«Cuando empiezas siendo adolescente es un juego. En mi juventud tuve que echar a correr»

Una pared y sus espráis de pintura son las únicas armas que necesita. Ramón Sendra es uno de los artífices del despegue del arte urbano, que llena de color calles de pueblos y ciudades. Granada acoge su galería al aire libre, pero su firma ha traspasado fronteras. Acaba de presentar su tesis doctoral y sigue moviéndose en 'skate' a los 40.

1.– ¿Lleva el arte en el ADN?

–Somos cuatro hermanos y todos nos dedicamos a la creatividad. Mi hermana es diseñadora y hace 'bodypaint'; otra es chef, y el tercero se dedica al diseño gráfico, aunque hace de todo…

2.– ¿Dónde halla la inspiración?

–En todo lo que me rodea. Desde la familia y los amigos hasta la propia ciudad.

3.– ¿Ha sufrido la mala fama del grafiti?

–Siempre. Además, en los últimos años, que me he dedicado a la investigación y participo en debates, el tema siempre es el mismo: vandalismo vs. arte, pero estoy acostumbrado.

4.– ¿Cuándo es arte y cuándo no, según Sendra?

–La cuestión está en distinguir entre un trabajo creativo y el grafiti. Yo me dedico profesionalmente a la pintura mural, que también utiliza aerosoles, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra. Siempre habrá un estigma asociado al grafiti, porque el vandalismo es una de sus vertientes.

5.– ¿Se arrepiente de sus inicios?

–Cuando empiezas siendo adolescente siempre es un juego. Puedes arrepentirte, pero como en cualquier otro ámbito y disciplina. Aun así, también sacas ese espíritu de experimentación que es necesario y positivo.

6.– ¿Alguna vez ha tenido que echar a correr?

–En mi juventud sí (risas), pero fue hace ya mucho. Ahora tengo 40.

7.– ¿Ha colgado el 'skate'?

–No, eso sigo practicándolo.

8.– Sus obras son muy coloristas. ¿También lo es Ramón?

–Supongo que sí. Siempre me ha llamado la atención jugar con las formas y los colores.

9.– ¿Y qué hay del Sendra reivindicativo?

–En el arte siempre tiene que haber un punto de reivindicación. Si se convierte en algo sólo contemplativo, apaga y vámonos…

10.– Hizo Bellas Artes. ¿Ayuda a cambiar la imagen del grafiti?

–No creo que se trate de cambiar una imagen, sino de nutrirse de profesores y compañeros y tener unas perspectivas más amplias del arte en general.

11.– Ahora se ven murales en cada esquina. ¿Han cambiado el chip las ciudades?

–Los murales llaman mucho la atención y a la gente le gustan. Los ayuntamientos se han dado cuenta y están apostando por eso.

12.– ¿Qué les diría a los alcaldes?

–Que hace falta algo de filtro para elegir a los artistas y los proyectos. No se trata de ir dejando pegotes en un sitio y en otro. El artista tiene que tener en cuenta el contexto, y eso incluye el lugar, pero también la gente que lo habita.

13.– ¿Granada es su sitio?

–La ciudad inspira y hay un ambiente cultural muy activo.

14.– ¿Cuál es el lugar más raro en el que ha trabajado?

–Un tubo de un transvase de agua.

15.– ¿Cómo acabó pintando en París?

–Fue un encargo. Tengo otros trabajos en Dortmund, Florencia y Londres.

16.– ¿Estamos ante el próximo Banksy?

–No (risas). No tengo nada que ver con Banksy. Ni yo ni mi obra.

17.– ¿Le conoce?

–Personalmente, no.

18.– ¿La palabra del año?

–Creo que hay una obvia, así que diré otra: experimentar.

19.– ¿Lo ha hecho durante la cuarentena?

–Me ha permitido estar cerca de mi niña y mi familia.

20.– ¿Ya tiene sucesora?

–Ha pintado bastante en el confinamiento. Creo que la saga continúa.