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Laura Vergara con el TAC, su historial y las reclamaciones. IDEAL
«Me diagnosticaron tarde, me operaron y me dejaron una gasa dentro 18 meses»

«Me diagnosticaron tarde, me operaron y me dejaron una gasa dentro 18 meses»

Tres años pasaron hasta que Laura supo que tenía cáncer de riñón y más de uno para que los médicos le explicaran por qué salió cojeando de quirófano

Jueves, 30 de enero 2025, 00:32

Un diagnóstico tardío y una supuesta negligencia durante una operación hicieron que la vida de Laura Vergara diera un giro de 180 grados. Esta granadina que hoy tiene 43 años vivía con sus dos hijas en Ibiza, donde trabajaba como gobernanta de hotel, cuando empezó a sentir unos dolores «muy fuertes» en el costado. Fue al médico y le dijeron que podían ser cólicos de riñón. Pero «después de dos años y medio, estos seguían siendo tan fuertes que tuve que dejar mi empleo», comparte con IDEAL. Era diciembre de 2020, plena pandemia. Decidió entonces volver al pueblo de sus padres, a Cuevas del Campo.

Una vez asentada en la provincia, Laura no lo dudó. Ella estaba «segura» de que «tenía algo» porque los pinchazos no cesaban. Se presentó en el hospital comarcal de Baza con la «esperanza» de que los especialistas granadinos averiguaran qué ocurría. «La médico me hizo una ecografía y salió que tenía un cáncer de riñón. Aquello fue en junio de 2021 y tardaron tres meses más en operarme, hasta el 16 de septiembre. Me tuvieron que extirpar el órgano entero. Era insalvable. El tumor había alcanzado ya los ocho centímetros», recuerda.

El TAC donde se ve la gasa.

Al quirófano entró andando y del mismo salió cojeando. A partir de ahí, todo cambió. «Me tocaron los nervios de la pierna y empecé a encontrarme muy mal. Me mareaba constantemente. A los tres meses me hicieron un TAC de contraste, pero dijeron que todo estaba perfecto. Me trataron de loca, básicamente. Decían que estaba obsesionada con el cáncer», cuenta Laura, que un año después, en la revisión, se sometió a un segundo TAC que concluyó en la misma respuesta por parte de la uróloga, que le pidió también una analítica. Para entonces, esta granadina «había perdido mucho peso».

Dos semanas después –ya a principios de 2022–, la llamaron del SAS. Era «urgente». Les dijo que aún no tenía los resultados de los análisis, pero eso no importó. «No sé por qué, pero habían llevado los dos últimos TAC a un hospital de referencia en Granada capital y los especialistas de allí vieron un cuerpo extraño en mi interior. Tuvieron que operarme otra vez. ¿Sabes lo que era? ¡Una gasa! Estuve dieciocho meses con una gasa dentro», denuncia.

Un precio «demasiado alto»

Los tiempos de espera para Laura Vergara han sido «muy largos»y el precio a pagar «demasiado alto». «Me han fastidiado la pierna y la cirujana no me quiere operar. Dice que hay adherencias y que si me interviene habrá más, pero yo necesito una solución. Ahora no puedo salir a andar. El otro día iba sola y me caí redonda. Tampoco puedo ir al gimnasio. Estoy comiendo triturado y según qué tampoco puedo comerlo. Tengo depresión y ataques de ansiedad diagnosticados por la psiquiatra y sufro infecciones de orina muy fuertes. No es verdad que se puede vivir bien sin un riñón», dice desesperada.

Hoy, esta granadina lleva nueve meses esperando para la unidad del dolor y le acaban de detectar un nódulo en el otro riñón que le queda. «Yo he pasado dos cánceres. El primero fue de ovarios, en 2010, estando embarazada. A mí me han tenido que limpiar entera. Y ya no puedo más. Lo he dejado todo en manos de mi abogado», explica. Así que la semana que viene se enfrenta a Baleares en un juicio por diagnóstico tardío y en marzo le aguarda otro con Inspección Médica por haberle quitado la pensión. Según ella, la Seguridad Social dice que está «bien para trabajar» cuando hay un informe médico que asegura «que no». Y luego, apunta, está la reclamación previa en el hospital de Baza «por negligencia».

«Yo estoy muriéndome de dolor y se han reído de mí en la cara. Si no me matan de una cosa, al final me matan de otra»

En este sentido, la delegación granadina de la Consejería de Salud ha indicado que ante posibles imprudencias médicas «se estudia desde el centro cada caso». Laura está «convencida» de que hay más pacientes viviendo situaciones similares a la suya en la provincia de Granada. Defiende que, «a veces, hay que dar un primer paso para que los demás lo den». Lo «único» que quiere es «que se de voz y voto a esto», ayudar a otros y que se le haga caso. «Yo estoy muriéndome de dolor y se han reído de mí en la cara. Si no me matan de una cosa, al final me matan de otra».

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