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Los 16 mártires que beatificará la Iglesia en Granada este sábado

Todos ellos fueron asesinados entre julio de 1936 y marzo de 1937, en la guerra civil

José Antonio Muñoz

Granada

Miércoles, 23 de febrero 2022, 00:43

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En julio de 1936, en España se desató una contienda fratricida cuyo saldo fue superior al millón de muertos. Muchos de ellos, en batalla. Todas las guerras son absurdas, pero las civiles enfrentan a hermanos, a vecinos, a amigos, que de repente se ven obligados por las circunstancias, la geografía o las ideas –que nunca debieran ser causa de una guerra, sino instrumento para la paz– a empuñar un fusil y a matarse entre ellos. Pero las únicas víctimas de una guerra civil no se producen en el campo de batalla, en una lucha táctica. A veces caen lejos de las trincheras, en pugna desigual donde unos usan pistolas y otros no. Entre 1936 y 1939, hubo muchos miles de muertos en esta situación de indefensión. Solo en Granada, más de 1.100, según diversas fuentes. En los dos bandos. El próximo sábado día 26, la Iglesia Católica reconocerá a 16 de estos, 14 sacerdotes, un seminarista y un laico, mártires según la denominación cristiana, muertos por su fe entre el 21 de julio de 1936 y el 7 de marzo de 1937.

En 2022, oír hablar de mártires puede sonar extraño. A saber qué es un mártir y por qué estos mártires son elegidos como ejemplo, ayuda una conversación con Manuel Reyes, capellán mayor de la Capilla Real. Reyes es historiador, y conoce sus vidas, tras años de documentación y de estudiar trabajos anteriores, como el muy importante publicado por el también sacerdote Santiago Hoces Pérez, Vice–postulador de la Causa de Beatificación, quien realizó durante décadas una completa labor de campo, reconstruyendo la vida de estos 16 y muchas más víctimas religiosas de la guerra. Su constancia y empeño han sido vitales en el proceso de beatificación. «Con estas beatificaciones, se continúa una serie que se inició en el Pontificado de San Juan Pablo II, en 1987, que comenzaron en Roma y luego se trasladaron a las diócesis originarias de los mártires», afirma. La ceremonia granadina del próximo sábado (en la Catedral, a las 11.00) la presidirá el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Marcelo Semerano. El acto, previsto para noviembre de 2020, se retrasó debido a la pandemia.

El sacerdote granadino deja claro que ninguno de los mártires –prefiere este término al de víctimas, porque considera que víctimas de las guerras son todos los que se ven implicados en ella–, llegó a vivir la contienda en su plenitud ni tomó parte en acción bélica alguna, ya que fueron asesinados apenas declarada esta. Del mapa de fechas y lugares se desprende que los martirios se produjeron en todas las zonas controladas por los milicianos republicanos, con especial concentración en zonas como el Poniente o la Costa. Cada caso tiene una historia detrás, con algunos detalles no aptos para estómagos sensibles, pero que desde la propia Iglesia prefieren soslayar para quedarse con la realidad de una muerte injusta e injustificable.

Salobreña, 29 de septiembre de 1936

José Rescalvo Ruiz

Originario de Juviles, ordenado sacerdote en 1906, fue párroco de Castell de Ferro, Calahonda, Pampaneira, Trevélez, Cástaras y Cádiar. Fue asesinado en Lobras en la puerta de su casa. Tenía 56 años.

Lanjarón, 21 de julio de 1936

Antonio Caba Pozo

Nacido en Lanjarón, era seminarista y quiso ser jesuita. Estudió hasta segundo de Teología en el seminario granadino. Le asesinaron en el traslado entre Lanjarón y Órgiva. No había cumplido los 22 años.

25 de julio de 1936

Manuel Vázquez Alfalla

Es el mayor de los mártires, ya que falleció con 73 años, en el mismo Motril que le vio nacer. Ejerció varios años en Argentina. Le mataron en plena calle de Las Cañas, en Motril, el mismo día que se profanó la iglesia de la Encarnación.

Motril, 9 de agosto de 1936

Lorenzo Palomino Villaescusa

Nacido en Salobreña en 1867, también ejerció como sacerdote en Argentina y en su localidad natal. Refugiado inicialmente en Molvízar, volvió a Salobreña bajo la premisa de que nada le ocurriría, pero no fue así.

Alhama, 1 de agosto de 1936

Fco. Morales Valenzuela

Nacido en Alhama en 1877, fue párroco de Beas de Granada, Quéntar, Santa Cruz del Comercio y coadjutor en Alhama. Detenido el 27 de julio, le mataron junto a la sacristía de la iglesia de la Encarnación.

Alhama, 30 de julio de 1936

José Muñoz Calvo

Natural de la localidad donde murió, es el único laico al que se va a beatificar. Presidente de los jóvenes de Acción Católica, ayudaba habitualmente a misa. Tenía 23 años cuando le mataron en la carretera de Loja.

Salobreña, 17 de agosto de 1936

Ramón Cervilla Luis

Natural de Almuñécar, había nacido en 1865. También emigró a Argentina, y a su vuelta atendió a los enfermos del Hospital que las Mercedarias tenían en Almuñécar.

Benamocarra (Málaga), 11 de agosto de 1936

Juan Bazaga Palacios

Nacido en Bemamargosa (Málaga), estudió en la Abadía y fue párroco de Capileira y La Herradura, de donde fue desterrado. Tenía 31 años cuando murió.

Arenas del Rey, 6 de agosto de 1936

José Mª Polo Rejón

Nacido en Monachil en 1890, fue párroco de Santa Cruz del Comercio, Domingo Pérez y de la localidad donde fue asesinado, junto a la casa parroquial.

Coín (Málaga), 11 de agosto de 1936

Miguel Moreno Rojas

Nacido en el pueblo donde se le martirizó, acababa de ser ordenado cuando fue detenido y enterrado vivo para que un caballo le pisoteara la cabeza. Tenía 24 años.

Sierra Nevada, 7 de marzo de 1937

Manuel Vílchez Montalvo

Nacido en Moreda, ejerció su ministerio en las diócesis de Granada y Guadix. La iglesia de Iznalloz, donde era párroco, fue incendiada en 1936. Le mataron cuando intentaba llegar hasta Granada.

Málaga, noviembre de 1936

José Becerra Sánchez

Detenido en Alhama, su pueblo, donde ejercía, se ofreció a morir en lugar de un joven en la cárcel, y tras ser trasladado a Málaga, donde se le injurió de diversas formas, fue asesinado arrojándolo al mar. Tenía 61 años.

Loja, 1 o 2 de agosto de 1936

José Jiménez Reyes

Nacido en Santa Fe en 1889, trabajó en Pinos Puente, Salobreña, Dúrcal y Órgiva. Era coadjutor en Santa Catalina y fue vejado por las calles antes de morir junto al cementerio.

Alhama, 30 de julio de 1936

Pedro Ruiz de Valdivia

Originario de Huétor Vega, se ordenó en 1896, y trabajó en Láchar, La Zubia, San José y Santa Ana en Granada. Le destinaron a Alhama solo unas semanas antes de morir con 63 años.

Alhama, 30 de julio de 1936

José Frías Ruiz

Nacido en Comares (Málaga), estudió en los seminarios de Málaga y Granada. Su único destino fue Alhama, donde fue fusilado y luego rematado, junto a su propio padre.

Loja, 8 o 9 de agosto de 1936

Cayetano Giménez Martín

Nacido en Alfornón, tenía 69 años cuando murió. Era el párroco y el arcipreste de la iglesia de la Encarnación, y antes ejerció su ministerio en Lújar y Alboloduy (Almería).

Las condiciones del martirio

Para que exista el martirio, la Iglesia estipula que deben concurrir dos circunstancias. Una atiene a los autores y otra a los mártires. Por parte de los autores, el asesinato debe cometerse por motivos religiosos: odio a la fe, odio a la Iglesia o intento de destrucción de la vida cristiana. Por parte del mártir, es necesario que acepte el designio de Dios y muera perdonando a sus perseguidores. En estos 16 casos, el primer extremo está comprobado. En todos ellos, la ejecutoria fue muy similar, con los mismos hechos: quema de la iglesia y de las imágenes albergadas en ella, y prendimiento y posterior asesinato del sacerdote. Y el segundo, también está comprobado, como afirma el padre Manuel Reyes: «Cada uno de los casos ha sido investigado con detalle, porque estas decisiones nunca se pueden tomar a la ligera. La Iglesia no entra a juzgar la historia ni a señalar a sus responsables, solo constata los hechos y las circunstancias que llevaron al martirio antes de tomar la decisión de beatificar a nadie. No es una revancha; simplemente, la Iglesia pone a estas personas como ejemplo de amor a Dios y a los hermanos, y de fidelidad a sus votos y a su fe. Es un triunfo de la fe, no una derrota, porque el martirio ha sido una de las características de la Iglesia desde siempre, en todas las culturas. Hoy mismo se asesina a sacerdotes, a religiosos y a fieles seglares en África, en países asiáticos y en Oriente Medio por su fe». La Editorial Nuevo Inicio ha editado una obra donde se relata la vida de los mártires granadinos.

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