tratamiento. Les tuvo que soltar un rollo, hubo cruce de llamadas y al final para evitar más sorpresas, le hicimos una acreditación».

Trazaron una metodología para captar a los heroinómanos: «Gente que llevaba a gente, gente que se conocía». De esta forma, en 1999 reclutaron 262 yonquis que se apuntaron, «pero al no conseguir el permiso para dispensar la heroína, los perdimos». Cuando se consiguieron todos los permisos y se apagaron todas las susceptibilidades hacia este ensayo clínico, «cuatro años después, en 2003, entraron 62 yonquis, 31 y 31, es decir, 31 para caballo y otros 31 para metadona».

El ensayo clínico, que comenzó en el año 2003 se prolongó hasta 2009. Hoy en día es un programa de salud más que oferta el Servicio Andaluz de Salud. Y de esta forma, el único sitio de España en el que se sigue dando heroína como medicamento sigue siendo Granada.

Un oficial de aduanas comprueba la pureza de un cargamento de heroína.
Un oficial de aduanas comprueba la pureza de un cargamento de heroína. Reuters

Dos décadas después

Dos décadas después del inicio del llamado Pepsa (Programa Experimental de Prescripción de Estupefacientes de Andalucía) A Joan Carles se le ilumina la mirada al recordar los viejos tiempos: «Es el proyecto más importante que he hecho en mi vida. Y he estado en mogollón de proyectos. Pero no conocía entonces el inframundo de las drogas».

Y su alter ego Manolo, presente siempre. «Conocí a Manolo en una historia de prevención de sida. Y le fiché. Manolo era activista, trabajaba en Aprex, una asociación de extoxicómanos. A partir de ese momento diseñamos una línea de sida-drogas, proyectos de metadona, trabajamos en cárceles con jeringuillas. Y en un momento dado nos plantearon este proyecto».

Ahora pienso, recapacita March, que «era un proyecto de salud pública, pero con intervención en poblaciones concretas, que tuvo buenos resultados. Un éxito. Y nos lo valoraron. Son resultados visibles». Y se le abre el corazón: «Se te caen las lágrimas cuando te dicen que les has salvado la vida».

Manolo y Joan Carles, en la terraza de la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Manolo y Joan Carles, en la terraza de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Ramón L. Pérez

La heroína, hoy

Manolo confirma al instante que el problema de la heroína hoy en día ha cambiado totalmente respecto a los años ochenta o noventa. «En la zona Norte, entonces, la heroína suponía el 80% del consumo. Hoy en día, con la 'maría' se nota el cambio. El consumo de caballo en la zona Norte es residual. Son yonquis veteranos, que no han querido salir de su historia».

Joan Carles reconoce que hoy «hay heroína. Se consume menos inyectada». Y reflexiona: «Lo inyectable, la jeringuilla, antes era gancho, pero se ha perdido de forma importante. Y por tanto, la gente que consume heroína de forma esporádica está en un proceso de aumento».

Y, como si no hubiera bastado con este ensayo clínico único en España, se les ha ocurrido otra idea: «La clave es desarrollar un proyecto de heroína oral. de heroína en pastillas. Y tiene que ser para toda España».

La ventaja de la heroína oral, «es que es menos invasiva, supone una normalidad en la toma de la medicación, se evita la liturgia del pico. Es pedirle a los consumidores que cumplan con unas normas». Es que gane la vida.

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