Los 'doctor House' del hospital Clínico
La Medicina Interna no solo trata una parte específica del cuerpo; atiende al paciente en su globalidad, aunque parte de la sociedad aún la desconoce. Profesionales y pacientes cuentan qué hay detrás de este servicio clave
A algunos se les viene a la cabeza el mítico doctor House. Otros creen que son los que atienden en las Urgencias hospitalarias. Y hay quienes escuchan ese término por primera vez cuando les derivan a ese servicio. «¿Y eso qué es?», preguntan. Son los profesionales de Medicina Interna, el «tronco del que surgen todas las especialidades». Una figura clave cuya función sigue siendo desconocida por muchos. IDEAL reúne a las cuatro ramas de ese árbol para explicar lo que hay detrás de una de las áreas más importantes del Hospital Universitario Clínico San Cecilio.
Pilar Giner es la jefa del servicio; ella es la que lo define como «el tronco del que surgen todas las especialidades». «Somos capaces de atender cualquier problema no quirúrgico que presentan los adultos», agrega. En otras palabras, atienden al paciente en su globalidad, no una parte específica del cuerpo. Si alguien tiene insuficiencia cardiaca y una cirrosis, hay que buscar el tratamiento perfecto para que una medicación no altere la otra dolencia. «Es un arte. Nos encanta investigar», cuenta orgullosa Pilar Giner. No es de extrañar que la formación sea una constante para ellos.
Las unidades dependientes de la Medicina Interna son más o menos según el hospital. En el Clínico hay cuatro vertientes principales: las enfermedades raras; las enfermedades autoinmunes sistémicas; los pacientes con riesgo cardiovascular y los crónicos/pluripatológicos. En este último grupo, como explica la jefa del servicio, los usuarios han aumentado en los últimos años por el envejecimiento de la población.
Pacientes pluripatológicos
Una de ellas es María Luisa Ruiz, de 86 años. La amputación del dedo meñique del pie le provocó complicaciones de todo tipo: hemorragias, sodio bajo o angiomas (malformaciones benignas de los vasos sanguíneos o linfáticos). Ningún fármaco le hacía efecto. Hasta que llegó al servicio de Medicina Interna del Clínico. «Son los detectives del cuerpo humano, hasta que no dan con lo que hay no paran. No parchean con un medicamento, buscan el origen. Le trataron todo lo que tenía, fue un antes y un después», cuenta ella y su hija Ivana. Los cuidadores tienen una relación tan estrecha con el servicio como los pacientes. «La doctora la llama su paciente milagro, salió del hospital postrada en una cama y ahora camina», añade.
Enfermedades sistémicas
En las enfermedades autoinmunes sistémicas una alteración da lugar a enfermedades de distinto tipo, afectando especialmente a mujeres jóvenes -tiene un componente hormonal importante-. «La más conocida por la población es el lupus, sobre todo a raíz de la serie House, donde era común que la diagnosticaran. Pero las autoinmunes son mucho más que eso», cuenta José Luis Callejas, jefe de sección en el Clínico.
Los internistas no solo se ocupan de la enfermedad en sí, también de las complicaciones que puedan surgir. Les hacen seguimiento hasta en las vacunas que deben ponerse. «La visión es integral, tenemos relación directa con oftalmólogos, nefrólogos, hematólogos, neurólogos…», apostilla Callejas.
Lola Suárez es una de sus pacientes, y sufre nada más y nada menos que tres enfermedades de este tipo: hepatitis autoinmune (ataca el hígado y causa inflamación), síndrome de ojos secos (cuando las lágrimas no lubrican los ojos de adecuadamente) y liquen plano (afección de la boca que provoca, por ejemplo, llagas). También padece diabetes. En Medicina Interna han sabido controlarlas y garantizarle una buena calidad de vida. «Son enfermedades sin cura, con tratamiento crónico. Qué suerte contar con la Medicina Interna, que ha ido adecuando los tratamientos a mi situación», asevera Lola.
Enfermedades minoritarias
Hay unas 8.000 enfermedades raras descritas. Los que las padecen demandan, sobre todo, información: se sienten solos y les invade la incertidumbre. Con ellos trabaja Manuela Moreno, facultativa de Medicina Interna con dedicación especial a estas patologías. «Requieren mucho tiempo y estudio, pero es una consulta muy agradecida y gratificante. Cuando los pacientes ven que conocemos lo que tienen es un alivio para ellos», manifiesta. Dentro de este grupo, las más frecuentes se investigan más y algunas tienen tratamiento específico, pero la mayoría de esas 8.000 no tienen esa suerte.
Juan Antonio García habla con entereza de su enfermedad minoritaria: telangiectasia hemorrágica hereditaria. «Mis venas y arterias tienen malformaciones, uno de los síntomas es el sangrado nasal frecuente y abundante. Puede ocurrirme en cualquier parte; pulmones, cerebro… Tenemos que estar vigilados», indica el granadino. Medicina Interna, dice, es «de lo mejorcito» que se ha encontrado en la vida. Le ponen solución a las complicaciones. Ahora ha tenido unas cuantas, acaba de sufrir un infarto y un ictus casi a la vez. «Soy un superviviente», bromea. Y tanto.
Pacientes con riesgo cardiovascular
La Unidad de Riesgo Vascular del Clínico se encarga de diagnóstico, tratamiento, y prevención de las enfermedades cardiovasculares, con especial atención a los factores de riesgo: hipertensión, obesidad, tabaquismo o diabetes. Ángel Ceballos, jefe de sección, trata a pacientes de todas las edades. «Lo más común es la hipertensión arterial -a partir de los 65 años un 40% de la población es hipertensa-, pero también tenemos cada vez más pacientes jóvenes con obesidad, que es la pandemia del siglo XXI», apunta. La relación con los usuarios es muy estrecha, no se basa solo en medicamentos: deben cambiar un estilo de vida. «Lo que más nervioso les pone es la báscula», admite.
José María Morales padecía sobrepeso. En la segunda ola de covid, a finales de 2020, se contagió. Logró recuperarse, pero las secuelas fueron severas: los niveles de ferritina -hierro- se le dispararon. «Afecta al corazón, hígado, riñones, etcétera. Te mata poco a poco y te envenenas. Me hubiera causado enfermedades y dolencias en el futuro si no llegan a tratarme en esta unidad», detalla. En consulta le corrigieron esa afección y también abordaron su sobrepeso. «Me ha cambiado la vida, estoy feliz. He ganado en sonrisas y en vitalidad», cuenta José María. Respira hondo y mira de reojo a los internistas. En su mirada se lee el agradecimiento: gracias a ellos hoy mira al futuro con optimismo.
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