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Un guardia urbano soporta la nevada en una calle de Granada entre los años cincuenta y los años sesenta.

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Un guardia urbano soporta la nevada en una calle de Granada entre los años cincuenta y los años sesenta. Torres Molina

Granada en blanco, y en blanco y negro

Memorias de Ida y Vuelta ·

En 2013 la nieve despertó a los granadinos el 28F, pero no era la primera vez que ocurría | El coordinador de seguridad de la Alhambra recuerda la gran nevada de hace seis años dentro del monumento

Jueves, 28 de febrero 2019, 15:21

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Tal día como hoy de 2013, hace ya seis años, Granada se despertaba con una nevada espectacular. La diferencia con otras nevadas parecidas es que esta vez todos los granadinos y granadinas se despertaron con el móvil en la mano y llenaron las ya existentes redes sociales con magníficas fotos de la ciudad más bella nevada por completo. Se llevó la medalla de oro la Alhambra, ya que fue su 'primera' nevada en el universo 2.0 y se batieron todo tipo de marcas de popularidad y viralidad.

Este periódico titulaba en esa fecha «Noventa minutos de nevada para un paraíso o el infierno», cuyo subtítulo rezaba:«La normalidad en la circulación volvió a lo largo de la jornada y las previsiones apuntan que hoy podría nevar por la mañana en Guadix y Baza. Granada se despierta con una tormenta que deja una provincia bellísima con la red de carreteras colapsada».

El comienzo de la crónica resaltaba que «noventa minutos de tormenta de nieve sobre Granada convirtieron la jornada de ayer en un paraíso o en el infierno según el día viniera festivo o de trabajo. Si festivo, sol a las diez de la mañana y a disfrutar de una estampa de belleza espectacular, niños en los parques que hacen muñecos de nieve con sus padres y madres, bolazo va bolazo viene, cafeterías y bares abiertos con gente acodada en las barras con una sonrisa mojada mientras todo el mundo se presenta con botas, gorros y guantes y con las cámaras de fotos y de vídeo listas para conmemorar el momento blanco para siempre».

Y proseguía:«Al contrario. Si tocaba trabajar, la nevada fue un pellizco de infierno con toda la red viaria completamente obstaculizada, tanto en el interior de las localidades como en las vías principales y secundarias, los puertos de montaña cerrados y el uso de cadenas imprescindible en toda la provincia salvo en la Costa, donde la nevada quedó en lluvia copiosa. Todo paró tras noventa minutos de nieve intensa a las diez de la mañana. Salió el sol y quedó la duda».

La Alhambra, en cualquier caso, quedó majestuosa con su manto blanco. Lo sabe bien Francisco Robledillo Santamartina, coordinador de Servicios, y responsable de seguridad, que entró a trabajar en el monumento en 1986 y en julio cumple 33 años trabajando en la Alhambra. Paco se levantó en su domicilio de Maracena el 28Fde 2013 a las seis menos cuarto de la mañana. No estaba nevando. Todavía.

Se aseó, se vistió, cogió el coche y partió como acostumbra rumbo a la Alhambra, «que a esas horas se tarda de quince a veinte minutos solamente», apuntilla. Llega al monumento un cuarto de hora antes de las siete. Seguía sin nevar. Todavía. Ya en la Alhambra, justo antes de dar las siete, empieza a nevar. «No pensamos nada especial, simplemente que creíamos que no iba a cuajar. Nos mezclamos con el turno saliente y todos juntos mirábamos cómo nevaba»

El coordinador de servicios y seguridad de la Alhambra, Francisco Robledillo Santamartina, explica las medidas que se tomaron hace seis años tras la nevada. Pepe Marín

«Todavía de noche»

Lo que ocurre es que «sigue nevando y vemos que empieza a cuajar. Es de noche todavía. A las siete y media pensamos que va a cuajar y que sigue nevando copiosamente. Pensamos que si la capa de nieve va en aumento hay que reaccionar para evitar riesgos».

Amanece. Son ya las ocho de la mañana, termina de nevar. Apenas han sido noventa minutos de nevada, pero ha sido intensa, hace mucho frío y ha cuajado. Y hay un manto de nieve muy importante y muy bonito. «Empezamos a hacer la ronda por los distintos paseos para ver en qué situación se encuentran los paseos peatonales del bosque de la Alhambra y los accesos al monumento», cuenta Francisco Robledillo Santamartina.

«Comprobamos, prosigue, que hay peligro para que las personas puedan circular porque la nieve está en los árboles, las ramas crujen y se cae. A continuación, empezamos a cerrar paseos. Exactamente cerramos el paseo central de coches, el que viene de la Puerta de las Granadas y que sigue hasta el Alhambra Palace y el Cementerio, el eje central. Se cierra a coches, peatones y a todo el mundo». «También actúan de igual forma con la cuesta Empedrá, del Carlos V hasta la Puerta de las Granadas en paralelo a la anterior».

Y también, «la cuesta de las Cruces, que es la que tiene la Cruz. Son los tres paseos que cruzan el bosque de la Alhambra por la izquierda, el centro y la derecha». «A las ocho estaban ya cerrados todos los accesos al monumento, para peatones y automóviles y en cada corte había personal de seguridad redirigiendo a las personas. Se podía visitar la Alhambra a pie, pero el acceso era desde la ciudad al Alhambra Palace, y de ahí al monumento». Al final, muestra su orgullo «porque no se suspendieron las visitas. Incluso, recuerda, los llegaron tarde a visitar los palacios, como había motivo especial, se les iban cambiando los turnos de entrada para que pudieran visitarlos». La belleza de la Alhambra, una vez más, única.

Galería. El contrapunto, el 28 F de 2019 con temperaturas primaverales y helados.

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Galería. El contrapunto, el 28 F de 2019 con temperaturas primaverales y helados. PEPE MARÍN
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