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El tráiler con alimentos y material sanitario que mandaron el año pasado y que esperan poder volver a enviar en breve. IDEAL

Los niños del desierto envían su calor

Solidaridad ·

Por miedo a que el virus entre en sus campamentos, los pequeños visitantes del Sáhara no podrán pasar este verano en Granada

Laura Ubago

Granada

Domingo, 3 de mayo 2020, 01:05

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Tienen el ánimo inquebrantable. Cuenta Gracia, que su niña Tekber habló con ella desde su campamento del Sáhara, uno de los más debilitados dentro de este poblado de pobreza, y que la oía contenta. Las lluvias torrenciales habían echado abajo la casa de adobe de la familia de esta niña saharaui y no le dio importancia ni dejó que le entrase la pena. «Nunca los verás tristes», cuenta Gracia, que además de madre acogedora en verano es la presidenta de la Asociación Amigos del Sáhara de Granada.

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Este verano no se harán las fotos de los chapuzones en el mar de Torrenueva. Tampoco el emotivo achuchón de llegada y despedida. El virus se ha cargado también estas vacaciones solidarias que sirven para que los niños respiren otro aire que no sea el del desierto.

Los niños del Sáhara no podrán venir este verano a Granada con el programa 'Vacaciones en paz', que lleva 30 años sin fallar. Ya había unas cincuenta familias que habían mostrado su voluntad de acoger a estos niños en los meses veraniegos y había que buscar a otras cincuenta para sumar cien, porque ese es el número de chavales que suele venir, pero no podrá ser.

«Ha sido la propia delegación saharaui la que ha cancelado el viaje», expresa apenada Gracia Fernández, pero satisfecha porque sabe que es la decisión más acertada. Por mucho que mejorasen las cosas, sería un riesgo.

A los campamentos saharauis –afortunadamente– no ha llegado el virus y los tienen cerrados a cal y canto para que no entre la Covid-19, porque allí sería letal para todos. Ni siquiera están permitiendo ahora que entren médicos cooperantes y ellos evitan, en la medida de lo posible, los viajes a Tinduf, donde suelen hacer sus compras.

Los niños y sus familias ya saben esta decisión de suspender el viaje para este verano y lo llevan bien. Sus familias granadinas conectan con ellos por videollamada y un chute de energía les llega desde el desierto. «No tienen nada, se han quedado sin sus vacaciones y son ellos los que se preocupan por nosotros y nos mandan ánimos», cuenta Gracia Fernández, emocionada por los gestos de estos pequeños que dan grandes lecciones.

Como no se podían arriesgar a que ningún niño volviese de Granada contagiado de Covid-19, se han suspendido las vacaciones, como en el resto de España.

Los niños han entendido perfectamente que no pueden venir. Como cuenta Gracia, allí una persona de 50 años es como si tuviera 70 y no tienen medios sanitarios para afrontar una pandemia como ésta.

Gracia explica la importancia de estas vacaciones para los niños. Durante los meses que vienen, se les hacen revisiones médicas donde se les detectan pequeños problemas de salud, van al dentista, los que las necesitan vuelven con gafas y comen con un montón de vitaminas y nutrientes que les hacen regresar más fuertes a sus casas.

Además, cuando se marchan, cada uno regresa con dinero para su familia y una caja llena de objetos de higiene, ropa, zapatos y alimentos como miel para ganar energía en la dura vida en el desierto.

Por eso, desde la asociación Amigos del Sáhara están deseando mandar el trailer que ya estaba preparado y que salía en una caravana en marzo, ya que tuvieron que quedarse en tierra.

Este camión que alquilan y envían lleno de comida y material y aparatos sanitarios está listo este año también. Tienen todos los productos solidarios en una nave, a la espera de poder cargarlos y enviarlos. «Al día siguiente de que se acabe el estado de alarma y se puedan enviar cosas, estamos cargando el camión», anuncia Gracia.

La presidenta de la asociación Amigos del Sáhara tiene un sueño, que es conseguir dinero para llenar otro camión (cuesta unos 8.000 euros) y poder enviar a los niños las cajas que se hubiesen llevado en verano. También, en cuanto se pueda, tirarán de solidaridad para poder llevar a cabo este envío.

Y los abrazos... esos sí los van a guardar un año entero, así que en el próximo verano serán dobles. No habrá niños más felices en Granada.

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