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El empujón para que un joven llamado Julio Iglesias saliera a cantar y triunfar

Aquel verano de 1958 ·

Amanda Martínez

Granada

Domingo, 19 de julio 2020, 00:17

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La vida dejó de ser igual para Julio Iglesias después de que la noche del 17 de julio de 1968 ganara el Festival de Benidorm. A partir de ahí, arrancó una de las carreras con más éxito de la música española con unos 350 millones de ejemplares de sus 80 álbumes, que le han valido el récord Guiness al «artista latino que más discos ha vendido en el mundo». El Festival celebraba su décima edición. Nació en una época en la que este tipo de concursos proliferaban en Europa, herederos del de San Remo y a imagen del de Eurovisión, que tanto éxito tenían entre el público. Entonces, Benidorm era conocido como el Manhattan mediterráneo y era la máxima expresión de la apertura de la España del franquismo al turismo internacional. Este festival, que lanzó a cantantes como Raphael, venía para incrementar la incipiente oferta turística de la ciudad alicantina. Autores consagrados y nobeles aspiraban a alzar La Sirenita, el trofeo que recibía el ganador que se embolsaba 100.000 pesetas para la canción ganadora, y 50.000 para el intérprete.

La primera actuación fue la de un chico de 24 años, al que un accidente de tráfico había segado sus carrera deportiva en el Real Madrid. Cuentan las crónicas que se quedó paralizado al oír su nombre y que hubo que darle un empujón para que saltara al escenario de la plaza de toros. Las canciones las defendían dos artistas y 'Los Gritos' fueron los encargados de interpretar la versión más bailable de 'La vida sigue igual'. El tema se alzó con el galardón y cambió el destino de Julio Iglesias.

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