El hacker Alcasec guía a 11 alumnos de Granada en una estafa de compras online

Todo empezó con un sencillo mensaje de Telegram. El hacker José Luis Huertas, más conocido como Alcasec, se puso en contacto con Lucas –nombre ficticio–, alumno de un instituto de Granada. Le propuso un negocio 'redondo': usar información sensible, robada de la base de datos de un banco, para crear perfiles falsos de Paypal con los que comprar todo tipo de bienes. ¿El objetivo? Revenderlos a precio reducido a los propios compañeros del instituto. Así nació una red criminal en la que algún joven –menores, en su mayoría– encargaba algo –zapatillas, ropa, cuentas de Netflix, cachimbas...–, Alcasec y Lucas lo compraban usando las cuentas falsas y, luego, había una decena de jóvenes encargados de recoger los pedidos y distribuirlos a cambio de algún pago. Una trama que robó datos bancarios a 60 personas de Canarias y estafó casi 10.000 euros en compras digitales. Hasta que les pillaron.

Esto sucedió en 2018. Los cabecillas de la operación, Alcasec y Lucas, fueron sentenciados por el Juez de Menores Emilio Calatayud. Del resto de acusados, las 'mulas', serán enjuiciados en breve los que eran mayores de edad en aquel momento. «La delincuencia organizada toma otro cariz, ya no es únicamente el Vito Corleone al fondo de la Trattoria esperando a sus sicarios. Ahora se parece más a uniones temporales de empresas, a redes sociales criminales», explica Francisco Hernández, Fiscal Delegado en Granada de Criminalidad Informática.

«Grupos de Telegram o Whatsapp –sigue– donde los chavales organizan delitos porque consideran que tienen mucha capacidad informática». Así, estos jóvenes se agrupan un periodo de tiempo para realizar un ataque porque encuentran un agujero de seguridad en una tienda, en una organización o en una persona. Dan el palo, se disuelven y a otra cosa, con un grupo de gente distinto.

Esta fue la primera condena de Alcasec, hacker conocido por piratear los sistemas informáticos de la Policía Nacional, el Consejo General de Poder Judicial o, también, las nóminas del Ayuntamiento de Granada. En el caso del instituto, hubo 60 personas perjudicadas y una larga lista de empresas afectadas: Zalando, Calvin Klein, Silbon, Cash Converters, Hawkers, Netflix… con pagos de que iban de los 30 a los 650 euros. Entre los 11 implicados en Granada, había menores que encargaban de recoger los pedidos. Ahí fue precisamente donde se derrumbó la trama, cuando pillaron in fraganti a dos jóvenes con los materiales comprados.

«Hay quien puede pensar que 10.000 euros no es tanto dinero, que es una niñería… Pero casos así son el primer paso y no sabemos si pararán aquí o si seguirán ascendiendo en la cadena delictiva», explica Hernández. En el caso del instituto de Granada, se encontraron con el problema de tener que dejar a víctimas sin protección porque, al haber tantos afectados, no podían llevar a cabo una investigación tan extensa. «Entendemos que no es lo correcto, que genera frustración, pero no podemos. Decidimos atajar la hemorragia, sacar del mercado a este grupo de delincuentes para que no cometan más delitos a costa de los perjudicados –las tiendas– que no van a cobrar».

De hecho, esta es una de las prioridades de la Fiscalía de Criminalidad Informática: evitar que se repitan los delitos. «Nuestra estrategia es dar golpes de mano –termina Hernádez–. Es más efectivo actuar como ellos, con ataques muy selectivos después de analizar las operaciones, directamente al nodo donde haya mayor actividad». La calificación final del caso del instituto de Granada se concluyó a final de 2023 y se presentó el pasado mes de enero. En breve se enjuiciará al resto de implicados, más allá de Alcasec y Lucas, acusados como autores, cooperadores necesarios o inductores de esas compras.

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