Juzgados de Granada: 'Vuelva usted mañana'
La presencia o ausencia del auxilio judicial ha condicionado la actividad de los órganos del complejo de la Caleta, donde, como era de esperar, se han sucedido las suspensiones
Son más de las nueve y en el interior del metro de Granada suena una voz grabada. «Próxima parada: la Caleta». Las puertas se abren al ritmo frenético del inicio del día. Es miércoles. El tráfico es el habitual y solo los semáforos frenan las prisas. Huele a café y tostada en las aceras de las cafeterías próximas al edificio judicial. La mañana está medio despejada, como la mayoría de los juzgados de la Caleta. Hay jornada completa de huelga de funcionarios.
A las puertas del complejo judicial, en el ala derecha, un grupo de alumnos de un instituto sexitano aguarda para entrar. Forman cola. Tienen que pasar todos por el arco de seguridad de la entrada. Van de visita y van a ser testigos de una justicia a medio gas. Han elegido un día atípico para acercarse al mundo de las togas y los mazos: no van a encontrar el bullicio que reina cada mañana en la planta baja y en muchos de los juzgados apenas hay actividad. «Sí, sabemos que hay huelga. Ya hemos terminado; hemos visto una sala de vistas vacía», comenta uno de los muchachos al salir a esta periodista.
Solo en el Juzgado de Guardia y en el Violencia sobre la Mujer 1, ambos en la planta que recibe a los ciudadanos y profesionales, se mantiene el trasiego jurídico normal. Son servicios esenciales. Todos los funcionarios están en sus puestos. «Nosotros estamos al cien por cien», espeta una funcionaria tras la mampara del juzgado especializado en maltrato de género.
Una estampa bien distinta se encuentra en las oficinas del servicio que se encarga de las notificaciones y embargos, el SCACE. Es un mar de ordenadores apagados. El trabajo está casi paralizado. «Solo hay un funcionario que no ha hecho huelga y porque tenemos servicios mínimos», confirma amablemente Iván, que también está destinado allí.
Carteles
«Algunos funcionarios han puesto en sus mesas carteles de que están secundando el paro», comenta uno de los abogados trajeados que se cruzan con IDEAL en los exteriores. Él también se ha encontrado con el 'Vuelva usted mañana' de Larra al preguntar por su caso. Podrá volver a mañana, sí, pero solo será atendido si llega entre las 09.00 y las 10.00, o entre las 13.00 y las 14.00, pues de nuevo habrá paro de tres horas.
Ignacio Bértiz es también abogado, es del despacho Martínez-Echevarría. Sale del edificio despacio con su clienta, Marta Torreblanca, pocos minutos después de las 10.00. La mujer avanza lentamente con un bastón. Está visiblemente enferma y llevaba casi tres años esperando juicio para que un juez le declare incapacitada para desempeñar su profesión habitual y cualquier otra.
«La suspensión de mi juicio es un drama»
Marta Torreblanca
Ciudadana que llevaba tres años esperando un juicio y ha sido suspendido
«Es un drama», confiesa la mujer, que ríe por no llorar. Era autónoma y ahora está desempleada. Trabajaba en un vivero. «Está claro que cada uno mira por lo suyo y no miran por los demás». La vista de Marta, que se había levantado a las cinco de la mañana para coger el autobús que hace el trayecto entre Baza y Granada, era a las 09.55 en uno de los juzgados de lo Social.
«Había una posibilidad muy alta de que se suspendiera con motivo de la huelga, pero como no se confirma justo hasta el día, estos señores han viajado desde Baza y esta representación letrada desde Almería», indica el abogado, a quien le ha dado tiempo a avisar a los peritos que se estaban desplazando desde otros puntos de la provincia para que no hicieran el viaje en balde.
Huelgas solapadas
Álvaro Cardoso tenía hoy una declaración de un investigado y sí ha podido asistirlo. Sin embargo, también tenía un juicio en lo Contencioso que se ha suspendido. «Llevábamos un año esperando», desvela. No le han dado de momento nueva fecha, «pero seguramente no sea pronto, porque se han solapado dos huelgas», señala en referencia a la de los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ).
Manolo Fernández, letrado de HispaColex, sale un rato después que Cardoso de Caleta. Son las 11.00 horas aproximadamente. Ha acudido para una posible conformidad de su cliente, encausado por un delito, con la fiscalía. Finalmente no se ha llegado a acuerdo e irá a juicio, que se ha señalado en Penal 4 el próximo 31 de mayo.
Fernández confía en que para entonces los funcionarios ya hayan llegado a un acuerdo con el Ministerio de Justicia «en beneficio de todos, sobre todo del administrado, porque cuanto más rápida vaya la Justicia será mejor para todos». También será bueno para los juzgados, donde, recuerda, un paro de este tipo, hace que se acumule el trabajo y se generen retrasos.
A las doce y media de la mañana, en el Juzgado de Instrucción número 2, para contar a los trabajadores bastan tres dedos de una mano. Pese a ello, la jueza y el secretario han podido realizar ya varias videoconferencias de las siete que tenían previstas. Ha sido una suerte que hoy trabajase una auxilio en este órgano y en los otros de Valencia y Córdoba en los que estaban las conexiones previstas. Lo que no saben es qué va a pasar con los juicios por delitos leves que tienen señalados el viernes. Están abocados a ser suspendidos.
«Considero que esta huelga incluso afecta más que la de los LAJ»
Francisco García Ballesteros
Abogado
En Instrucción 6, había cuatro trabajadores. En el 8, otros tantos. Y en el 7, ninguno, según algunos letrados que iban abandonando la Caleta con sus gestiones frustradas en los maletines. Francisco García Ballesteros sale pero vuelve a entrar, va a asistir a un detenido. Eso no se para. Esta mañana iba también a una pericial caligráfica que no se ha realizado. «Considero que esta huelga incluso afecta más que la de los LAJ, porque están los juzgados parados y no podemos consultar prácticamente nada».
En el juzgado del juez decano de Granada, Alberto del Águila, no hay ni un alma. Bueno, una: la de una sola funcionaria que hoy tiene todo el juzgado para ella. Es el Primera Instancia 11, que está en la tercera planta de la parte central de la Caleta. «La incidencia en mi juzgado se puede ver», dice el juez desde la entrada de sus oficinas, mientras se gira y señala con la mirada todas las mesas vacías.
Los servicios mínimos en esta jurisdicción son «o un gestor o un tramitador», especifica el magistrado. En otros órganos, como confirma, la ausencia o presencia del auxilio judicial condiciona inevitablemente la actividad. Las jurisdicciones más afectadas vuelven a ser la suya, junto a lo Social y lo Contencioso Administrativo. Y el seguimiento en las dos jornadas anteriores, de aproximadamente un 80 por ciento, según los sindicatos.
Autobuses
Sobre las seis de la mañana, frente al mismo edificio de la Caleta, salía rumbo a Madrid uno de los dos autobuses habilitados para trasladar a los funcionarios que están secundando el paro indefinido iniciado este lunes. Otros habían elegido el tren o su coche particular. Según fuentes sindicales, «alrededor de 200 de Granada» tenían previsto participar, junto a miles de compañeros del país, en la gran manifestación organizada por los sindicatos convocantes (CSIF, CC OO. UGT y STAJ, con la adhesión posterior de SPJ-USO) frente al Ministerio de Justicia para exigir sueldos acordes a su trabajo y que se les escuche en las leyes que les atañen.
«Luego vendrá la huelga de los jueces», advierte en tono apocalíptico otro letrado que abandona el edificio. «Y también la concentración en Madrid para el día 27 con la Plataforma Abogacía y Turno de Oficio», añade. Si la Justicia ya era lenta de por sí, corren malos tiempos para aquellos justiciables que esperen una pronta respuesta judicial a sus problemas.
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