«Estoy echando de menos hasta el calor de Jaén»

Es más de calor que de frío y también uno de los mejores pivots del mundo del fútbol sala. Alan Brandi (33 años) nació en Las Palmas de Gran Canaria aunque su corazón siempre ha estado al otro lado del Atlántico, en Argentina, junto a su familia. Es por eso cuando su nivel (tardío, porque empezó a jugar al fútbol sala en la universidad mientras estudiaba Periodismo) le trajo la llamada de un combinado nacional, este fue el albiceleste. Uno con el que ya sabe lo que es tocar la gloria pues en 2016 se alzó campeón del Mundo, con una actuación soberbia. Reconoce que no esperaba volver a jugar un mundial, pero en Buenos Aires se encuentra recuperándose de una lesión en el tobillo y listo para el que podría ser su último baile de este calibre con su selección.

–Has cambiado el verano de Jaén por el invierno Argentino. De temperaturas superiores a los 40 grados a casi 0. ¿Tan poco te gusta el 'calorín' jienense?

–Pues lo estoy echando de menos y todo fíjate. Aunque sea duro el calor que hace allí, prefiero eso al mes fuerte de frío que hace en Jaén todos los años. La verdad es que está siendo difícil porque me he venido a Argentina y estoy echando en falta más horas de luz en el día. Además, el carácter de la gente también es distinto en invierno, etcétera.

–El clima jienense pareces dominarlo ya al dedillo. ¿Se ha completado tu adaptación a la ciudad?

–Por supuesto. Desde que llegué siempre he dicho que en Jaén me encuentro muy a gusto. De hecho cuando llegué firmé por un año y llevo ya dos renovaciones. Es la mejor prueba de que estoy muy cómodo en la ciudad y de que mi familia es feliz aquí. Es más, mi mujer ha montado un negocio de estética en Jaén.

–Intuyo que la frase de que 'a Jaén se llega llorando y se sale llorando' se cumplirá en tu caso solo en la segunda parte...

–Me dijeron esa frase cuando llegué y se que la gente que se ha ido del club en estos años se ha ido llorando. Son muchos años los que voy a pasar aquí al final. Mi hija tiene cinco años y lleva cuatro en Jaén, casi toda su vida. Estamos muy felices y unidos a la ciudad y por eso de momento no pienso en marcharme.

–¿Qué es para ti lo mejor y lo peor de Jaén?

–Pues creo que en ambos casos es que es una ciudad muy pequeña. Por un lado está la parte positiva de que no te queda nada lejos. No hay grandes distancias, ni atascos, y la parte negativa es que muchas veces pienso que faltan cosas que hacer los fines de semana. Echas en falta algún ocio y te dan más ganas de viajar y salir a hacer otras cosas.

–No está nada mal como plan alternativo al verano el jugar un mundial aunque el sacrificio que vas a tener que hacer este año, casi dos meses alejado de tu familia, no es moco de pavo.

–La verdad es que es un sacrificio por el tema familia. Mi mujer se queda trabajando y además tiene que cuidar de nuestra hija. Además me he tenido que venir antes a Argentina para recuperarme de mi lesión y está siendo difícil no tener el apoyo de familia porque además la diferencia horaria está haciendo que no podamos tener todo el contacto que me gustaría. Pero todo esto merece la pena. Voy a jugar un mundial y eso es algo que cualquier futbolista haría encantado. Ya cuando jugué mi primer mundial tuve que marcharme cuando mi hija solo tenía cuatro meses. Estas cosas la gente no las ve, pero es verdad que es mi trabajo y que por mi edad, la etapa en la selección se está acabando, así que lo voy a disfrutar.

–También vas a disfrutar en muy pocos meses de la mejor instalación deportiva con la que ha contado jamás la provincia de Jaén. ¿Cuantas ganas tienes de ver el Olivo Arena lleno de camisetas amarillas?

–Muchísimas. La verdad es que tengo muchas ganas porque todos los días pasaba por ahí para ir y venir de entrenar. La Salobreja había quedado claramente anticuada y esto hace que tengamos muchas ganas. Además yo soy una persona que a las pocas semanas de acabar la competición ya tengo muchas ganas de volver y si encima va a ser en unas instalaciones como estas pues van a más.

–¿Qué comida estás echando de menos del verano aquí, ahora que estás en Argentina?

–En esto me está ayudando mucho el tema de la dieta. Soy muy estricto con ella y no me suelo dar muchos lujos. Este año lo estoy llevando aún más a rajatabla porque he tenido un mes un clavo metido en el pie y no podía sudar para que no se infectase, por lo que tampoco podía entrenar. Yo soy una persona que tiene tendencia a engordar entonces he seguido con mis ensaladas, verduras y pollo a la plancha. En este sentido lo paso peor en Argentina porque me encantan los dulces y la carne que hay aquí y también las pizzas, que están hechas con una masa más esponjosa y tienen más grasa.

–¿Qué no puede faltar en esa dieta tan estricta que sigues para mantenerte en el mejor estado de forma posible?

–El aceite de oliva de Jaén, por supuesto. Ahora tengo que aliñarme las ensaladas con el aceite de aquí y no hay comparación.

–De postre, ¿melón o sandía?

–Melón, sin duda alguna.

–Pues no estamos tan mal, ¿no?

–Después de un año y medio como el que hemos pasado queda claro que nos tenemos que queda con que tenemos salud. Mi familia está bien y, aunque el año deportivo no fue bueno, después de lo que hemos pasado, hay que dar gracias porque hay mucha gente que está peor y yo personalmente no me puedo quejar en absoluto.

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