«He tenido que justificar el doble mis decisiones en el mundo del campo»
Macarena Díaz, ingeniera agrónoma ·
Macarena Díaz se ha abierto camino en el sector agrícola hasta ser la única mujer del consejo de una cooperativa y vicpresidenta de la D. O. Montes de GranadaLaura Ubago
Granada
Lunes, 7 de marzo 2022, 17:44
Macarena Díaz ha sido muchas veces la única mujer de algo. La única vocal del Colegio de Ingenieros Agrónomos. La única en el consejo rector de una cooperativa de aceite. Y por eso sabe cómo desenvolverse en un mundo de hombres. Con naturalidad y con una gran profesionalidad. A veces ha tenido que insistir para reforzar una decisión técnica sobre esta tierra de agricultores pero siente que esas trabas se van diluyendo –afortundamente– en estos tiempos modernos.
El abuelo y el padre de Macarena tenían viñedos en el Puerto de Santa María. Quería hacer una ingeniería y eligió la agrónoma y ejercer, a partir de ahí, un trabajo «enriquecedor y necesario». Empezó en la provincia granadina en una cooperativa de espárragos en Ventorros de San José y después pasó a otra de aceite, Iznaoliva, donde tiene un puesto en el consejo rector junto a sus once compañeros. Todos hombres.
Reconoce que el trabajo a pie de campo es duro, que ue se necesita resistencia física. Y anima a todas las mujeres a dar ese salto, a quitarse los miedos y a derribar esa masculinidad adherida a la siembra y la recolección
También es la vicepresidenta desde hace un año de la Denominación de Origen de los Montes Orientales porque reconoce que «le encanta meterse en follones». Y su trabajo ahora consiste en la gestión de una finca de cerca de 300 hectáreas donde hay olivos y almendros. «Me encargó de todo. Contratar a la gente, comprar repuestos...».
Macarena Díaz reconoce que el trabajo a pie de campo es duro. Que se necesita resistencia física. Y anima a todas las mujeres a dar ese salto, a quitarse los miedos y a derribar esa masculinidad adherida a la siembra y la recolección. En esta finca tuvo una vez la oportunidad de contratar a una mujer para recoger la aceituna. «Sus compañeros se quedaron encantados con cómo trabajaba, con más orden, con más responsabilidad y disciplina. Ojalá me diesen más mujeres la opción de contratarlas», expresa. Macarena no se ha encontrado con techos. Ha llegado a puestos de responsabilidad con su valía y sin esos parapetos. Lo que sí ha notado es que, en ocasiones, le costaba más que a otros. «A veces he tenido que justificar doblemente mis decisiones e incluso, he llegado a desconfiar de ellas», apunta Macarena, que sabe que en esos casos estaba influenciada por el machismo agrícola –aún presente, según cuenta– en los pueblos pequeños. Pero insiste. Está en las mujeres quitarse los miedos y hacerse un hueco en el mundo rural. Porque empresarialmente hay ayudas para conseguir esa igualdad, relata Macarena, que echa de menos ese respaldo para conciliar. Ella dio ese paso y ahora es la que toma las riendas en este mundo que le apasiona: el campo, algo de mujeres... y de hombres.
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