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Alba y Mara, dos mellizas concebidas durante el confinamiento y nacidas el 22 de diciembre en el Materno Infantil del Virgen de las Nieves. IDEAL

Hijos del confinamiento

Bebés del primer estado de alarma ·

Alba, Mara y Lorenzo, aparte de ser unos bebés preciosos, tienen en común haber sido engendrados cuando todo el mundo se encerró en sus casas. Estos días han venido a él en los hospitales Materno Infantil y Clínico San Cecilio

Yenalia Huertas

Granada

Domingo, 27 de diciembre 2020, 00:24

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Son hijos de las parejas formadas por Isidro y Ana Belén, y Florencia y Sebastián. Pero también son hijos del confinamiento. Las mellizas Alba y Mara, descendientes de los primeros, y Lorenzo, de los segundos, tienen en común haber sido concebidos cuando todo el mundo estaba encerrado en sus casas durante el primer estado de alarma, allá por el mes de marzo, que tan lejos parece quedar aunque sólo hayan pasado nueve meses.

Para los dos papás y las dos mamás, han sido cerca de cuarenta semanas duras, como para todos, pero con un 'plus' tanto de miedo como de ilusión: sus pequeños se formaban ajenos al coronavirus, a los geles hidroalcohólicos, a las mascarillas... Crecían en el útero a salvo, en un líquido amniótico donde sólo cabían ellos y el amor con el que han sido engendrados.

Las dos mellizas vinieron al mundo este 22 de diciembre, justo el día del sorteo de Navidad de la Lotería Nacional, para ser la verdadera suerte de sus progenitores. Nacieron en el Hospital Materno Infantil del Virgen de las Nieves, mientras que Lorenzo, que llegó dos días antes, respiró fuera del vientre de su mami por primera vez en el Hospital Clínico San Cecilio, bajo la supervisión de los profesionales sanitarios del PTS.

Alba nació a las 14.25 horas y cinco minutos después su hermana. Fue una cesárea programada a las 37 semanas de gestación. Pesaron 2.700 gramos y 2.300, respectivamente. No necesitaron ni incubadora ni nada 'extra'; solo mimos y un doble regazo. Ana Belén Martínez Gámiz, mamá de las mellizas y toda una campeona, salió del paritorio sin necesidad de calmantes. Y a las pocas horas ya se podía levantar y coger a sus niñas para que disfrutaran del calostro.

Contratiempo

El embarazo de las mellizas se desarrolló con normalidad hasta que llegó el contratiempo más indeseado: tanto la gestante como su marido dieron positivo por coronavirus. La Covid-19 se coló en sus vidas en pleno estado de esperanza. Fue en noviembre y, mientras que ella presentó síntomas leves, él sí tuvo bastante fiebre. Afortunadamente, no afectó a las dos criaturas. «Mi mujer dio positivo estando embarazada ya de casi ocho meses y yo lo di al día siguiente», precisa Isidro Bolívar, que admite que vivieron el contagio con incertidumbre. Su esposa, de 34 años, perdió el olfato y el gusto. Tuvo mocos también, pero ni fiebre ni neumonía. Él, de 33, lo pasó un poco peor, pero la Covid-19 le duró una semana sin mayores consecuencias. Eso sí, como es lógico, se vieron obligados a aplazar en esos días la ecografía que tenía programada y el resto de pruebas que tenían pendientes, pero todo evolucionó de forma correcta.

Aunque Alba y Mara son granadinas de pura cepa, su mami es de Córdoba y su papi de Jaén. La pareja, primeriza, reside en Granada desde hace dos años por sus destinos laborales y «por estar más cerca de la familia». Necesitaron solo un mes en concebirlas. «Nos pusimos a buscarlas y tardamos un mes; somos superefectivos», señala Isidro, que recuerda que recibieron la noticia de que era un embarazo gemelar «en plena pandemia». Él y su mujer desean sobre todo que sus pequeñas crezcan felices y con salud, y que no tengan que vivir un confinamiento en el futuro. Esperan salir pronto a los parques y a pasear sin temor y sin tantas medidas preventivas. No les importaría –sino todo lo contrario– que se dedicaran al mundo de la cultura, pues les encantan el arte y la música. Por lo pronto, ya son sus estrellas, como admiten en declaraciones a IDEAL cuando aún no habían abandonado la cuarta planta del Materno. Están muy agradecidos a sus profesionales. «Estamos muy contentos con la matrona que nos ayudó, con la anestesista y con el resto de matronas y personal sanitario», expresa sincero Isidro.

La matrona Almudena Cambil. IDEAL

Una de las matronas que han asistido partos de hijos del confinamiento en el Hospital Clínico San Cecilio es Almudena Cambil. Lleva en este centro de Granada tres años y medio y reconoce que este año ha sido muy duro para todos sus compañeros. «Hubo mucha incertidumbre sobre todo al principio», admite la profesional, que también ha vivido estos meses de una forma especial uno de sus principales cometidos: ayudar a traer bebés al mundo, ayudar a las mamás a dar a luz con todos los cuidados propios y debidos. En el momento culmen del alumbramiento, en la fase expulsiva, como acepta entre risas, es difícil guardar la distancia de seguridad. Pero el resto de medidas se cumplen a rajatabla, entre ellas el uso de mascarilla o las pruebas PCR a todas las parturientas. «Hemos intentado seguir atendiendo a las mujeres como hasta ahora, con el proceso de humanización del parto, estar cercanas a ellas todo lo que hemos podido», añade Cambil. Y es que en el momento del alumbramiento el apoyo y el trato próximo de un experto es fundamental para aplacar los nervios.

«Seguimos atendiendo a las mujeres con todas las medidas de seguridad. En todo momento pueden estar acompañadas por una persona a la que se le hace su control antes del acompañamiento», indica por su parte Justa Piñar, supervisora de Obstetricia del Materno Infantil del Hospital Virgen de las Nieves, a la vez que resalta las bondades de dar el pecho a los recién nacidos. «La lactancia materna es muy importante y se puede dar con garantía de que no hay contagio para el bebé», agrega.

En Argentina

Florencia Romano y Sebastián Fresca, padres de Lorenzo Doménico, son argentinos y llevan viviendo sólo cinco meses en Granada. Aunque iba a ser un parto natural por inducción, al final fue cesárea. Madre e hijo se encuentran bien y en casa. Antes residían en Buenos Aires, pero querían buscar «una mejor calidad de vida aquí», en Granada, una ciudad que les parece «bellísima» y donde, aparte, tienen familiares. Además, Sebastián, que es exjugador de fútbol profesional, entrena a los benjamines del club Ogíjares 89.

Florencia y Sebastián, con su hijo en brazos antes de abandonar el Hospital Clínico San Cecilio. IDEAL

Florencia recuerda que se quedó embarazada en marzo en su país. «En ese mes estábamos en Argentina con pasaje para venir aquí y, bueno, se tuvo que posponer el vuelo por la pandemia. De todas maneras, viajamos en julio y al final lo hemos tenido aquí».

Esta mamá reconoce que su hijo nace con una historia bajo el brazo. «Ha sido un año muy duro para mucha gente. Para nosotros, también, Imagínese, cambiar de país... Pero la llegada de este niño fue lo mejor que nos pasó este 2020. Para nosotros ha sido uno de los mejores años de nuestra vida», comenta, a la vez que invita a mirar lo positivo, a que esta pandemia sirva para despertar, «para que haya un cambio de conciencia» y la gente «se dé cuenta de las cosas importantes de la vida». Lorenzo, que pesó 3.200 gramos y ya toma bien el pecho, nació el pasado domingo a las 7.00 horas. Salió casi al mismo tiempo que el sol.

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