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Los balcones de la calle Cerro del Sombrerete donde nace la música. RAMÓN L. PÉREZ

La verbena nocturna que ha unido a todos los vecinos de una calle de Atarfe

Historas desde el balcón ·

Las 27 casas de Cerro del Sombrerete se han convertido en «una familia» gracias a esta iniciativa: «Un bichejo ha hecho que los vecinos hablemos, que nos queramos, es una de las cosas más emocionantes que he visto»

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Jueves, 26 de marzo 2020, 01:28

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Paula y Claudia están nerviosas, como el resto de niños de Cerro del Sombrerete. «¿Cuánto queda para las ocho?», le preguntan a su padre. «Ya queda menos», responde Javi Murillo (Granada, 1980), mientras prepara los bártulos para la sesión de hoy: las luces, el humo, el láser, los altavoces... Lo cierto es que la expectación se comparte en las 27 familias que viven en esta calle con forma de media luna, en Atarfe. Casas adosadas donde hay vecinos de 1 a 80 años. Y todos, sin excepción, están deseando salir a bailar. Salir a verse las caras. Caras que, hasta hace nada, casi ni conocían.

«Un bichejo ha hecho que los vecinos hablemos, que nos queramos, es una de las cosas más emocionantes que he visto». Fran Álvarez (Granada, 1981), inspector de una compañía de seguros, vive en Cerro del Sombrerete con Luz María, su esposa, y Noa, su hija de año y medio. El segundo día de aislamiento pensó que sería buena idea poner música en la calle, que lo mismo ayudaba a levantar el ánimo, y se lo dijo a su vecino, Javi. El primer día salieron seis o siete vecinos. El segundo, diez. «Y ahora no hay vecino que se lo pierda».

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A Fran ahora le llaman 'El Presi' porque es el que organiza las veladas y, claro, el que gestiona el grupo de whatsapp. «Creamos el grupo unos cuantos –explica– y ahora estamos las 27 familias de la calle. Todas. Lo usamos para hablar, para ver cómo estamos, para animarnos unos a otros, para jugar y para organizar las sesiones». Las sesiones son todos los días después del aplauso, sobre las 20.00 horas. Aunque, más que después, para ellos forma parte del aplauso: «Estamos totalmente concienciados de que esto es un proceso duro, que hay personas muriendo, pero creemos que hay gente aquí que está muy sola, niños que necesitan una motivación, familias que se están uniendo. Por eso la música es un alivio para todos».

El grupo de whatsapp se empezó a voces, de un balcón a otro –«¡Vecino! ¿Tienes el teléfono del número 7?»– y ahora se ha convertido en una auténtica emisora. «Mandamos cuñas de radio, contando a qué está dedicado el día y si se tienen que preparar algo en casa», dice El Presi. Así, hay días dedicados a la música infantil, otros a bandas sonoras del cine, a canciones míticas españolas... «¿Sabes lo que es ver a una señora de 70 años haciendo el Baby Shark? ¿O cuando todos bailan el Paquito el chocolatero? Y, para terminar, ponemos el Buenas noches de los Lunis y todos gritamos ¡hasta mañana a las ocho!».

Fran, Javi y Víctor, con sus familias, en casa.
Imagen principal - Fran, Javi y Víctor, con sus familias, en casa.
Imagen secundaria 1 - Fran, Javi y Víctor, con sus familias, en casa.
Imagen secundaria 2 - Fran, Javi y Víctor, con sus familias, en casa.

En Cerro del Sombrerete, como en la inmensa mayoría de calles y barrios del planeta, los vecinos no se conocían. No todos, al menos. Les sonaban sus caras y poco más. Uno de ellos es Víctor Rodríguez (Granada, 1983), que trabaja en el sector de la limpieza, en el Hospital PTS. «¿Ha tenido que pasar una desgracia para que nos conozcamos? Pues sí», dice. Y sigue: «Pero qué bonito lo que está pasando. Yo no tengo duda, sé que todos lo diremos con orgullo a partir de ahora: ahí están mis vecinos. Hemos hecho una familia. Lo estamos expresando constantemente, nuestras puertas están abiertas, aquí tienes tu casa».

Víctor vive con su mujer, Fátima, y su hija de cuatro años, Marta. Los tres disfrutan de lo lindo de esa media hora de guateque contra el aislamiento. Una fiesta que nace, asegura, desde el más sincero respeto: «Esto se ha convertido en nuestra manera de estar unidos, de luchar contra el aislamiento. Los días son largos, nos mandamos fuerza y esa media horita es energía de la buena. Algunos amigos me dicen que se va a revalorizar el barrio, ¡todo el mundo querría vivir aquí!», termina entre risas.

«Esto se ha convertido en nuestra manera de estar unidos, de luchar contra el aislamiento»

Javi, informático en Mercedes, ya lo tiene todo listo. Él no lo sabía, claro, pero lleva toda la vida preparándose para esto: «El tema de la música me gusta desde pequeño. Con mi primer sueldo de camarero me compré una mesa de mezclas», recuerda DJ Garx, como le conocen en su calle. Después de la mesa vendrían las luces, la máquina de humo, el sistema de láser... «Llevaba muchos años con todo guardado. Poder usarlo ahora para mí es muy emocionante. La gente se divierte, tienen un momento de felicidad y se crea un ambiente maravilloso».

Son las ocho. El aplauso en Cerro del Sombrerete es atronador. Todos sonríen. Y, en mitad de la ovación, arranca el himno de España, dedicado a los agentes de policía de Atarfe que han venido a compartir el momento con los vecinos de la calle. Después, 'Resistiré'. Y, entonces, llega la voz: «Bienvenidos a la noche de las dedicatorias. Esta canción la dedica Nico, de la casa 3, para todos los vecinos que se han sumado: ¡Bienvenidos!». Miguel Ríos inunda el barrio y de la casa 3 una máquina de nieve en polvo dispara ráfagas al aire. Luego, 42 minutos de palabras, homenajes, música y baile. Una tropa de 27 familias dispuestas a vencer, unidas, esta batalla silenciosa.

No se preocupen, que dicen que cuando acabe todo esto estamos todos invitados a la calle. Quieren montar una cruz.

Historias desde el balcón

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